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« Previous Page Table of Contents Next Page »lar. No, no deposites; pelea, lucha Cae corno hombre!
Tales palabras annonizan con su carácter. Tiene ella espírifu va– ronil, fuerle. Dama -de parle elegante y fraio agradable, es astuta y de grandes pasiones.
Antes de estallar la revolución estuvo en los Esfados Unidos del Norie. Se asegura que llevaba poderes secreios del General Es±rada para sentar las bases del movimiento y buscar alianzas. A pesar de mi inves– tigación no he podido obtener documentos que lo coznprueben. El hecho es que ella regresó a Bluefields en Se.f:ieznbre de 19091 la revolución esta– lló en el znes siguiente.
Por vez primera la ví una noche, en un baile que se daba en "La Nonnal". Fuí presenfado a ella.
Tan±o gusto de conocer a Ud. -8eñora- dije respefuosaznen±e. Y me tendió su mano fina calzadá con guante de color crezna. Llevaba diadema imperial y princesa verdegay.
Yo la observaba con mención. Quería penetrar la psicología de aquella nafuraleza rebelde, bravía en el peligro, tesonera en la lucha, in– cansable en el afán político, qUe bajada de la montaña con la frescura de su entusiasmó, en la ola de la revolución.
y la segUía con interés en los rápidos escarceos del vals o de la danza,. Fué una "noche Azul" de luces y colores, de fragancias, de :muje– res hennosas, arrogantes, esculfurales.
Sí, ella es: es la Presidenfa, exclamaba un znédico revolucionario de la Costa. Su casa en Bluefields era el cenira de las combinaciones, de la provisión, de los :recursos. Cuando fodos vacilába:mos, ella nos alentaba. Cuando nos creíamos perdidos, ella profetizaba el triunfo. Gran obser-vadora, todo lo veía, lo vigilaba. '
La crónica' le atribuye algunos hechos extraordinarios.
-Sí, más de una vez ha puesto a prueba su valor. Talvez para U. que escribe para la prensa tenga interés lo que voy a referirle. Son he– chos que la perIilart y que dan a conocer a las mujeres de nuesira raza.
y sentados alrededor de una mesita de znánnol en la cual se nos había servido vino blanco, pastelillos y olorosas confituras, me refirió el lance del Cabo de Gracias a Dios a que alude tina de las notas.
En esa ocasión, exclaznaba; se distinguió doña Salvadora por su arrojo. Es fado un episodio referido de distintos modos y cuya sustancia es la siguiente: Esirada estaba de In±~ll'1dente en el Cabo y 10 atacaron las tropas rebeldes de la Costa encabezadas por Carlos Quin±o. Después de los primeros disparoS, cayó znorialznen±e herido. Doña Salvadora grifa entonces a los soldados.
-¡No lo acaben de matar! ¡Es±á herido y vencido! En esa situación fado hombre es sagradol
Ellos no hicieron caso y dispararon aira descarga casi a quemarro– pa de la cual resulté/la señora con un balazo en el ,brazo izquie'rdo. Al verse herida, se irritó mas, salio sobre el cuerpo de su :marido, e in±erpo– niéndose entre él y los asa1±anies, les, grifó con resolul:iión:
Ahora Iná±e~e a mí, cobardes I Vean si ±ien43n ánizno de Ina±ar a una Inujer., " .
Los soldados bajarqn las arin !i'\S,
Cae COInO hOInbrel Es decir, requiere tu energía, fu valor: juega, si es posible, tu vida en esta hora suprema. Cuenta con :mi perspicacia para defenderle: con mi fuerle voluntad para ayudade."
Pero cómol' Esfrada estaba en un cerco de hierro, cerco, que quiso ablandar, según'se asegura, con donativos de dinero. IInposiblel aQuiénes aceptaron esos donativos?' Por mas que. he inquirido, que he interrogado, sólo he encontrado esía respuesta. el silencio.
REBELl)IAS
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