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tos de tololl1bla que re'~hazaron el tratado liay-lierr6n; pero dosaparecerá lo e~'rañeza teniendo presente que los prohombres del Congreso de 8ogotá son más retóri– cos, poetas y Hteratos q~e estadistas.

El empecinamiento elel Congreso ha tenido su 16gi– ca consecuenci~. Se quiso oponer débil dique á impe– tuoso torrente, y se rompió el dique.

Do los dos problemas, casi está ya la solución del primero. Lo del otro es una consecuencia lógica de la del primero; pero no será esto todo: apenas tenemos el principio del fin.

Los hechos que 58 van desarrollando con precisi6n matemática, están ya previstos porque son etapas de la evolución histórica que indefectiblemente tiene que con– sumars, en el Continente, de acuerdo con la doctrina de Mon'roe y los intereses humanos. No hay poder en

el mundo para impedir esta evolución que es el destino manifiesto. Podrá retardarse, pero impedirso, nunca. Aparte de eso hay otra consecuencia inmediata del triunfo de los separatista. Es probable que el Gobierno' trate de someter el Istmo; pero es seguro que si lo in..

tenta, no solo fracasará, sino que el partido conserva-– dar perderá el poder. El Istmo es liberal, de tal mane– ra que el Gobierno conservador ha tenido necesidad

SIGNOS POSITIVOS Y

CON este mismo titulo ha publicado El Tiempo, dio. rio conservador de Méiico, un artículo en el que preten– de reb~iar la importancia de los Estados Unidos, porque Margan no pudo arrebatar él Inglaterra el cetro de la navegaci6n; porque In industria alemana eclipsa á la

americana; porque el reciente bombardeo de Venezuela y el desdén de la Corte de San Pelersburgo á admitir consejos en el asunto de los judios de Kistchénen, son bochornosas lecciones que han hecho perder su gigari– tesca talla á la Gran República, reduciéndola á las pro– porciones de una nación como otra cualquiora, con vir– tudes y vicios que informan su carácter nacional, con energías y debilidades que alternativamente le hacen respetable ó vituperable.

Desde Juego se nota la inquina del escritor contra Estados Unidos y su falta de 16gica en la argumenta– ción con que pretende menguar el poder y la importan– cia de la primera naci6n del mundo.

No comprendo por qué rebajen á Estados Unidos y les quiten su prestigio en el mundo, la negativa á ven– der ~6 Morgan una línea de navegación inglesa, la pros– peridad de ICl industria alemana, el bombardeo de Ve– nezuela, y el no haber escuchado Rusia la amistosa in–

tervenci6n en favor de los judios.

Nada tiene eso de particular, ni afeda en lo m6s mínimo á Estados Unidos, á no ser que se pretenda que deblan obligar á ,los Ingleses á vender sus buque's á un empresario americano, que debían arruinar la in–

dustria alemana, impedir el bombardeo y forzar al Czar de Rusia á escuchar' y seguir sus indicaciones en el asunto de los ludío~. ¿Pero de dónde se sacan esos deberes y por qué ha de ser mengua el no realizarlos? éoda uno es libre para escuchor ó no un conse;o

y para vender ó no lo que tiene.

!"bsurda y ridícula seria la pretensi6n de obligar á

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de mantener en él tropas del interior adictas 6 su par– tido. Los liberales del interior, que depusieron las aro mas en la pasada revoluci6n por no haber podido apo– derarse de Panamá, recomenzarán la lucha al 'ler esa

ciu~Cld y todo el Departamento en Roder de sus corre.. ligionarios. La lucha será ahora muy desventaiosa pa–

ra el Gobierno porque las fracciones de hist6ricos y no–

ciD~ales, que constituyen el partido conservador, están

m~y sep~radas, son enemigas, á tal grado que se cree que I()s. nOQocionales están ligados con los liberales. Agré–

gU~5e~ lit eso, el cansancio del pOlS, la pobrez:a en que estc;., el cambio al diez: mil por cientó, las dificultades

de ,"IC~ campaña por hallarse cortadas la,~ comunicaciones entre las costas del Atlántico y las del Pacífíco por la ocupaci6n de Colón y Panamá, y los po~erosos recursos con que debe contar la República del Istmo para soste–

nerse y ayudar á sus enligos del. interior. los que co– nozcan todo eso, comprenderán fócilme.,te la imposibi– lidad en que está el Gobierno colombiano para impe– dir la separación de Panamá, y el peligro en que está el partido conservador de perder el poder, ¡ntente ó no recuperar el Istmo.

10 de novíembre de 1903.

SIGNOS NEGATIVOS

que escuchen y sigan los conseios y á que vendan lo qU9 os suyo y les conviene conservar.

La prosperidad de uno en nada afecta ni rebaja la de otro; ni el talento, la habilidad y la sabiduria que uno tenga, impiden 6 rebaian los que O"OS pue– dan tener. Por consiguiente, el progreso industrial de Alemania, no disminuye el americano.

Lo ocurrido en Venezuela, leios de menguar á los Estados Unidos les ha enaltecido y ha atestiguado su poder é influencia.

Inglaterra y Alemania, antes de proceder, pidieron su aquiescencia etl Gobierno americano, presentándole

105 motivos de queia que tenían. Reconoció éste la ;usti– cia que les asistía y les dej6 obrar; pero luego intervino para Un orreglo; se suspendieron las hostilidades y se

someti6 lo cuesti6n ,,1 Tribunal Arbitral de La Haya. Los que no saben 105 antec~de'ntes y consiguientes del 'asunto de Venezuela y han olvidado 6 no conocen la 'significación y alcance de la doctrina Monroe, han dicho que los Estado$ Unidos fueron humillados y que las potencias europeas menospreciaron la famosa doc– trina, salvaguardia de las nacionalidades de este Con– finente.

En su oportunidad conteestaron los americanos, di– ciendo muy alto y muy claro lo que precedi6 al proce– dimiento contra Venezuela y declarando que la doctrina Monroe no era escudo de picardias ni obstáculo para impedir que se castigase á los que abusando de su poder faltaban á sus 'Compromisos y ultrajaban á los extranjeros, violando las prescripciones del derecho in.– ternacional, sino el páladión 'de las nacionalidades del Continente contra la usurpación extranjera.

Si no fuera así la doctrina, no seria es~a la prime– ra vez que la hubieran menospreciado I~s nacio-:aes de Europa, 'porque no es el primer bombardélj' ni la pri-