Page 10 - RC_1968_01_N88

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Con respecto a la Unidad, es muy ingenuo el pro– testante si cree que la Iglesia Romana va a dejar en el camino algún dogma o alguna prescripción moral declarada excátedra. Nunca se ha visto esto ni se vel·á. Este sentimiento protestante de que la Iglesia Romana hal'á unas componendas como las que hacen los protestantes entre sectas y sectas, fue no I1ace mucho evidenciado POl' la declaración del conocido obispo anglicano: Dijo con oh'as palabras, cito de me– moria: "Cómo habla el Papa de unidad cristiana y acaba de declarar dogma la Asunción de la Virgen? " Estaba pensando el iluso en que Roma iba a poner de lado a María, Madre de Cristo.

Esa ilusión es presuntuosa, sobre todo esta inqui– na insidiosa contra la Virgen Mal'Ía, que a no dudarlo es un signo diabólico, En una palabra: los protes– tantes para ser recibidos como huéspedes del Vati– cano, pueden llevar todos los errores y odios de que son posesos, Pero para entrar en la Unidad deben despojarse de elIos~ Sólo así pueden ser miembros del único rebaño con único Pastor, quien aquí en la Tierra es el Obispo de Roma, como representante de Cristo. No puede haber unidad sin unidad de doc– h'ina. Lo que puede haber esUNION pllU presental un solo frente al ateísmo, lo que es otra cosa. Por ello lo más posible es la UNIDAD con guienes ban consel'vado la jerarquía eclesiástica: la Alt¡t Iglesia Anglicana y la Iglesia Ortodoxa. Así, pues, yo 1\0

estoy en contra de "los esfuerzos sobrehumanos del Papa Pablo". Y creo que una muestra de buena vo– Inntall que pudieran dar los protestantes es abando– nar su actividad de catequizantes en los países cris– tianos, sobre todo en Jos romano-católicos, e ir a los países pagados, Lo que Con ello hacen es desparra– mar, il' contra la sentencIa de Cristo, sentencia auto– ritarla y totalital'ia en el buen sentido de estas pa– labras: "Quíen no está conmigo está contra Mí, v quien conmigo no recoge, desparrama". Los protestantes están recogiendo por aparte.

Además no hay nada de nuevo en las palabras de Pablo VI. Siempre ha sido sostenido por la moral católica que los herejes de buena fe pertenecen al Alma de la Iglesia, aunque no al Cuerpo. Lo nuevo es que se haga hincapié en esto en la actualidad. La Iglesia Católica pone de relieve sus verdades, según las Ch'cUIIstancias, y es al Papa y a los Concilios a quienes cOl'l'esponde la línea a seguir.

En cuanto al amancebamiento de Lutero, no es tanto que se baya amancebado, sino que baya predi– cado correcto el amancebal'se sacrílegamente. Lo más importante no es el pecado de la carne, sino el pe– cado del espíritu. En cuanto que para comprenderlo podriamos pensar que lo hizo para demostrar que los sacerdotes tienen al día sus hormonas, no pasa de una ingenua suposición. El Papa estaba cierto, y todo mundo en esa época, que los sacerdotes te– nían demasiado al día sus hormonas, y precisamente disciplinal' el instinto sexual era o es lo que la Igle– sia aconseja, y no darles rienda snelta, como hizo Lutero.

El señor protestante dice, para instruir a los sa– cerdotes católicos, que puede domarse la carne por

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medio "del estudio, meditación y entrenalniento". Pero éstos sonreirán, porque los sacel'dotes, y laicos practicantes, saben que son otros los medios para lo– grarlo, que son los medios sobrenaturales: plegaria frecuente, penitencia, eucaristía, medios para obtener la Gracia divina, y poder vivir la vida sobrenattu'al, en todo sentido. La vida católica es vida sobrena– tural.

Pero donde aSOlDa sus lal'gas orejas de hereje es cuando pl'egunta: "Es más valedero un católico por llerencia o un protestante por conviccíón?".

Contestamos: El hecho (le bautizar a los niños, según la doctl'ina católica, es para librarlos, cuanto antes, del pecado original, para llacerlos vivir una infancia pura y sin pecado. Esta operación espiritual en nada constriñe para que, ya adultos, puedan -si son ignorantes Ile sn leligíón- aceptar otra, aún 110

el'istiana,

El protestante también lo es pOr hel'encía, ya que desde niños los llevan a sus templos, les ense– ñan que su secta es la iglesia verdadera, y así crecen en la fe que sus mayores les hau heredado. Pueden desde luego abandonada, tal como los católicos adul– tos Los protestantes que admiten el bautismo y 10 administran a los ya allultos no impiden gue esos bautizados escojan más tarde otra religión. MUlares de esos han pasado y pasan a la l'eligión católica, en– tre ellos personajes sabios y aun pastores, No hay, pues, diferencia entre uno y otro bautismo en cuanto a la herencia, y en cuanto a la libertad de escoger otra religión distinta de aquella en que fueron bau– tizados niñitos o adultos,

Pero el católico tiene la convicción de que aque– llos niños que mueren en la. niñez ya bautizados, gozan de una temprana salvación de sus almas. Los verda– deros cl'istianos se resignan a su pérdida, y aun se ale– gran con alegría espiritual profunda, y la Iglesia se viste de blanco en sus exequias. Los protestantes que creen en el pecado original no tienen esta resígnación

y alegría.

Mi contendiente no hizo mención del caudillaje ITe Lutero en el saqueo de las propiellades eclesiásti– cas, y en el asesinato en masa de los revolucionarios del campesinado siervo.

Así creo, no hay dificultad en enjuiciar a Lu– tero y a todos los males que trajo su apostasia, co– menzando por las sangrientas guenas de religión, guerras que no hubíesen ocurrido si Lutero bubiese trabajado para la reforma de la Iglesia como lo hi– cieron ~an Francisco, Santo Domingo, San Ignacio o Santa Teresa. Es decir acatando a Roma, al Papa, Razón tuvo Carlos V de abdicar la carona impel'ial e irse a Yuste a hacel' penitencia. "Perdóname, Señor -decía..- tuve a Lutero en mis manos y no lo hice decapitar". No hay duda de que hubiera sido una muerte muy oportuna.

y nqui punto final, pues estoy lDUY atareado es– cl'ibiendo mis l'ecuerdos políticos que vendrán a com– plementar en parte, lo que hubiesen olvidado o oa– lIado, tanto el general Chamorro como el doctor Cua– dra Pasos, sobre todo aquello que sucedió sin que el pueblo lo supIese. La trastienda.

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