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EL CARLOS SELVA

DE ADAN VIVAS

Aunque Carlos Selva haya tenido una palabra póra casi todos los principales acootecimientos que han ocurri– do en la América Central, de~de que él tUYO el suficiente conocimiento para tomar la pluma; aunque todo cuan–

to de él tenemos se relacione íntimamente con nuestras contiendas civiles e internacionales, no se le puede ca– lificar enfre los hombres que antes que todo se hon lan~

zedo de lleno en el redondel angusfioso, pero algunas

veces lucrativo, en donde se consiguen ministerios, dipu...

tacianes, y presidencias, cimas desde las cuales es fácil

engañar, pero también muy fácil llegar a ser el engaña– do. Pero si Selva no ha merecido en su; patria uno de

esos puestos que hacen de quien los tiene la mira de la

generalidad, en tumbío el que se ha conquistado no está expuesto a desQparccer JnQñana baio las olas de una marea de opiniones y de hechos; no quedará reduci– do a la nada del abandono y del olvido, ni cuando pase sobre su dueño el frio torrente de la tumba. Hay seres

que nunca son propuestos para nada serio en '05 nego– cios públicos, aunque buenamelJfe; se 'es admire baio

otras fases de su vida. A quien se le ve algo de artista se le' Qcoshimbra negar, 'principalmente entre nosotros, toda facultad que pueda aprovecharse en el bienestór común Un hombre franco, inspirado, que habla en voz alta y que no se ciñe respetuosamente al fallo de la mayoría, aunque ella esté compuesta de niveles muy

baj~s, ~ueda como si dijéramos fuera de todo consejo en los negocios de Estado; y si se le aplaude cuando

dela conocer sus ideas por 'a ptenstJ si ellas son aco– gidas c,omo teóricas lecciones, al qUé las predica no se

le confía nada que se cuentra ligado por un fuerte consorcio a lo que se llama el gobierno del país. El régimen liberal, duro es confesarlo para 105 que no mi–

litamos balo su bandera, ha ,sido un poco más civilizado

a este respecto, que lo

fue el conservador. Hoy parecen utilizarse a 105 ióvenes qoe piensan con cierta dosis de vafor.y con cierto empuje progresista. Los que se acos–

tumbran a viai-cu por el camino carretero, no se atreven

después a

ir por una vía más rápida, y el cambio de

hierro les prQduc·e verdadero. terror.

SU FAMILIA Y SU AMBIENTE

El medi(> Qm~iente en que Selva ha vivido, no hay

duda que t;:ontribuyó en gran ~anera o: formar un carácter

en el héroe de este trabajo, bastante diverso al de sus conciudadanos. Casi todos sus dlas han sido nublados por contiendas privadas o por luchas que pertenecen a la arena de la lid periodlstica. Si, nO hay duda de que la atm6sfera de guerra que Carlos Selva ha respirado tan de continuo, ha moldeado en mucho su fisonomí;a mo– ral. Pero desde el vientre tnaterno trae aquél gérmen que en la familia de su padre ha simbolizado un sis– fema. Heredó varias de las originales costumbres que han estampado en ella una celebridad muy rara y que la han distinguido notablemente entre las otras familias de Nicaragua. La de los Selvas ha marcado su huella con honda impresión ~n el país, tanto por la excentri– cidad de sus acciones,· éuanto por la fecundidad de su ¡¡1genio. Cuéntense varios suicidas entre los miembros

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de la casa de cuyo tronco proviene Carlos Selva Diríase que entre la savia que ha dado vi,d(J a esa rama, el hogar de los Selvas, se ha inoc.ul~~o q~ién sabe por qué causa, entre el alveolo de una 'inteligencia superior~

el microbio de la monomanía y de la locura Se han suicidado entre los seres de eSa estirpe, desde la joven sonrosada, de ilusiones henchida, hasta el anciano a

quien faltaban en el orden natura', pocos meses para

entrar a la fosa, pero a los cuales él quiso anticiparse ton el cañón de una pistola~

SELVATICOS

frtUlCos en demasía, casi todos los que vienen de fal progenie, llevan sobre sus labios la verdad amarguí– sima para quien quiera y para quien no quiera oírla, y nada más de acuerdo con el gonio de fales personas que su propio apellido. Algunos de 'os más netos represen– fantes de esa raza, son completamente selváticos. No han venido aJ mundo casi con nada de arte de saber disimular¡ 1(1 diplomacia fue completamente desconocida para ellos, aunque en algunos CQSOS muy excepcionales, la especial educaci6n, el roce con personas civilizadas

de Europa y de los Estados Unidos y otras circunstan. ciás favorables para pulir el carácter, hayan logrado poner una superficie aterciopelada sobre (a ruda corteza de la primordial condici6n.

COMO SON LOS SELVA

Como atrás dijimos, los Selvas manifiestan un ta– lento reconocido por todo el pais, y con esa carla en blanco, han podido hacerse perdonar muchos errores,

y acaso hasta 'algún crimen fue una vez atenuado, por la simpatía que su autor teníase ganada entre aquéllos

que por entonces dirigían la iusticia. Uno de '05 miem– bros de esta familia quiso también juntarse con las

huestes de aquél célebre corsario del Norte, que pren–

dió fuego a Granada. Dotados, sin embargol" casi todos los vástagos de esa vieja mansión, de un pecho sano, sus equivocaciones se deben más al arrebato de sus pasiones y 01 desequilibrio de su naturaleza, que a la viciada cosfumbre de hacer daño para gozarse en él. Esa misma abundancia de sensibilidad y de independencia¡ les ha lI~vado en oc.asiones el chocar con la sociedad, que ha parecido dispuesta siempre a escusar sus des– víos; y si es cierto que no deian de contar con enemigos en Ja completa acepción d.e la palabra, éstos siempre se han tenido que contentar con odiarles en silencio,

porque no les encontraron muy cómodos para saciar en

cHos su rencor Debido también a ese mismo eXcesO de sensibilidad, se han arrojado ciertos individuos de la

c(:tsa de tos Selva, por la senda del vicio; pero aun extra– viados en el, sus corazones no se corrompieron jamás p fUeron siempre arnig~b'es para el doJor ajeno. Otro y

de los más sobresalientes defectos de la rat:a de que ve– nimos hablando, es la inconstancia, la volubilidad sin límites que Ja tlastorna. Estos espíritus inexplicables varian ,a c~da in$tante, y proverbial es donde quiera que se les conoce, lo que habrán de durar en ellos las emo– dones del plcu:er: o de 'la tristeIQ Como 105 niños, lloran

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