Page 78 - RC_1967_09_10_N84_85

This is a SEO version of RC_1967_09_10_N84_85. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

y Bruno von Natzmer, el más fiel adepto de Walker, por una coincidencia Impuesta por el ine– ludible curso de los sucesos y una cruel ironía de la fatalidad, era el que inoportunamente, con su mi– siva, venía a acibarar en aquel instante su fugaz apoteosis.

Sin embargo, al darse cuenta lValker, de que al final del billete, Natzmer reafirmaba su adhesión al pedirle órdenes, el rostro del caudillo se serenó, recobrando su aspecto impasible y reposado, habi– tual en él.

Rápido en la concepción y encadenamiento de las ideas, habia comprendido que mientras en sus filas contase con jefes subalternos de la constancia y temple que revelaba Natzmer, aun en los momen– tos más álgidos, bien podría disputar Con éxito, pal– mo a palmo, la codiciada tierra centroamericana, a los ejércitos aliados, divididos y desorganizados por las divergencias originadas en egoístas intereses de

partido.

Sin vacilar reafirmó el propósito de mantener contra viento y marea su programa de conquista condensado en el lema inscrito en su bandera: Fiver Ol nome Y se aprestó a seguir la campaña.

En el ataque que Walker lanzó el 11 de no– viembre contra las fuerzas costarricenses, que man– dadas por el Gral. Cañas trataban de ocupar el ca– mino de San Juan del Sur, para cerrar el "tránsito, Natzmer recibió el encargo de abrir sobre la mar– cha, con un cuerpo de zapadores y mineros, una vereda en dirección de la cumbre ocupada por nues– tros connacionales, a fin de facilitar un movimienw to de flanqueo. La operación estaba erizada de di– ficultades y peliglos, pero Natzmer, que era impla– cable en su rencor a los costarricenses y deseaba su aniquilamiento, puso sus cinco sentidos en el desem– peño de la ardua labor, y en hora y media, según la versión americana, alcanzó la meta, viéndose los costarricenses obligados a replegarse.

En el asedio a Masaya, el 15 del propio mes, por los yanquis, éstos sufrieron buen número de muertos y heridos. Natzmer lué derribado durante la acción por una bala perdida, que afortunadamen~

te para él, sólo alcanzó a herirlo en la oreja.

Durante los meses de enero y febrero de 1857, en que los aliados estrecharon el cerco de Rivas, Natzmer logró introducir a la plaza, burlando la vi w gUanaja de los sitiadores valiosos acopios de provi– siones, diligencia que dados los difioiles medios de que había que echar litano para realizarla, lo acre– ditaron aún más ante los ojos de \Valker, por su "habilidad y competencia".

(74)

Ello. de mayo, cuando Walker reduoldo a muy miserables recursos, se vió forzado a suscribir su capitulación, Natzmer lué uno de los oficiales se– leccionados por su jefe, para integrar su séquito, al dirigirse al puerto de San Juan del Sur, para aban– donar el país.

En el nuevo intento frustrado a lValIter, de in– vadir a Nicaragua en noviembre del 57, Natzmer se contaba en el número de los expedicionarios que desembarcaron en San Juan del Norte el 25 del oi– tado mes, dispuestos a correr todas las eventualida.. des de otra azalosa etapa de aventuras.

Desde ese momento perdemos sus huellas. Ya no volvemos a saber nada más acerca de sus pos· teriores andanzas.

Cuando Walker en 1860 hace su aparición en las costas de Honduras, entre los que lo acompaña– ban en esta nueva intenü;ma que tan fatal culmi– nación tuvo para sí; ya no se cita el nombre del ,

arrogante Bruno \ van Natzmer.

Tampoco lo hem.os encontrado en la lista de quienes habiendo heoho en Nicaragua la carrera de filibusteros al lado (le William Walker, luego par– ticiparon en la guerra de secesión americana, al– gunos de ellos con muy buena estrella.

Aquí terminan, pues, nuestras noticias sobre es– te aventurero teutón, que poseyendo innegables ca– pacidades (juventud, inteligencia e intrepidez) para surgir en la sociedad, si se hubiese mantenido den· tro de la senda del deber, desde edad muy tempra– na prefirió malograr su porvenir y echarse por el atajo del deshonor y sin intentar, que sepamos, vol· ver atrás, no tuvo escrúpulo en consumar actos vi– tuperales y bochornosos, manchando, de esta ma– nera, lamentablemente, el, blasón de su noble fam~­

Ha.

Ojalá alguna ve~ pudiésemos saber que sus postreros días se deslizaron en un ambiente bonan– cible, propicio para despertar los senUmientos en una conciencia dormida, con la eficacia bastante para atenuar, a la medida de nuestros deseos, el penoso recuerdo de sus anteriores extravíos.

No podría tenerse por un i~posible, ya que siempre estará al alcance del hombre, por más cul– pable que sea acogerse al arrepentimiento y co~ la esperanza puesta en el Ser Supremo, rebacer su vida y rehabilitarse ante los ojos de sus semejaD¡:"

tes.

Page 78 - RC_1967_09_10_N84_85

This is a SEO version of RC_1967_09_10_N84_85. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »