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« Previous Page Table of Contents Next Page »escrito explesamente pala aplicarlo a U como al hombre, que cuando quiere hacer del político, no esclibe sino calum– nias Y falsedades; nada de sensato, nada de juicioso, nada de racional No hubiela andado U. menos aceItado poniendo pol epígrafe, en vez de lo \lue puso, aquel mandamiento de la lei de Dios que dice: No levantarás falso testimonio ni mentirás Por lo menos vendtia tan bien como el otto a la matelia del escIito y al caláctel mOlal del esclitor Usted puqo, y le hubiera sido mas plOvechoso, dar su contestacion a un esctitor anónimo, pues anónimo ela el fo– lleto, y su vindicacion no POI eso selÍa peOl de 10 que es; pelO cometió la impludencia de plovocar a uno, que debia U sabel Ue no ha dejado nunca que se le sienten las moscas en su calva. Tú lo quisiste,-Fraile Mosten,-Tú te lo ten. La contestacion de U puede dividirse en dos pattes; la una que contiene calumnias y desatinos viejos; la otta que se compone de calumnias y desatinos nuevos. QuiCIO comen– zar por la segunda, que contiene InatelÍal mas flesco, pues del de la plÍmela ya se tiene bastante noticia por el folleto a que U se plOpUSO contestal; y al tratar de esta segunda pal te, lo hace con toda la seliedad que pide la matelÍa, o con aquella setiedad compatible con lo 1 idiculo del asunto, que pOI
1 idículo que sea, no deia de ser pal te de una glan– t!ísima iniquidad La otta pal te selá tt'atada con la joviali– dad que melecen aquellas cosas que palece que no se han hecho sino para dar que 1 eh Enti emos, pues en lo selÍo del negocio; en aquella patte en que U, SI D LOlenzo, se manifiesta el mas grande calumniador que calienta el sol Pala dalnos una plueba de que es así, estampa U en su último folleto esta cáfila de calumnias evidentes: PlÍmela, que Barrio e Irisani sintieron en el alma el retiro de las fucrzas españolas de Méjico: Segunda, que yo he llamado loco al genenal Prim: Telcela, qne
1 ecibí mal los libe–
I alcs y elocuentísimos disClllSOS que el Conde de Reus pro– nunció en el banquete de Nueva Yor!,: Cualta, que despues de habe1 leido, por via de brindis, en aquel banquete, un en01me folleto, tuve a bien cortal las ovaciones que se I\acian al marques de Castílleios, obligando a levantarse de la mesa a los convidades bajo el pretesto de que era preciso fumar un pUlito: Quinta, que los discursos del Conde de Reus y del Sl Tassa1 a no pidan ser del agrado del autor de la nota de
21 de Mayo: Sexta, que yo y Barrio nos alegramos de que
110 se hayan retirado las hopas francesas, y apetecemos la llegada del momento en que el imperio mejicano se extienda hasta el istmo de Panamá, bajo Maximiliano de Ausbia, o bajo cualquieu otto príncipe exhanjero, no importa quien; pero si fuese déspota, mejol: Sétima, que yo soi de aquellos retrógrados que en el año 27 se denominaban ell España Realistas Pmos, que creyendo ver ideas líbe1ales en el rei Fernando VII le llamaban desorganizador y pedian que abdi– cnra la COlona en su hermano D. Carlos
¿ Cómo puede U. ploba1 que es ciClto el sentimiento que tuvimos Barrio y yo del 1etilo de las ttopas españolas en Méjico? Cítenos U, un testigo que nos haya oido nna sola explesion, o visto un gesto solo, que pudiela indicar aquel sentimiento POl lo que a mi toca dil é, que la única prueba qne he dado de la implesión que aquel suceso me causó, se halla en lo que dije en el banquete del genel'al PlÍm, logian– do aquella letilada en los télminos mas honolíficos pala el Gobielno de la nacion española. Esto lo ha podido ver todo el mundo en la Clónica de Nueva YOlk de 16 de Junio de
1862, en donde se halla copiado todo mi discUISO, que no ocupa mas que ochenta y seis
1 engloncitos de una de las seis columnas de la plimela página de aquel peliódico, en vez de sel un folleto enolme, como U dice; pelo así es como de– be faltar a la veldad un hombre que palece se ha pI opuesto no dechln. en ningun caso ¿ Y qué pl uebas plesentatá U de qUe yo he llamado loco ál genetal PlÍm, cuando por el con– trario siemple he hecho los mayores elogios de su buen juicio? ,Era pleciso que U encontlase otio calumniadOl tan desvel– gonzado como U para que pudiese atestiguar un hecha tan falso ¿ y de dónde ha podido U saeal la pelegrína noticía de que 1 ecibí mal los libet ales y elocuentísimos discursos del Conde de Reus, cuando tan lejos de recibirlos mal, los apludi como ellos lo melecian, habiéndome dejado sOlprendi– do la facilidad y la elegancia con que aquel señor Se expresó? Pero esto no es lo mas absuldo de aquel cuento, sino el re– mate con que U. lo adamó, diciendo que tuve a bien cortar
