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(tlr el dInero, es menos Ingenl050 que el empleadó por los handidos de Luigi Vampa en las catacumbas de San Sebcstián para despojar al barón Canglars de sus seis millones de francos; pero es tal1 eficaz como él, porque lo mismo da no permitir que se coma, que se beba, que se duerma, etc, mientras no se entregue cierta canti– dad, que venderle de comer y de beber y permitirle I!e–

llar les otras necesidades de la vida medicmte el pago

sucesivo de UI)O cantidad caprichosa has1a completar la suma que se desea obtener. La violencia es igual en el fondo; en la form91 difieren; la empleada por los bandl·

dc.s de Van'lpo, fué pulcra, usaron el "suaviter in modl:;)";

la de los bandidos de Zolaya y Gámez, fuá tosca, un 'Cin– to saivclie, emplearon 01 "foriter in re"; pero de todos

modos, el hecho eJe ser despoiado de lo que uno tiene, es grosero y á nadie le gusta.

LO MISMO EN MASAYA

En Masaya tuvieron rugor escenas semeiantes á It:is

que ocabo de referir. A doña Emilio Dawson v. de Nu–

ñez, el exigieron una cantidad considerable por el mis–

mo motivo, por supuesto, de alentar á Vázquez para hacer la guerra á Nicaragua. No le gust6, naturalmen– te, la~gCJr su bol5a á 105 bandidos; se ne96 6 darla y la obligaron ó ceder ton el m¡sm~ procedimiento usado en Grgncdo; procedimiento grosero en verdad, pero eficaz,

qué erCl lo que se queria, en aquellos momentos apura– de-s. Don Dolores Martine;: estaba enfermo, postrado

en ctlma, muy débil, casi moribundo: no lo llevaron á

lo c6rtel por guardarle consideraciones, sino que, al no.. tificarle que debía entregar tantos miles d~ pesos en el perentorio télmino de 12 horas, le colocaron una escol– ta en la casa. Aunque moribundo, no le gustaba en– tregar su dinero á 105 bandidos y prefería dejárselo 6

su familia; no hizo caSo de la notificación y se durmió. Temiendo tos bandidos que oquel sueño fuera el eterno y que el dinero quedase perdido para ellos, de~perta .. ron 01 moribundo. Sobresaltado éste, abre los oios, ve los soldados cerca de su cama, cree ser véetima de una pesadilla y vuelve 6 dormirse. El tic, tic, tic del choque da la baqueta y el cañón del fusil, suena á sus oídos con tal furor que se despierta de nuevo y comprende que no es pe~adilla lo que experimenta, sino le:' triste realidad. ¡La bolsa 6 la vida! El dilema está plan– teado; hay que escogar. IPor Dios, déienme dormir! ~x­

clamaba el moribundo. ITic tic, tic! le contestan los ri– fles. La debilidad, la angustia, la congola del enfermo, suben de punto; llama, pide alimento, pide agua; pero

~ada le llevan, nadie puede acercarse y á sus quejidos y lalnen'os, s610 responde el tic, tac de los rifles. Per– dida toda esperanza de salvación, el enfermo cedió y

pagó su rescate.

SUFRIMIENTOS EN RIVAS

En Rivas hubo algo más serio todavía. Ese depar– tamento ha sufrido mucho por los malos inviernos, la baja del añil y los fuertes vientos que grruinaron la mayor parte de las haciendas dE!! CQcao~ Después de los varios empréstitos forzosos que le habían hecho pa– g(:I(, le toch también buena parfe del saqueo por :lista. Pocos capitales fuertes hay allí; por consiguiente el pla– gio tenía que reducirse él pocas personas, porque pocds eran las que estrechadas p,or el tormento tendrían c6mo paga.r su rescate; pero si el número de plagiados era

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poco, en cambio, la cantidad señalada á cada uno, fué más grande. Era difícil, casi imposible, hacer efectivo

out el ..saqueo, porque ademéls de la escasez de fondos, las autoridades no se prestoban para emplaar la tor– tura. ' Algunos aflojaron con las amenazas; pero otros se plantaron y dos de los principales se hallaban fuera del lugar y no había como atornillarlos. Zelaya y Gá– mez, jefes de la empresa, como si se dijera Vampa y

Pepino, no se arredraron por eso y envioron á Rivas al Fiscal de Hacienda con instrucciones especiales para sa– car el dinero. Erl cuanto lIe96, procedió con eficacia contra los que estaban alli y no quedan aflojar lo que era 'de ellos. Dió vuelta 6 la tuerca y luego estuvo el dinero en su poder. Respedo de los ausentes, sustituyó las persol1as y procedió con energía admirable y, real– mente, digna de meior causa.

"TORNIQUETE" CONTRA EL DR. MALlAliiO

y EL LIC. PADILLA

El Dr. Maliaño y el Lic. Padilla, ricos propietarios, no estaban en el lugar; pero si estaban la esposa del prime– ro y un hiiito del segundo; pues con ellos y los bienes de

105 otros, diio el agente especial llegado de Managua. Notlfic6 á ambos que deblan pagar lo que estaba seña· lado al esposo de la una y al padre del otro. Naturdl· mente, desatendieron aquel mandato, alegando que no

tenían dinero. Enojado el agente por la negativCl, dió or– den de prendor á los dos desobedientes que no acataban el mandato del amo que tenían en Managua, y dispuso que la señora fuera conducida al segundo piso de una casa que él designó y que el niño fuera llevado á la cárcel. La tropa obedeció y condujo á las vlclimas al lugar del sacrificio. Allí estuvieron en estrecha prisión

y reducidos 6: pan y DgUD~ Los amigos de Padilla arre– glaron luego el rescate del niño. La señora de Maliaño, granadina por nacimiento, ardiente por temperamento, altiva por carócter y orgullosa por su posici6n, se resignó al martirio y sufrió con estoicismo la prisión, las inco– modidades y el ayuno. UTorniquete ll

, así llamaban en Rivas al agente de Zelaya, al ver la her6ica resistencia de I~ señora, dió nuevas órdenes á sus ayudantes para estrochar el bloqueo. Cuentan allá, y yo refiero lo que mI) confaron, que amenazaron á la señora con meterle la cabeza en el excusado, levantarle el _vestido á la vista de I~~ soldados y tenerla en esa posición hosta que en– tregara la cantidad que se le pedía. Ante esa amenazo, cuyo cumplimiento no podía dudarse, la señora cedió, entró en transacciones, le rebajaron algo y pagó su res–

cate.

Un detalle precioso para concluír este episodio del liberalismo de Zelaya y Co.: Llegaron á Managua las noticias de las atrocidades que se cometían en Rivas pa– ra sacar el dínero y no hubo novedad. Cuando lIeg6 la primera ó segunda remesa y calcularon que la ope– ración estaría concluida, se lavaron las manos reproban– do el procedimiento y diciendo que no habían autoriza– do esa barbarie corrio sucedió con los palos de Mata– galpa. "Torniquete", al verse echado al fuego, se des– pech6, abandonó el campo sin concluir las operaciones, propal6 que era una inconsecuencia la que cometian re– probando lo que habíon mandado hacer y diio que tenía telegramas de Zelaya respecto de

$U misión, confirmán.. dole sus instrucciones verbales, y que los guardeba pa– ra su ti~mpo. ¡Qué de dacumentos de esa clase apa-

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