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« Previous Page Table of Contents Next Page »En 1646, el revendo Ottonelli, on su obra "De la
CI isliana moderación en el tea Ita," pretende inútilmente luchar cOlltro las adrices que apl'lrecen el1 c¡scena e:ubior– tos tan sólo con una tr{tnspetrente camisa, tlue los histo– ¡'iadoras ClthJCiles han regístrl'ido como el topless o el monoldni de aquellCl época.
En la segunda mitad de 1800, Gsta vez sobre las fiusferas tablas de lo Comedia Francesa, la actriz Edile Riquor intelpret6 el papel de MadClme Tollien con un vestido no solamente escotndísinlo sjno más trclI1sparen– te que el Clgua. El público, primero ntónifo, y luego cleslumbrado, admiró con éxtasis las bellezas físicas da la Clctriz.
Firmin Gemier, el femoso director froncés, en "Fausto," de Goethe, presentó a MargaJita, en la escena
del sueño, compleltlmente desnuda. Esta ocurrió en 1911,
año t.:tmbién en que las dos jóvenp.5 protagonistas del c1ram(J de Lenormond, "Pacifique," oporecen desnudas durcmte casi tod~, la acción eset!nicCl.
Unos arIOs después, Edwige Feuillera naré/ lo propio en "1.0 Aventura elel I'ey Pousole," comerlir~ inspirada on la novele¡ de Pierre LovL V unos afior. m&s t·orde, Jean– I.ouís !3arrault hará rl)d~Clr clcr.nuda Cl la intérprete de "Md.tllesta," ele Montherland.
y en es/os mismos clías, en ICf obra sensacional de Peter Weiss, "Mcm:;t-Saele," 'tirlota CorclclY y otros per~
son<:l¡es ele la obra, incluídos olgul'os ma6wlinos, se
wesentan dc,~mldos una y otra vez.
También Estados Unidos El Ing!ttterl'O !lan apOlICldo eDil sus res?ectivas inicicltiv/Js al eles nudo femenino en la escena t:Jolml culta. En Nueva Yod" tll represenleltsc el drama histórico "The golden six," durante el se9ulll~lo
octt> el emparcldor Tiberio I·g ordona desrwciar.se a una ballel escluva, que pClsonificur::l lo actriz de oriuen grie–
go AVrrJ Petoides.
y lOildres vio, en el drama "The melal flofer bias– so m," una escena en quo un pintor lleva t1 cClba su obra
COIl una modelo vostida de nada
LOS PRO
Lo más curioso de toclo es que las Clclrices no son, casi en su ~ofaJjclCld, partidarias del ~opless o el",1 strip–
lease, que juzgan con verdaclero desplocio Consideran ellas que, ell desnudarse 011 escene" no son ellas los que lo hacen, sino los personajes que ropresenttln.
Se tmto, continúclIl, de un acto il1~crpretcltivo seña– lado en la obl Cl teatral (o el guión cinematográfico en su cosol, scmejtlllte o cualquier otra indicación expreso Por ejemplo, si la obru preve Ull persolmje joroboc!o, lu
Cldriz o el aclor que tel190n que encarnarlo tienen que al3C1recer jOlob.:ldos lo interescll1to, afirman, es que la interprefación sea bueno, eficiente, do buen gusto de im– pecctble calidad arlística
"Aun~luc una so ¡>res~nto dDsnuda en es·tena - ha
clirho Rommy Sdmeic1er, lel ~:ulce Sisi do los películas– lo importante es conservar la persolltlliclcld V el misterio de la mujer"
En defillitivo, el desnudo femenino no es ofensivo en sí mismo. Depende de la a~tilud °
del talcnlo inter– pretativo Lo que ofende es la vu!grlTiclad, esté o no vestic1cl Untl mujer. Le¡ n'..lluralidCld contribuye a graduar los efectos probables clel desnudo femenino en las men– tes desprevenidas. La cultura es un antídoto de la ma– licia.