las ovaciones que se hacian a aquel caballero obligando a los concutrentes a levantal se de la mesa bajo el pretexto de que ela preciso fumar un purito. Era necesario que yo hu· biese sido tan malcliado como U para que me hubiera pel– mitido accion semejante, Hasta en la expresion de fumar Un purito se está viendo la invencíon del cuento; pues yo desafio a todos los que me han conocido desde que ando por el mundo Yo nunca he fumado puritos y he sido enemigo de ellos, como de la carnita, la aguita y las atlas cositas dimi, mitivas de este tenol que se usan en algunas partes del Nuevo Mundo. Yo en lugar de convidar a fuma1 un purito, hubiela convidado a fUmal' un pUlO, un cigarro o un tabaco Pero si no he peldido la memolla de lo qúe vi en aquella noche, puedo asegUlal que el que propuso levantarse para fumar fué el mismo genelal Plim, como debia ser Ahora, diganos U ¿ por qué no podian ser los discmsos del Conde de Reis y del Sr Tassara del aglado del autol de la carta de 21 de Mayo? ¿ Qné oposieíon de ideas ha encontl'3do la cUliosa lógica de U entIe las explesadas por aquellos seño– les y las expuestas en la nota citada? No palece sino que U. se ha plOpuesto esclibh los mas grandes desatinos que podian ocullir al hombre mas falto de seso y mas soblado de iniquidad Lea aquella nota cualquiel homblc verdade– lamente libelal, y diga si los plincipios que allí se sicntan son o no aquellos que debe seguir todo gobjerno pala con– sel valse en paz con todas las naciones, sean cuales fuesen las fOlmas de sus gobiernos. PelO es veldad, Sl D LOlen– zo, que U no conocc otros pllncipios que los que se sirven en la mesa. PI incipios de lógica, de mOlal y de política son manjales COn que el alma de U. no puede alímentalse; son pala el entendimiento de U manjales indigelibles En la nota que a U. ha chocado tanto, se da a los locos que gober– naban al Salvadol, una leccion de política confOl me con las doctIinas de todos los publicistas: doctlina que hubiera sido excusado darla a los indios alaucanos, pOlque estos indios no han tenido la manía de hacel' la guerra a sus vecinos los huil1iches, porque no son plegl'esistas, aunque ellos tampoco lo sean No es menos calumnioso aquello de que Ballio y yo nos aleglemos de que no se hayan letilado las tlOpas f13nce– sas y de que apetezcamos lo que U dice. ¿ Cómo plobalá U, que esta nueva calumnia no es helmana de la levantada al gobielno de Guatemala y a su enviado a Madlid Nos lo quellá U. plObal con la histolÍa de los tiempos pasados, como ha tenido la felicísima ocullencia de queler plobar su otta calumnia FelizmeJlte el S1. Ban io nO ha hecho otro viage en el mismo buque que U, para que U. pueda decir que lo sabe de él mismo, y felizmente tambien ha andado U siem– l)re huyendo de velse conmigo desde que Ílaguó su antelior calumnia, pala que nadie le clea que lo sabe por mí mismo Díganos U, pues, quien ha sido el confidente del Sr Bauio y mío que le ha descubierto esos secletos? Si U no lo hace, Cleelemos qne U. habla con el diablo, pues solo este podia dade noticias semejantes, soble cosas que no están al alcance de ningun ser humano Y por último, ¿ qué pl ueba puede U pI esenta! de que soi yo hoi de aquellos 1 etI ógrados que cleian ver ideas libe131es en Fenlando VII? Segnlamente la plueba la tendrá U en qu yo tengo a U. por tan libelal como al mismo Felnando, y porque tengo en el mismo con– cepto a su patton de U el genelal Bauios, y a todos los embacuadOles de los pueblos, que son unos veldaderos tita– nos so capa de libe1ales Entre aquellos letIóglados que U nos cita, no debe U contarme a mí, sino contalse a U que ha defendido siempre al que ha abusado de la fuelza y del poder, como a MOla el tuano de Costa Rica, y a Barlios el usurpador del poder en el Salvador, que se hizo el déspota mas intolelable. PelO palU U Banios es un hé10e, una dei– dad, pOlque le da empleos y comísiones de que puede U. sa– Cal mucho plovecho, aunque este héloe y esta deidad haya apalecido como un sedicioso, un uSUlpador de la autolidad suprema, en todos los pueblos del mis~lO Salv~~ol, segun se ve de las actas publicadas, de que tiene notlcla todo el mundo Esto no lo digo yo, ni lo dice un calumniador de plOfesion como U.; lo han dicho a .una voz ~dos los pueblos del Salvador, excepto el de la capItal, sometido a la fuerza del tirano Pela pala los demóclatas de la taya de U. y los liberales de su especie, la opinion de todos los pueblos no melece atencion alguna, pOlque son unos pueblos letlógra– dos, y es preciso hacerlos plogresistas a la fuerza. Preciso
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