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« Previous Page Table of Contents Next Page »to a valol literario o poético¡ es una plUeba más de la amistad que los unía
FRANCISCO VALIENTE
Artista de la luz, dominas
y por la luz el pensamiento abarcas
y sigues en las ondas argentinas (as góndolas de amor las dulces barcas.
Nada se oculta a tu fulgor supremo
(a linda ama a quien amores canto, diría del bajel en que yo remo cuando da al aire su cerúleo manto
Su manto en que las perlas abrillantan las ilusiones del amor dormidas, el peplo de armonía en donde cantan las estrenas del cielo desprendidas.
Antes el poder de la belleza ingente que como lumbre de los dioses arde, dichoso tú que firmas hoy Valiente, pues yo siempre firmaré Cobarde.
Como ya lo d¡¡e¡ esta composición tien mucho valor literario, y hasta puede parecer dudoso que estos versos hayan salido de la pluma del poeta de Azul Para nos– otros los colombianos, tiene valor sentimental L Hel– nández Posada, que visitó la casa de Valiente¡ asegura que el pintor guardaba esta composición con sumo cui– dado, afirmando además, que Daría trató de pulir y arreglar este poema varias veces, como se puede aple– ciar en el original a puño y letra I?or el mismo Daría Oigámosle,
"Aparte el enorme valor de afecto que tiene par(l el doctor Valiente, este papel no posee más mérito que ser el original que salió de las manos del poeta, lleno de tachaduras, borrones y enmen– daduras, estado de imaginación sucesivos que dan la sensación de sorprender al genio aquí, ajustando allá, limando más acá, tratando de componer con remiendo lo que le habia resultado pedestre". (2J
Cuando publica Cantos de Vida y Espelanza, Ru-bén Darío vuelve a acordarse del buen Paco, y esta vez sale un buen poema, digno de su pluma:
L E D A
lA Francisco Valiente)
El cisne en al sombra parece de nieve; su pico es de ámbar, del alba al trasluz; el suave crepúsculo que pasa tan breve las cándidas alas sonrosa de luz.
y luego, en las ondas del lago azulado, después que la aurora perdió su arrebol
r
las alas tendidas y el cuello enarcado, el cisne es de plata, bañado de sol.
Tal, es, cuando esponja las plumas de seda, olímpico pájaro herido de amor,
y viola en las linfas sonoras a Leda, buscando su pico los labios en flor.
Sus pira la bella desnuda y vencida,
y en tanto que al aire sus quejas se van, del fondo verdoso de fronda tupida chispean turbados los ojos de p'an
Helnández Posada, agrega que hubo intimidad pOI pOlte de DalÍo con el colombiano:
"Valiente me ha contado muchas anécdotas del gral1 poeta, algunas de elals en relación con las dos composiciones de que me ocupo, otras de ca– rácter tan secreto que no son para ser dichas en !>úblico, ni menos para ser escritas. Valiente me ha hablado de Darío íntimo, de como dejaba caer un reguero de versos por donde pasaba, como era cuando soñaba con "fábula, cuento, amor de con– quista, de caballeros bravos, incas y sacerdotes pri– sioneros y esclavos, plumas de oro, audacia, es– plendor", y como se tornaba en cambio, de escépti– co cuando sentía "la nostalgia de un alma ebria de flores" y "el duelo de un corazón triste de fies– tas" (3)
Esto es todo lo referente a Francisco Valiente y el
Rubén DalÍo En cuanto a la amistad con Domingq S Bolíval encontramos la primera pista, al leer una de las oblas de otro buen amigo de Darío¡ Manuel UgOlte, .en el capítulo "Los Hispano-Americanos en el "SaI6n"¡ don–
de refiriéndose a las obras plesentadas por los artistas de iberoamérica en esta exposición parisiense¡ nos dice:
"Un colombiano, Domingo S. Bolívar, expone
un Tete de Ct1rist, de mucho mérito". (4)
Ugalte se lefiere aquí a la Exposición de pintura de 1901, la cual inició su "peltula ese año a la llegada de
lo pi imc.vera:
"Este año hay cuatro Salones: el de la Société de Beaux Arts, el de los Artistes francais, el de los Independants y, por último, el de los Refusés¡ crea– clo recientemente a raíz de disenfimiento y protesta que tuvieron alguna resonancia". (5)
El número de artistas hispanoamericanos que toman parte en esta exposición no pasa de una veintena¡ ·f
entre ellos hay representantes de Chile¡ Brasil, Perú, Ve– nezuela¡ Colombia, Argentina, incluyendo entre ellos a dos mujeres Para nuestro artículo, el único pintor que nos conviene citar, fuera de Bolívar¡ es el peruano Albel– to Lynch¡ porque expone entonces "un retrato de la Con– ciesa X, lleno de detalles deiicados y rasgos finos", 6 que Rubén Darío contempló en la exposición, y del que quizás más tarde se acordara en Río de Janeiro, cuando encontrándose en calidad de delegado de su
2) L. Hel'nández Posada: IIAutóglafos de Darío", La
Epocil, Cartagena (Colombia), 18 de noviembre de 1921, pág. 2 De aquí he eacado también el p<lema primel<l
68
3)
4)
5)
6)
Helnández Posada, op. cit, pág. 2
Manuel Ugal te: Crónicas del BulevRl. París: Gar– niel Hermanos, pág 191 Idem, pág. 166. redm, pa~. 190.
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