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« Previous Page Table of Contents Next Page »cúri de la familia y no por negocio" (leL
p 2171.
La Piedra de Mada Tecún -la Piojosa Grande, La Lluvia- surge cuando la mujer de Gaspar I16m huye despeñándose porque ya el veneno en los la– bios y en las enirañas del Gaspar -con sabor de engaño y de mal agüero- se le revolvía en raíz blanca de víbora y de cantil, y el Gaspar se quejaba con el dolor de todos los tunes, haciendo mucho rui– do de dolor
-"María de Lluvia, l!'!. Piojos!'!. Grande, la que echó a correr como agua que se despeña huyendo de la muerte, la noche del último festa{ en el campamento del Gaspar l1óm Llevaba a su espalda al hijo del invencible Gaspar l1óm y
f~e paralizada alli donde está, entre el cielo, la herra y el vacío" "llevaba a su hijo el maíz el maíz, de l1óm, .y erguida e~tará en el tiemp~
que, ~sta por venlr, entre el Clelo, la tierra y el vaClO '. lid. p 278)
La María Tecún da una razón a la existencia y a la angustia de Goyo Yic y a la de Nicho Aquino, a este último a través de lo maravilloso de una estam– pa que puede ser inédita o rediviva del Popol Vuh.
El novelista hace un amarre del mito con la acfifud y el destino de sus personajes que consfifuyen sínie– sis humana, esencias-hombres que gozan y que su– fren
La Piojosa Grande es lo telúrico Gayo Yic y la María Tecún constituyen lo humano. Hilvanados -lo telúrico y lo humano- deviene la expresión estéfica El mito, la superstición y la realidad cons– tiluyen angustiada búsqueda El ululafo de Gayo Yic es el grito de una humanidad que ama y que busca desesperanzada: "Maria TecúúúnJ María Tecúúún' ' ', el grito de una hu=anidad ciega en la oscuridad del día =ismo
Nicho Aquino, otro personaje de la novela, ta=– bién aparece envuelto en el mito y en el sesgo =á– gico El rito del "piquete de laberinto de araña" el conjuro por el que las mujeres abandonan al ma: rido, le traza su destino Pero para ambos existe la esperanza Miguel Angel Asfurias no quiere 'des– hacerlos' ni sumergirlos en la angustia de la nada. Goyo Yic tiene su reencuentro Nicho Aquino en– cuenfra su razón En medio de lo onírico y de lo mágico obtiene una respuesta.
Miguel Angel Asturias obtiene y da la sensación de 10 mágico Recoge esa expresión del instinto subyugado, ya no por el '~rama de la barbarie del paisaje', sino por 10 primitivo que significa· la fusión de lo real y de lo insondable dei alma M la acci6n del hombre.
Los hechos de Gaspar nórn siempre llevan el unto de lo mágico. Tiene que preservar el sustento
~e su raza y toda la grandeza y permanencia de la er:: a la cifra sus gentes en la fuerza del cacique" bmJo.
"Mudó de escondite el Gsspar n6m con la escopefa bien cargada de semillita de oscurana eso es la pólvora, semillita de oscurana mortal' el =achefe desnudo al cinto, el fecomate co~
aguardienie, un paño con tabaco, chile, sal y
f?foposfe, dos .hijitas de laurel pegadas con sa– hva a los sentidos sust~sos, un vidrio con aceite de almendras y una caJita con pomada de león"
(Hombres de maiz, p 141. .
Sólo el veneno alevoso, sólo la maldad del ladi–
llO renegado podrían contra él Pero en la muerte sigue viviendo.
Por arte de magia, Macho y el viejo Señor Ma– chojón son devorados por las luciérnagas. Uno es luminaria del cielo -toque profundo del Popol Vah.
El otro eS llama de ocofe consumiendo los maizales.
"Por algo había sido él y no otro el hombre maldito que condujo por oscuro mandafo de su mala suerte, las raíces del veneno blanco hasta el aguardiente de la traición (Id. p 44).
Lo mágico en el Venado de las Siete Rozas enanca del Popol Vuh: Cuando han cumplido su misión, los cuatro grandes señores quichés, Balam– Quifzé, Balam-Acab, Mahucufah e Iqui-Balarn, pre– sintiendo la muerte, se despiden de sus esposas y de sus hijos.
"Nosotros nos volvemos a nuesfro pueblo ya esfá en su sitio Nuestro Señor de los Venados' Inanifiesfo está en el cielo. Vamos a empren~
der el regreso, hemos cumplido nuestra misión nuestros días están ferminados". (Popol Vuh:
p 231)
Adrián Recinos apunta que C'Ahaual Queh, entre los quichés, es un símbolo de desaparición y des– pedida 5
Por mandafo del Venado de las Siete Rozas, en
HomBues de maiz, desaparecen los Zacat6n en el filo de los machetes de los Tecún. También por man– dafo del Venado de las Siete Rozas, el señor Nicho Aquino se despide de su obsesión ..
El influjo mágico del animal ha sido retomado por Miguel Angel Asfurias con un poderoso alcance artístico Su inInensa interioridad confluye con lo esoférico del indio. Miguel Angel Asturias lo sabe: el hombre quiere salir de la encrucijada, y tiene que hacerlo por arte de magia, soluci6n propia en su mundo
Lo local, cuando es puro y auféntico y se incor– pora ala creación artística, trasuda dimensiones es– féficas, y fambién verdades sociales conflictivas. El
Popol Vuh es una muestra del espíritu artístico que alentaba al quiché. También es un documenio hu– mano de donde emerge un 'algo' conflictivo. es la evidencia de las concesiones que el indígena hizo al
espíritu español El Popol Vuh sufraga, al preten– der rescatar su rE!ligi6n, sus creenci~s, sus tradicio– nes y sus costumbres, la dádiva de la palabra escrita. quizá no sea todo lo auténtico y puro que guardó el espíritu de los antepasados, pero, al menos, es la su– pervivencia de lo esencial, pese a la imposici6n de una nueva lengua, de una nueva religión y de una nueva cultura Yeso que supervive coiífluye en la sustantividad de lo guafemaUeco, se da en su lite– ratura nueva en ánimo de estructurar 10 hispano– americano.
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