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J. Parte General

Los volcanes centroamericanos se hallan entre la frontera guatemalteco·mexicana y la provinCia de Chiri–

quí y se deben considerar como fas manifestaciones más

recientes del fen6meno eruptivo en el suelo de la Amé–

Jica Central Es cierto que sucesos eruptivos ya $e han

verificado en formaciones muy antjguas y en regiones

muy extensas, tal como las intl usiones de Granito, Dio· rita, Syenita, Gobblo u otras rocas probablemente onti·

quisimos Ya en épocas más model nas aparecieron las

Serpentinas. rocas muy frecuentes en Chiapas y Tabasco

de origen probablemente postcretáceo, los Diabases de Honduras, Nicaragua y la península de Azuero, los P6r–

fidos y Porfiritas, que en Nicaragua junto con las Mela–

phYlas forman gran parte de las altoplanicies septen– trionales, los Phonolitos, Traquitas, Dazitas y especial– mente las Basaltos y Andesitas macisos, que han forma–

do en Chiapas, Guatemala meridional, Honduras occiden– tal y Cosferica grandes SiCI ros elUptivas como ccnse·

cuencío de enormes erupciones efusivos o lo lorgo de grietas, que dejaron emanar grandísimas masas de lovos

fluidas, el mismo origen hay que atribuir a las grandes capas eruptivas de Andesita, Rhyolita y Basalto, qué juegan un papel tan importante en Honduras y Nicara–

gua, mientras que los extinguidos y por la elosión ya

muy destruídos volcanes terciarias cerca de San Crlst6bal I.as Cosas y San Bartolomé de los Llanos en Chiapas habían sido erigido por el upcianes centrales C M Ho– yes constat6, por estudios petrográficos de la formaci6n de Ilrito INicaragua), que durante el período Oiigaceno deben haber existido al Oeste de dicho puebla volcanes, que después por la acci6n de la erosión de los ríos y del

mar han desaparecido completamente y en el tel ritorio de Panamá la acci6n volcánica no solamente se maní·

festó durante el período Oligoceno, sino también en el

Mioceno produciendo al principio masas ttaquítkds, m6s

tarde basálticas

Los cerros generalmente cónicas (de lbs cuales no po–

cos han hecho erupcíones en tiempos hist6rícos, mientras

que los otros par. su farina Intacta a paco madifia9da por la erosi6n documentan, que habían sido form~dos

par erupciones cent.ales), componen el systenia de las

volcanes modernos, que por su gran número, por; sus

efectos c1imatal6gicos y econ6miCos y muchas Veces tam– bién par su altura y majestad se encuentran en!lió los objetos geográficas más conspicuas e importe;,"tes' de la América Centra I

Conforme a Hayes la actividad de los volcanes c~n­

troamericanos modernos comenzó a principios de la épl?

ca cuaternaria. Las huellas humanas, qlle se han en~

contrada en la Iímife entre das corrientes de lodo sobre– puestos uno sobre el otro cerca de Managua dan la evidencia de la juventud de los depósitos sueltos vol–

cánicos de la Sierra de Managua, pero no permiten una

determinación exacta de la edad relotiva. Las enormes

rnasas de tobas no estratificadas que constituyen los sie.

rras de Managua y Masaya y que Hoyes na obstante su

espesor de unos 400 metros considera como el resto de

una corriente de lodo gigantesca, demuestran que los

volcanes nicaragüenses deben haber producida ya al prin–

Cipio de su qctividad masas sumamente grandes de ma. terial suelto, e igualmente parece, que una parte con–

siderable de las dep6sitos de piedra pomez, arenas y cenizas volcánicas existentes en Costa rica y las regiones

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septentrionales de Centroamérica data de los primeros tiempos de la actividad volcánica moderna.

La aparición de las volcanes modernas ha tenido

efectos sumamente impol tantes para la geografía física de los países respectivos Por su altura han difer~nciQ.

da no solamente la climatología, sino también la distri. buci6n regional de las plantas y de las animales adé· más de la actividad econ6mica del hambre en el Sentido veltical, en ciertas partes de la América Central IGuate. mala y El Salvador} se ha trasladada el límite entre los

climas húmedo y seco f'Y.lás hacia el Océano pacífico al

formarse la hilera grandiosa de los volcanes. La gran

fertilidad de las cenizas y por consiguiente también de los suelos volcánicas permite la producción de grandes

masas dé víveres vegetales y con eso una concentración

notable de la pablaci6n en laS terrenas volcánicos no

obstante el riesgo, que corren la gente y sus obras de

parte de erupciones y temblores volcánicos Muy im·

portantes son también los cambios hydragráficas causo· dos por lo formaci6n de los volcanes, En regiones hú·

medas se llenaron los cráteres de agua formando lagos,

que en muchos puntos son de gran importancia para la

población vecina abasteciéndola con el agua necesaria

En otros casos los ríos han sido forzados a cambiar su curso o fueron estancados formando lagos por los mis·

mas volcanes (v gr el lago de Amatitlán) o por corrien· tes de lava Iv gr el lago de Güija} Pero el mayor y más importante cambio hydrogr6fica producida por la

acción volcánica en el terreno centroamericano flJé la

formación del lago grande de Nicaragua Según los estudias de C. W Hoyes la costa pacífica de Honduras

y Nicaragua se encontraba en los tiempos anteriores a los volcanes modernos niás al Oriente y una ensenada

grande del Océano pacifico fué separada del mismo por depósitos volcánicas +ormo.ndo el Lago de Nicaragua (Granada). Otras erupciones sepa/aron el Lago de Ma· nagua de su compañero, mayor al Sureste y en la Ba· hía de Fanseca como eri' los lagos nicaragüenses se hi·

cieron por nuevas erupciones u~as islas y penínsulas. Eh

El Salvador, en Guateina'la y Costarica el nacimiento de las volcanes no produjo cambios tan importantes en la trazo de la costa marinó; pero se ensancharan las plani· cies de la casta a veces considerablemente.

Los tamañas de los volcanes centroamericanos di. fieren mucrísimo, hay volcanes que se elevan solamen· te unos 50 6 100 ni. sobre el nivel de su vecindad y otros que tienen una a,ltura relativa de más de 2000 metros Al estudiar la distribución de los volcancit9s pe·

queños luego se nota que generalmente han nacido en

los foldas de un volcán grande como parásitas, o en la

vecindad de tal como concomitante; muy raras veces se

hallan dispersados en ciertas regiones, v. gr al Norte de la Laguna de Güija o en la vecindad de Cuajiniquilapa en la República de Guatemala. Pero de todos modas se complende fácilmente, que los volcanes grandes (vol· canes de primer orden) san de una importancia mucho mayar que las menores Ivolcanes de segundo arden} y al trataf de la distribución geográfica de los volcanes

conviene omitir los chiquitos por ser solamente acceso#

rios Haciendo esto hay que tomar en consideración los

posiciones de 101 volcanes tanto extinguidas y quietos

como activos Principia el systema de volcanes modernos

centroamericanos can el volcán de Tacan6, porque la nO– ticia de Dalfus y de Montserrat sobre la existencia de

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