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como sal común, magnesia y otros minerales Dado el ingente volumen de los océanos, lo cantidad total de cualquier mineral que existe en ellos es inmenso y conduce o sueños toles como lo extracción de oro del

mar Pero, con pocas excepciones, la CO[lcentración

es muy escasa y la extracción resulta tan costosa como

como el tratamiento de uno roca extremadamente po– bre en mineral Lo extracción por evaporación de lo sol del océano es uno antiguo industrio, y durante mi– les de años el hombre ha utilizado lo fuerza del sol poro evaporar en salinas la sal que necesita En nuestros días, no sólo se extraen del agua sales de so– dio sino también de potasio y de magnesio El gas de bromo es un valioso producto secundario de la sal y del magnesio Este último es un metal muy liviano y ocupa el segundo lugar en abundancia en el agua del

mor se lo extrae por un procedimiento tan sencillo

que resulta económico, aunque sólo existe un 10%

de magnesio en el aguo marina mientras que las rocos y el suelo comunes contienen cuarenta veces más

Bajo las aguas superficiales de lo plataforma continental estamos haciendo perforaciones para ex– traer valiosas reservas de petróleo, y nos volvemos codo vez más hacia el mor en busca de él La asom– broso energía almacenado de los fósiles marinos no sólo se encuentra bajo lo tierra firme que en un tiempo estuvo recubierto por las aguas, sino que mós de 60 billones de litros, o seo cerca de lo tercera porte de

cuanto existe en el globo terrestre, espera en reserva

bajo el lecho marino

Desde tiempo inmemorial se ha utilizado el mar como un enorme depósito de basuras Mientras esos

detritos eran orgánicos o materias químicas ordina–

rios, el mar podía transformarlos en alimentos útiles o disolverlos lo suficiente como para que no fueran perjudiciales Pero, actualmente, el hombre produce ciertos materiales de desecho, los desechos radiacti– vos, que no puede quemar y desparramar en la atmós–

fera, ni dejar filtrarse en la tierra, ni descargar en el mar sin un estudio previo de las consecuencias Se

considela que el mor se presto paro lo eliminación de los desechos radiactivos

Empero, el 70% de los productos de fisión de

todas nuestras bombas atómicas coe en el mor, porque

los océanos cubren ese porcentaje de lo superficie del planeta, y aún suponiendo que el aguo marino diluya esos desechos, algunos organismos biológicos que sir– ven de alimento 01 hombre pueden concentrar fortísi– mos dosis de isótopos radiactivos Se ha considerado que 1 000 toneladas anuales de cenizas radiactivas podrían ser arrojadas con toda seguridad en los fosos oceónicas aislados, pero no podemos estar seguros de

eso hasta no conocer mejor los movimientos del agua

en estas profundidades, en efecto, en esos fondos abi– sales se han encontrado rocaS redondeados, lo que indico 19 posibilidad de que los corrientes profundos sean mós rópidas de lo que creíamos.

Con frecuencia el hombre ha causado daños en su medio ambiente terrestre, ya seo despoblando bos–

ques y ocasionando la extinción de especies animales,

enrareciendo el aire de los ciudades hasta provocar enfermedades oculares, O trabajando excesivamente lo tirra hasta esterilizarlo Sería lamentable que su

ignorancia dañara lo fauna abisal del océano, provo~

cando una reacción en cadena que perjudicaría a todos los seres vivos del océano Antes de depositar en el

mor esos materiales radiactivos de gran pel sistencia, debemos esperar que nuestras investigaciones nos au–

toricen a hacerlo

Como la necesidad de desprendernos de esos de– sechos es urgente, habremos de acelerar los estudios sobre las corrientes marinas, la químico, la geología y lo biología del océano, a fin de que lo eliminación de desechos no seo perjudicial paro las generaciones fu–

turas

El mar almaceno uno enorme energia Lo que mejor podemos apreciar es lo que resulto de lo plea– mar y lo bajamar, especialmente en los lugares donde las mareos son de una amplitud poco corriente, toles como en la bahía de Fundy (Canadó) donde la diferen– cio entre lo pleamar y lo bajamar equivale a la alturo de un edificio de cuatro pisos Se don otras mareos extraordinariamente intensos en Alaska meridional y en Inchon (Corea) Los mayores mareos del mundo sobrevienen porque dos veces por día el influjo de lo luna se sincroniza con lo vibración natural del aguo en determinados estuarios En lo actualidad se estón haciendo ensayos para utilizar las mareos en Francia, y existe el "proyecto Passamaquoddy" para utiliza, esa fuerza en lo bahía de Fundy. Otro medio de uti–

lizar la energía marina consiste en hacer funcionar

m6quinas aprovechando lo diferencio de temperatura entre el aguo cólida de lo superficie y lo frío de los profundidades

He llegado o preguntarme si no se estó dando

demasiada importancia a las investigaciones extra– terrestres, a expensas de los regiones desconocidas de

lo I ierra en que vivimos Lejos estoy de sugerir que

renunciemos a apoyar financierámente la estimulante exploración del espacio, me limito a señalar que una suma relativamente pequeña nos permitiría mantener

el equilibrio y estudiar nueslra propio tierra que, como he señalado, es el laboratorio mós conveniente y ac– cesible para comprender los problemas del universo Gran parte de los paisajes submarinos, ocultos a nues– tros ojos, son mós desconocidos paro nosotros que lo

COi o de la luna que contemplamos

Con los minerales que contiene, los alimentos que guarda en su seno, lo historio geológico encerrado en sus estratos sedimentarios, y el petróleo submarino, el fondo del mor es por lo menos ton interesante como el lodo invisible de lo luna, y mucho mós utilizable o breve plazo para bien de la humanidad

Debemos equilibrar los gastos de nuestros recur–

sos, tanto humanos como materiales, para que en

nuestro entusiasmo por el sol y el espacia no menos–

preciemos nuestra propia tierra Es maravilloso con–

templar y tratar de comprender el espacio; seró mara– villoso poder atravesarlo; pero no debemos olvidar lo tierra en que vivimos y el enorme depósito que alma–

cena cuanto es necesario poro la vida Está ahí, a

nuestra disposición, en las aguas de los océanos y los

mares.

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