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« Previous Page Table of Contents Next Page »pd$,!j~ros ltIensuales, de las costas del Atlántico a las dél Pí:l~ífico de los Estgdos Unidos. Entre las ventajas
que:, , sot)re ,Ió ruta de Panamá ofrecía la de Nicaragua, en' ,épóca en que no s~ conocía la refrigeración, figura–
bct0 menúes de sopa de tortuga o de cangra;os; cocktail de' Camarones; filete de pescados tan variados y finos , como el de roca, el puerco, el rey, el baracuta, el colo–
rado, el pergo, el papagayo y la garupa, peces todos,
marinos; o el iudío, el cabeza de carnero, el róncador, el sucio, el tambor, el dormilón y el macarel, de los grandes ríos; y los sábalos, saboletas, barbudos, angui– las y
guábinas, de los grandes lagos.
¿Cómo expli!:arse esos aspectos que versan sobre el origen y distribución de dichos peces, la manera cómo pu– dieron haberse trasladado de una a otro cuenca hidro– gráfica y los efedos de los saltos y raudales sobre la fauna de los lagos y ríos nicaragüenses? En la Smithso– nialt Institution de los Estados Unidos hay unos cuantos ejemplares conservados en alcohol, pero los ec610905 como Eigenmann dicen que el estudiante de éstos esfá en la misma situación de un ornitólogo a quien se le pidiera que clasificara una colección de pájaros desplu– mados. Al morir, 105 peces pierden 5US brillantes tonos; otros, como la mo;arru, varían Jos matices de su indu– mento y tienen una propensión a cambiar de c9101 por mimetismo o por fenómenos sexuales. Es sabido que Jos peces marinos son capaces de imitar cualquier fondo, todo lo cual complica la explicación del milagro de la
pesca nicaragüense.
El Gtdn Lago de Nicaragua y el Lago Managua, comunicados por el ';0 Tipitapa, formaron parte del Pa– cífico en époc'as que nadie sabría precisar. Con la lava de ,los volcanes que hacían erupción se cerró lo que fué una bahía del océano quedando entrampadas, así, es.. pecies únicas en el mundo de los peces. Las aguas, que subieron al nivel actual de 32 80 metros sobre el nivel del mar, buscaron salida por las bajuras del Atlántico, originando un río: el San Juan, por donde se ha pro– yectado la apertura de un canql interoceánico.
Las conientes de otros ríos que bajan de las mon.. tañas de lo cordillera de los Andes fueron endulzando poco a poc:o el lago recién formado hasta convertirlo en lo que en dialecto "mangue" se llamó Cocibolca, que significa "Mar Dulce." Con más de un millar de islas, si se incluyen los arrecifes de lava de la "isletas" situadas cerca de Granada y formando sus oriflas una elipse de 160 kilómetros de largo por 70 de anchura máxima, este lago, con un total de 9,500 kilómetros cuadrados de superficie, vino a ser uno de los más gran– d"s dél mundo y el segundo de la América Latina. A ormas de unas islas volcánicas desde cuyas cumbres se divisan los dos océanos alcanza hasta 200 pies de pro– fundidad. AIIi, detrás de los picos se encuentran los vientos procedentes de puntos muy diversos. Las aguas casi siempre conmovidas por el noroeste, en 10 minutos se levantan en olas tan furiosas que hicieron decir a
Félix Belly, ingeniero francés contratado por Nicaragua para traba;ós del Canal, que pocos mares podrían com– parársele por lo violento y tracionero".
En la ribera occidental la resaca es muy fuerte, los
huraca~es frecuentes y muy rara la calma. Esta pare. cería privativa de s:us costas flesiertas, arenOSas y cálir
das. Durante el dla el resplandor de un sol que parece salir molido en granitos de arena, casi apaga la vista y por las noches dichas costas se pueblan de millares y millares de lucesillas centellantes, como una gran me– trópoli vista a cio de pá;aro: i Ja metrópoli de Jos coco– drilos que duermen con 10$ oios abiertos!
En cambio, el Lago de Manclgua s610 es una terce–
ra parte de éste; sus costos rocosas y el agua roiiza. El Encargado de Negocios de los Estados Unidos en las repúblicas centroa.mericanas en el año 1849, E G .. Squier, en su libro NicaraguQ: "Hs People, Scenery, Monuments,
and the Proposed Interocecmic Canal", describe allí a
"dos hombres, con el agua al pecho, que arroiaban una
atarraya cerca de las rOt.as, mientras un tercero arras– tr.:tba algo que parecía una gran hoia de palmera, pero que re!:iuItó ser una cuerda de la que colgaban unos peces La acercó a 11"'.1 orilla
(:1 solicitud nuestra y pude
apreciar entonces -dice Squier- centenares de bellísi– mos pescados del tamaño de un pequeño sábalo y muy parecidos
CI nuestros rack bass ¿A qué precio los ven– de? plegunfé. A diez por medio, fué la respuesfa. Co–
mo no quisiéramos comprarlos el hombre siguió ofrecién–
dolas a diez por un quarlillo, que equivalía a tres cen– tavos. Volví a negarme pero le obsequié un real para que se Jo tomara a la salud de los "Americanos." Cuenta el mismo autor que más adelante se en– contró en el lago con uonos matorrales plantados a ma–
nera de represas por donde unas mujeres sacaban con mochilas, millares de pejecillos plateados desde el ta– maño de una aguja grande hasta el de un camarón. En seguida los arrojaban en la arena, en hoyos abiertos en forma de 4=alderas, y ahí, en el estertor de la agonía semeiaban una maza de plata derritiéndose mansa– mente d la luz de los últimos resplandores de la tarde. Los nativos llaman "sardinas" a estos pequeños peces
y los cocinan en tortillas de huevos,' plato tan excelente que no dejé nunca de ordenar, siempre que visité a Ma– nagua."
La sardina (Melanis sardinía! no sólo abunda en el lago de Managua, sino también al norte del Gran Lago
y en ciertas lagunas. Freza en el mes de marzo y deso– va en lugaH~§ sombreados y poco profundos. Así han llegado, desde tiempo inmemorial, a los mencionados matorrales.
El río Tipitapa, procedente del Lago de Managua, desemboca en el Gran Lago, después de 30 kilómetros de curso; se ensancha por la orilla derecha en un vasto pantano compuesto de dos estuarios conocidos con los nombres de Tisma y de Jenícero. El agua aquí no tiene mucho más de un metro de profundidad, con otro tanto de lodo, en que habitan numerosos lagartos. A orillas del río se extienden fértiles pastos y los ganaderos, para Ja crianza de sus animales, sólo tienen que preocuparse de que los lagartos que los asechan no se los lleven de la nariz cuando, confiadamente, llegan a abrevarse. Los pescados de Tipitapa, que se venden en el pueblo de ese nombre, tienen gran demanda y la Junta de Turismo de Nicaragua los recomienda
(1 'os visitClntes~
No lejos de Granada y al pie de un cerro lIaltlado Mombacho hay otrd laguna separada de la parte sur del Gran lago por uno breve planicie. Esta laguna es muy
semejante a la de Tisma. De ella refiere Oviado, Primer Cronista del Nuevo Mundo, que cuando se llena en la estación lluviosa "entran de la laguna ... innumerables pescados é grandes lagartos ó mejor diciendo coca trices:
é cessadas las lluvias é venido el tiempo seco, sécase
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