This is a SEO version of RC_1967_06_N81. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »Basta, para mejor comprender esta afirmación, mencionar los nombres de Estrada Ca– brera, Ubico, Hernández Martínez, Carias y Somoza, si nos fijáramos en los más conocidos Fueron, todos ellos, sin excepción, ejemplos de estrecheza espiritual y de tiranía política, que
dejaron profundas huellos en lo vida político, económico y social que vienen sintiéndose hasta hoy.
A pesar de esto realidad, fueron poquísimos las escritores centroomericanos, de todas las repúblicas, ya que casi todas padecieran de dictadUlas, que escribieran libros duraderos, donde, en una forma elevada, estas ¡ealidades fuetan transmitidas como obra de arte.
Al final de la conversación, mencioné tres nombles de autores con tres títlllos, que, hasta hoy, sometidos o un examen riguroso, difícilmente pueden ser completados con otros, del mismo nivel Ecce Pericles, de Rafael Arévalo Martínez, El Señor Presidente de Miguel Angel Asturias,
y Hora O de Ernesto Cardenal Dos guatemaltecos y un nicaragüense, autores, respectivamen–
te de dos obras de prosa y de una de poesía.
Por razones obvias, de las cuales la más fuelte nos parece ser la falto de propaganda (política), sólo el libro de Miguel Angel Asturias es conocido mundialmente, siendo los otros dos,
que en nada le quedan debiendo, leídos y comentados en medios bastante estrechos por conoce–
dores y seguidores.
Como nos encQntrábamos en Nicaragua, era naturol que la obra de Ernesto Cardenal
fuese sometida a una discusión más detallada.
Todos conocían al autor. Varios habían vivido las trágicas circunstancias a las cuales, frecuentemente, alude Ernesto Cardenal.
Para esclarecer un poco el caso, vale la pena decir que Hora O es un poema largo en
el cual, a través de uno dramática fuerza poética, vive lÍo sólo la dictadura nicaragüense, sino reviven todas las dictaduraS del Istmo, por medio de un proceso de multiplicación y generaliza– ción, constituyendo una magistral sfntesis poética, mas también política y humana (esto es, inhu– mana), sin que, por esta razón, el poema de Ernesto Cardenal se transformase en una poesía de bajo nivel poético, como casi siempre acostumbra a suceder en esos coSos, cuando se hace po– IItica de partido.
Oso decir, sin exagerar, que Hora O, poema descolÍocido o malamente conocido, es tan
impoJ tante, dentro de Latinoamérica como cualquier poesía de Pablo Neruda Mas al contrario del gran comerciante Neruda, Carderial viva en un monasterio de Colombia, y cuando sus li/:iros
son editados, son manos amigas (y manos pobres) que hócen ediciones gráficamente pobres y
limitadas, que nunca llegan hasta los columnistas y los propagandistas que acostumbran a hacer
la "opinión pública".
Mientras estábamos haciendo comentarios sobre la Hora Ó, uno de los presentes, que de–
bemos subrayar, no pertenece a los muy jóvenes, siendo, por lo tanto, algo más responsabl<¡ por su actitud, arriesgó la siguiente declaración acerca del poema "Trátase de una poesía mera– mente política; cuyo contenido y cuyas intenciones indican claramente que el autor es un conser– vador (Nota del Autor' esto es, no un liberal del parfido gobernamenta/) mezclado en un aten– tado contra fa vida del Presidente Anastasia Somoza"
En otras palabras, el que así hablaba, trataba de insinuar que Cardenal-políticamente
"conselvador"- escribió la poesía simplemente para atacar a un político nicarogüense, y que
aun más, estaba a la par del atentado que contra él se organizara
Para decir la verdad, la declaración, que era más una denuncia, no fue aceptada por
ninguno de los presentes, y causó una tempestad de negaciones Mas asimismo, ella demostra– ba un estado de espíritu deplorablemente provinciano cuando Se trataba de encarar las obras du– raderas que Nicaragua había dado a la literatura continental
Cardenal, al lado de algunos de sus compañeros, según ya dijimos y escribimos repeti–
damente, es uno de los más grandes poetas de /0 América Latina, y Hora O, una de las más acabados poesías de la literatura moderna.
¿Par qué, entonces, bajar a un nivel de puerta-de-caféde aldea, a fin de buscar 10 afilia-
18
This is a SEO version of RC_1967_06_N81. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »