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PUBLICAMOS AOUI DOS BREVES ARTICULOS DE LA PLUMA DE DOfi.lA CHEPITA ORTEGA DE HUEZO PRECEDIENDO A UN LIBRO INEDITO DE SU ESPOSO, DON FRANCISCO HUEZO. DESDE MUY NI filA, DORA CHEPITA, SE DEDICO AL CULTIVO DEL ARTE Y DE LAS LETRAS. EN SU JUVENTUD ENSEfilo EL ARTE DEL PIANO EN CASI TODOS LOS COLEGIOS DE SefilORITAS DE MANAGUA, PUES ELLA FUE UNA MAGNIFICA PIANISTA Y UNA MAESTRA INOLVI– DABLE EN LA SOCIEDAD DE NICARAGUA. ERA PRIMA HERMANA DE MONSEÑOR LEZCANO y ORTEGA, CUYAS MEMORIAS D~ SU NlfJ.¡:Z SE PUBliCAN TAMBIEN, EN ESTE MISMO NUMERO. CASO CON EL BRILLANÍE ESCRITOR SALVADOREÑO QUE HIZO DE NICARAGUA SU SEGUNDA PATRIA, DESCOLLANDO AMBOS EN EL PERIODISMO Y EN LAS CATEDRAS DE LOS MAS DESTACADOS CENTROS EDUCATIVOS POR LO QUE SE REPUTO DE VIDAS "PARALE-

LAS" A ESTE MATRIMONIO. LA ORQUESTA

DE ANTA~O .JOSEFA ORTEGA DE HVEZO

Nicaragüense.

Allí donde se alza hoy un bonito edificio de co– lumnas coríntias ornadas de exóticas enredaderas y helechos raros, edificio que llaman "Banco Inglés", habia hace años un caserón viejo, contruido en el cen– tro de un patio amplio. A ambos lados de la puerta de la casa había dos pozos, frente a la calle, una es– perie de atrio o plazoleta alfombrada de verde grama en cuyo suave t.erciopelo lucían su alegría menudas florecillas de plantas rastreras. Ni tapias ni cercas protegían aquella casa.

Cierta vez, la que escribe chica entonces de unos 7 u ochos años, pasaba por allí, cuando, de pronto, detiene el paso sorprendida' un torrente de dulces melodías se escapa de aquel vetl5sto caserón.

El infantil corazoncito palpita emocionado a im– pulso de vibl antes y acariciadoras notas.

Anhelante escucha, olvidando un instante el re– cado de su buena madre, y, lentamente, paso a paso, como si temiese romper con el ruido de pasos el hila de Cristal de aquella suave música, se aproxima a la puerta, la puerta de los poyos, y mira dentro.

Sobre unos atriles de madera sin pintar, formados en tres filas, hay unos papeles distribuidos de trecho en trecho Frente a cada papel está un músico sentado en un mal taburete Repasan

A todos ellos los conoce la chica. Los ha visto en la iglesia en fas tardes inolvídables del místico mes de Mayo, mes de María; tardes perfumadas por el in– cienso y las clásicas sartas de flores de leceh conque las hijas piadosas e ingenuas adornaban el altar de su dorada madre, la Reina de los Cielos y de sus corazo– nes A todos los conoce.

Este señor alto y delgado, encorvado por los años, es don Policarpo Hay analogía entre su cuerpo y el ateo de su violonchelo, que toca con alma. Está muy fijo en los complicados signos de su papel Un par de anteojos, sujetos por un cordón, cabalga sobre su lar– ga nariz, nariz que parece querer asomarse a la boca y contar los pocos dientes que aun quedan en ella En seguida está don Terencio (alias cachoflaJ, tipo gordo, requeneto, de boca enteramente vacía de habitantes Este es violín 2 9 , pero más lo hace al canto en las misas solemnes o en los villancicos de la Virgen Tiene la manía de masticar, y de vez en cuando, sopla. Su mirar es distraído, parece que nunca mira nada, sino es su papel garrapateado. Más lIá, de pies, tenemos al maestro Pilar, tan largo, flaco y negro corno su flauta, que ejecuta con una dulzura inesperada.

Luego está el maestro Ignacio Hernóndez. Es el "maestro enciclopedía", de quien hemos hablado ya en otra coasión. Al mismo tiempo que músico, es pintor, escultor, relojero, mecánico, cazador, todo en una pie– za. Además, es el propietario del caserón éste, que era como sí dejéramos el Conservatorio de aquella épo– ca El maestro Nacho llevaba también violín 2 9 Su cara bonachona, de boca wimplenezca y ojos como carbluncos, refleja la bondad del alma que encierra. En la otra línea de atriles, figura, en primer tér– mino, Rito Mena, de semblante lleno de manseumbre, con una boca amplia, en cuyos rictus se lee la resig– nación de un bienaventurado, y en cuya ancha frente se adivina la inspiración, atávica en esa raza de artis– tas.

Todos estos profesores del arte musícal de entono ces, eran como un trasunto fiel de su tiempo. De

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