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« Previous Page Table of Contents Next Page »namá, y por muchas que sean las comiSiones que lo hayan declarado osi, eso no es cierto, ni se concibe que por escatimar cinco millones prefiriera Estados Unidos la peor ruta y se empeñara en vencer las dificultades que allí se le ponen, cuando aUá se .!!
ofrece casi de balde
la faja que ambiciona en propiet¡lad, y Colombia no se la da ni pagando por ella nlás d~ los cinco millones que
suponen pretendía economizar al. preferir la vía de Pa-
namá. .
Para nadie es un secreto que las negociaciones con Nicaragua y las declaraciones de fas comisiones desfavo– rables á la ruta de Panamá, han 'sido ardides para obli– gar á Colombia á entrar en arreglos y á la Compañía francesa á rebaiar en lo que pedía por ceder su empresa.
En el momento preciso en qu;e el Congreso america– no iba á conocer del tratado firmado con Nicaragua, present6 su informe la comisión que acababa de hacer los estudios comparativos de ambqs rutas. Se reconocían, por supuesto, ciertas ven'aias á la de Nicaragua, puesto que había interés en presentarla como temible rival de la otra, convertida en el coco que se necesitaba para asustar á Colombia y á la nueva Compañía francesa pa–
ra obtener de ellas lo que se deseaba; pero se concluía que si á pesar de todo la Compañío francesa se canfor..
maba con 40 millones de dollar. en vez de 90 que pedía
por ceder sus dGrechos, instrumentos y propiedades en
el istmo, se adoptara la ruta de i'anamá. La Compañia
cayó en el garlito; se asustó creyendo que se hacía el otro canal, y convino en conformarse con los 40 millones. En·
tonces 5& hizo rudq oposición al; tratado de Nicaragua;
con éste ó el otro pretexto quedó sin efecto y c0!l"enza–
ron los negociaciones con el Gobierno colombiano. El
Ministro Silva firmó un proyecto en que se estipulaba lo de la faja de Colón á Panamá y de soberanfa america– na sobre esa porción del territorjo colombiano. La sim– ple noticia de ese proyecto produjo una tempestad en Colombia; los partidos políticos explotaban el asunto en contra del Gobierno de Marroquín; abundaron publicacio– nes censurando al Ministro en Washington; el Secretario de Gobierno, encargado de la Jefatura Civil y Militar de Panamá, le dirigió por cable uno protesta; distinguidos panameños le enviara" otro despacho aplaudiendo su conducta y terminó el incidente con el envía del señor
Concha á Washington en sustitución del señor Martinez
Silva.
Apenas sucedió eso, opareciá otra vez el coco de Colombia, el espantajo del otro canal; Corea y Calvo en
confer~ncia$ con Hay; Nicaragua y Costa Rica regateando
sobre la parte que les tocaria en el negocio, y por fin
bases para un nuevo tratado, obteniendo, Estados Uní· dos cuanto quería, para que el canal se hiciera por la
ruta de Nicaragua.
Incontinenti, otra vez Colombia en negociaciones con
Hay, y Corea y Calvo, cariacontecidos, mirando el cielo
estrellado. Concluido el tratado Hay Herrán, es sometido
al Congreso colombiano; entran en acción el espiritu de
partido y otras influencias, y suf;e el rechazo que hace creer al señor Corea en la posibilidad de que reaparezca
el coco, porque la vía de Nicaragua es superior á la de
Panamá desde todo punto de vista.
Ya crefo lo mismo, y aún escribí en lino ocasl6n va-
rios artículos, impugnando la opini6n contraria; pero en Panamá rectifiqué un poco al ver los estudios comparan.. vos publícados últimamente en Washington,
Si la memorin no me es infiel, el canal por Panamá
tendrá 47 millas y por Nicaragua 170.
El cqsto del primero se calcula en 180 millones de dol101S, y el del segundo en 40 á 50 más que el olro.
Ambos tienen que ser con esclusas, porque aunque Lesseps creyó que el de Panamá sería á nivel, se ha
visto que no es posible, aún gastando mucho á causa de la diferencia de mareas entre el Pacífico y el Atlán– tico, que es de 14 pies, pues en el Pacífico sube á 21,
mientras en el Atlántico apenas alcanza 7 ptes.
En este supuesto, el de Panamá necesitará S esclu–
sas y el de Nicaraguo 21.
Para la alimentación de la esclusa central, tiene el
de Nicaragua una fuente natural en su gran Lago. La alimentación de la de Panamá tiene que ser ar–
tificial, subiendo las aguas del Chagres.
El de Panamá tiene puertos abiertos en ambos ex– tremos y el de Nicaragua los tiene defectuosos.
Para cruzar el de Panamá bastan 12 horas. Con
la misma velocidad, necesita un buque 36 horas para cruzar el de Nicaragua, por la mayor extensión y el paso
de tantas esclusas.
El de Nicaragua tiene buen clima y el de Panamá muy maJo.
El gasto anual del mantenimiento del de Nicara– gua es de uno y medio á dos millones de dollars más
que el otro; pero en cambio tiene la ventola para 105
a~ericanos de acortar el viale entre los puertos del
Atlántico y los del Pacífico, de facilitar la. limpia del casco de los buques en las aguas dulces del Lago, y de que allí se puede concelitrar toda la escuadra y sa–
lir para uno ú otro mar cuando sea necesario.
Como se ve, la ruta de Nicaragua llene algunas
ventaias físicas, pero no todas, como se pretende; sin.. embargo, aunque las tuviera, hay una circunstancia po·
ro que Estados Unidos dé la preferencia á la ruta de
Panamá, y es que construyendo el canal por Nicaragua existe el peligro de que otra potencia haga el canal de
Panamá cuyos trabajos están adelantados y han costado
va~ios millo~es que no querrán deiar perdidos los que
hicieron el desembolso.
Quizás sea ese peligro el principal motivo que haya tenido el Gobierno americano para preferir la rutd de Panamá, y por lo mismo insistirá á pesar del fracaso sufrido recientemente en Bogotá.
De qué manera será posible hallar la solución ó
la dificultad, no es fácil precisarlo; pero no es difícil preiuzgar con acierto por el conocimiento que se tenga
de los asuntos de Colombia y de los sentimientos domi–
nantes en el istmo y que se traslucen por los últimos
despachos de Panamá y las noticias que llegan de Esta– do$ Unidos.
1< de o~tubre de 1903.
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