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Se 'iende, sin eml>(1r90, que lo asimilación del des– Iludo f¡¡lmm;nO es un tlmblcma compleio, condicionado
(1 mudlOS rQclorss espil ¡tuales y materiales. Recuérdese que se conden6 por oQscunit!ad CI Gina Lollobrígido y
Sofía loren, ll<;us'nd~,s de oxceclerse en la demostración de sus secretos lo suspicacia suele ser más rápida que
1~1 (IC¡O o herho mismo. El stri¡3-tcase eiecutaclo por [a
im1uielcmle Gino delcll1ie ele un seminClrista, sobrino de
Uil An:ohispo, en la película "LCls l11uÍlGcas," ha !)rovo– codo le! ira de ICIS 9e1~tes w ropades en cuerj)O y alma. "las Confltsiones" {la Srm Agustín no pueden llevarse a la p(mlolla.
Desglosor en formo pl,::cisa lo que e[ desnudo liene
o m:ige ue Clrle, frente a lo CJUil la ccrnderiza como
Iwinpa coml!tci¡;¡l ClCJos!lda CI los sentimientos más bara. tos y ordinclI ios del hembre, he ahí lo que interesa fun– damentalmente
las Venus del BOllO y del Milo, en contraste con las estampes erólicf.ls El teatro ele LenormclI1d en contra– punto con el emzy HOI'se. Annle Gilcirdot, desnudón– dose en fa obr« ele MH!er, "Oespués de la coída", que, sogún se dice, se bCIS/J on la vicla de la malograda Ma–
l'ilyn Momee, no ruede ser lo mismo que una cosa de burlesco, qu¡~ hude a akohol, sudor y es fttcil asociar
Cl los ojos sa/loiles do la viriliclCJd exacerbada
El problemo es difícil, repelimos. Pero, como quie. ru 'loe SllU, lo ckrlo cs que 01 clesiludo, pClrdal o total, es viejo en In bisteria cel mundo. Y nu CCtbe que en es"lcl época nos escandalicemos por él. En cClmbio, con– viene eSlClbleccrlo escrupulosl:lmente, el fin dc no con– vertirnos en cómplices ele nquel/a sensualidad que, en el conrepto de lIJamos MOl1l1, "mozcla el placer con la
fl¿lUS~(I" y no es sino "sentimentalismo oclioso y pesa– do"
Desdo est9 punto eJe visla, el cine ha venido incor· porwlilo cad .. val( on moyor SIC/tlO el desnudo m6s ba–
11 110, l11ÚS post¡~o y más rovciclt!or ele que, para muchos
dn():¡~las, él constituye el ingl'eciiente méls importante
ele lo receta cillell1atogr6fic~.
!:s pOI ello que, según !<,1S flaneases, una artista de cine so compone eJe un ~ercio ele sc:c-appel, un tercio ele
¡wblii:idacl y un tercio c:le cl1tcinlo. El talento no resulto im.listJDl1sablc, pllro si alguien Jo posee, so lo puede uli·
Ii~crr. .
Desnudclrse pelra tri u nfl'lr, pmece ser el grito o la Cel1SiglHl elel cine ele IlU:lS!ro Hampo El género horror. seusuolirlclcl se impone wda dío 1116s.
Termine/mas COIl eslC1S palabras de Federico Fcllini,
fOl1 1(\5 que I(lsl,onde a la pregunta que un perioclislCl lo
hidow en les sigui<mles términos: ¿Cree usted que nos enwntramos Dn vísperas de importantes transformacio·
nes de la moral y las f.ostumbl'es?"
"Sí, 'lO (roo --contestó I'e!lini-. Y me apresuro,
El eielllplo del mOllokini, el trClie de bClño que descubre I,)s SOIl(¡S de las n1uicr<:)s, 0S ')11 pequeño elemplo, pero significativo. lCl l'IIrnwnideld se desviste, encuentra [o
nntural, se libel to de codenCls, por lo demós enmohe– cicl'ls El monokini es un pequeño /techo de la guerra revoludol1orirJ, irreversible, en f<:lvor clel cambio, de la libertad y finclmente, de la gracia de ser. Que hayo
escúndalo, mueslra husta qué punto nos encontramos to– ,IClvía impregn~dos ele molos inchmsos, hasta qué punto continuamos p1oyedando ideales. Ellos nos ocultan la reCllidad interior. Debemos buscar reemplazar en el te– rreno ele la conciencia la inocencia de la infancia y el
júbilo animaL"
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