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« Previous Page Table of Contents Next Page »los del hamble, y total escasez de lecursos, no debe nadie lison¡earse de que pueda suceder todos los dios lo propio, y ya que hay tanto hecho vengan hombres, fusiles y municiones, para que de una vez se consolide el dominio de S M en estos vastos paises; debiendo fijarse la vista sobre el terreno de Venezuela, que da a todas las otras provincias en revolucion gefes y oficia– les, pues son mas osados e instruidos que los de los demás paises, y es por lo tanto preciso mas fuerza en aquella capitania general, de la qual la tropa, que haya en Barinas, podrá acudir a Santa Fé, avisando con anti. cipación, por caminos ya muy frecuentados, aunque tra– bajosos
Dios guarde a V E muchos años
Quartel general de Mompoz, 7 de Marzo de 1816
Excmo. Señor,
PABLO MORILLO
Excmo Señor Secretariado de estado y del despacho universal de la guerra
NUMERO V
Libro 11 Capítulo IX de la Relaci6n Historia del víage a la América Meridional, hecho por orden de S. M.– Por Don Jorge Juan y Don Antonio de Ulloa ..
Del Comercio, que ei Reino de Chile mantiene con el Perú, Provincia del Paraguay, Buenos Ayres, &c.
Ya se dijo en el capítulo V, tratando de la Ciudad de la Concepción, y de sus campañas, la grande ame– nidad propia de ellas, y la lozanía, con que las simien· tes se producen, rindiendo con excesivas creces un tri– buto mucho mas que regular al trabajo del labrador: esta prertogativa es tan general en todo aquel Reino, que a competencia sus llanos, sus colinas, sus cañadas,
y todo el territorio, cada pedazo, o pequeño espacio de él, es un objeto de admiracion en lo pródigo; y parece que las partículas de tierra, transformadas en granos de la simiente, que se les confia, los vuelven acrecentados en tan numelosas cosechas, y que incansables ni se ami– nora en ellas la fecundidad, ni reconoce descaecimiento el vicio Son las ce;:tmpañas de Santiago, así como en lo amenas y fecundas, iguales a las de Concepci6n, se· mejantes a ellas en las especies de frutos, que reciben con mas proporcionalidad; porque siendo el tempera– mento de unas y otras casi uno mismo, lo son tambien los efectos que dependen de él: por esto se componen las haciendas, que hay en aquel país, unas de sembra– dío, otras de cría, y engordar varias especies de gana– dos, bacuno, ovejas, cabras y caballos, y otras de viñe–
ría, y árboles frutales: en las primeras se hacen cosechas muy cuantiosas de trigo, cebada, y menestrCJs; a que se agregan las del cáñamo, que se produce lozanamente, excediendo su calidad y altura al que se cria en España; en las del segundo orden se engorda el ganado bacuno, y se hacen crecidas matanzas: hácese mucho sebo, gra– sa y charquís, y se curten suelas: con ros cueros de ca– brió se curten cordovanes, y se saca algun sebo; y últi– mamente con la uva se hacen vinos de distintas calida-
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des, y aunque no son tan sobresalientes, como los de la Concepci6n, no dejan de ser muy buenos y delicados, y
tambien se reducen a aguardientes. Estos son los fru– tos y géneros principales, con que aquel Reino entretiene sun comercio activo con el Perú, proveyéndolo de trigo, sebo, y jarcia, renglones que solo de allí le van; y se iegula, que cada año saldrán de las campañas de San– tiago para el Callao ciento y cuarenta mil fanegas de trigo; como ocho mil quintales de jarcia de cáñamo; y
de diez y seis a veinte mil quintales de sebo: a lo cual se agregan despues las suelas, cordovanes, y frutas se– cas, como nueces, avellanas, higos, peros, y camuesas, que tambien se llevan de allí, y a este respecto grasa, charqui, y lenguas de bacas saladas; no siendo corta la porción de estos tres últimos renglones.
Los paises mas septentrionales de aquel Reino, co– mo el de Coquimbo, ademas del trigo, y otras simientes propias de lo restante de Chile, producen olivos y su C1teite es preferible en la calidad a el de algunas partes del Perú; pero no se lleva allá por la abundancia que hay en él de esta cosecha En Santiago, y en los territo– rios de su inmediación se producen bien los olivos, y la aceituna que dan es muy buena; pero no se han apli– cado aquellos moradores a hacer plantíos crecidos, y así no se vé con abundancia este árbol.
A el comercio activo de los frutos, que Chile da a el Perú, se sigue el de los metales, que se sacan de él; porque abundando en minerales de todas especies aquel Reino, se hacen labores en algunos; los principa· les son de oro, y de cobre; y para que no se echen me– nos sus noticias, se habrán de incluir aquí.
El mas famoso mineral de oro, que en el Reino de Chile se ha conocido, es el nombrado Petorca, en un parage al oriente de Santiago: el oro, que se sacaba de él antiguamente era muy sobresaliente, y en grande abundancia; pero ya ha decaido en la calidad, por ha. ber dado en blanquizco; con lo cual ha bajado conside– rablemente de la ley. Esta mina es de las que mas se han trabajado en aquel Reino, compitiendo en esto con las de mayor fama del Perú.
En Yapél, que está ocia la misma parte, siguiendo la COldillera al norte, hay minas de oro, que se traba– jan, y acude el metal con abundancia; siendo de tan buena ley, que alguno llega a 23 quilates En Lam. pangui, cerro vecino a la cordillera, se descubrieron el año de 1710, varias minas de oro, plata, cobre, plomo, estaño, y hierro: la ley del oro de 21 a 22 quilates; pero siendo dura la piedra, donde el metal arma (segun dicen los mineros) es dificil su labor: no sucedia esto con la del cerro vecino de L1aoin, donde la piedra es blanda, el mineral no menos abundante, y no de infe– rior calidad a el antecedente. En Tiltil, parage cerca de Santiago, hay otras minas de oro, que se trabajan y
rinden lo bastante
Entre Quillota y ValparCJiso, en un parage a que dan el nombre de la Ligua, hay un mineral de oro muy abundante, y de buena ley También en Coquimbo Se trabajan algunas minas de oro; y del mismo modo en Copiapó, y eh el Guasco: a el que se saca de estas últi– mas dan el nombre de oro capote, siendo el mas sobre. saliente del que se conoce Hay en aquel Reyno otra especie de minas del mismo metal, distintas de las antecedentes, y estas son tan superficiales, que a poco de haber empezado a trabajadas., y rendido alguna porcion, se desaparece la beta; estas son en gran nú– mero, como tambien las de Labaderos; los cuales se
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