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Iiealh'lente ~uchs da parte de una erupción formi· dable a mediados de Isiglo XVI, pero sin mencionar sus fuentes¡ de mqnera que no se puede contar con la noti–

cia. Ademós menciona otra erupción nueva, del se–

tiembre de 1882, acompqñada por temblores de exten·

sión grande Pero co.("Oo no hallé ningunos vestigios de uno erupción reciente, ni IQs vecinos me contaron d~

ella, hay que juzgar esta erupción como apócrifa los periódic.os contaron además de una erupción, que haya tenido Jugar a principios del aijo de J 912 relO los Doctores Lutz y Mac Donald han demostrado con toda seguridad, que el rumor había sido falso y que solamente habían ocurrido enormes incendios de las sel– vas de los lados O, S y N del volcán.

Sería muy difícil investigar systemáticamente la es– tructura geológica, porque tanto la densa vegetación como la escasez de agua en la región completamente despoblada y des prevista de caminos lo haría sumamen– te difícil Lo poco que se sabe ahola permite la supo– sición, que el macizo gigantesco ha sido edificado pau– latinamente por multitud de erupciones trasladándOSe

muchas Veces el centro eruptivo (generalmente hacia

550) Como parece, que rocas macizas forman la par~

te pledominante de la estructura geol6gica del volcán, es probable, que los erupciones eran efusivas en gran parte Las formaciones volcánicas mós recientes del ce~

rro (con excepción de algunos volcancitos parasíticos ya

gastados por la erosión) se hallan en la extremidad SSE de las 1 egiones culminantes. I?espués de una marcha

100ga en las selvas vírgenes me encon1ré de repente en

la margen supelior de un gran circo pel1ascoso, que aparentemente es el resto de una circunvalación anti– gua de grandes dimensiones Su punto más elevado queda unos 400 metros debajo de la cúspide más alta del volcán. No sé, a qué distancia se continúa hacia el poniente, porque la densidad de las selvas me im– pidió la vista Al pie de este circo de unos cien me~

tras de altura relativa se extienden corno restos del fon~

do del antiguo cráter unas pequeñas altiplanicies cubial– tos de lapili La mayor parte de aquel fondo ha sido tapado por la acumulación de algunos cumulovolcanes y por la formación ele un <;:ono volcánico más ¡oven en

la margen SO, quedando su orlo casi concéntric;o con el circo antiguo; su contorno aserrado ya había sido visto por M. Wagner, que también dió con la verdadera in– terpretación.

Un poco al SO del centro de este circo más joven se levanta un conito central de unos 80 metros de ahu– ro relativa, ovalodo (siendo su eje mayor en dirección EO aproximadamente c/e 20 m) Al lado oriental del cratercito aparentemente bastante profundo es la cir– cumvalación menos alta, que en los otros lados La mayor parte de su falda septentrional carecía en 1899 completamen1e de vegetación yero formada por cenizas blancas y rojillas. Unas manchas de color intenso blan– co y rojo indicaban las situaciones de fumo rolas anter¡o~

res que aparentemente no había sido apagado desde mucho tiempo Hacia el O el cráter está abierto y por el vado se ha derramado una pequeña con iente de lava, cuya superficie es sumamente áspera y tiene cerca de su términó septentrional un pico pequeño, pero muy derecho, que talvez e"s una chimenea lávica. Por des~

gracia no tuve: el tiempo suficiente para visitar el canito central y la corriente de lava¡ mandé por eso un guía al cono central, para que me traiga una muestra de la roca mientras que yo mismo subí a la cúspide más alta

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del circo interior y de todo el ceno.

Entle el cono central y el circo se extiende un atrio, cuyo fondo está cubierto de lapili; la circunvalación ba– ja tanto hacia la corriente de lava, que cerca de ella tendrá una elevación de sólo 10 metros sobre el fondo del atrio Este paso cómodo es tan traficado por las nUmerO$dS dantas del cerro, que se cree ver desde lejos

lJnCl~ verc;.ladera vereda de gente

Advertencia Durante la impresión de esta obrita

me lIegClron varias noticios sobre .una nueva actividad riel Volcán ela Acatenango. El 24 de Diciembre de 1924 se verificó una explosi6n en el portezuelo entle el Pico Mayor y el Pico Chico ("Tres Mrías"), formándose una hilera de 15 bocas en la Iínea¡ que sigwe la dirección en~

1re las dos cimas mencionadas¡ y Ull cráter nuevo al finmeridionCJI de la hilera La segunda explosión con emisión de cenizas y piedras resultó en el cráter anti~

guo, que existe en la falda septentrional del Pico Mttyor, el 10 de febrero de 1925, y después se trasladó la re– gión de actividad explosiva principal en el mes de mar~

20 riel mismo año al cráter culminatorio del Acatenango.

APEN DI CE

RElACION DE MENDIETA SOBRE LA ACTIVIDAD DEL

FUEGO EN 1581 Y 1582

(Fray Ger6nimo de Mendieta, HistOI ia ecclesiástica indiana México 1870 S 391 f)

"En el año de 1581 de otro volcán (.. IlFuego tl

)

sa– lió tan grande ímpetu ue fuego, que parecía querer abrasar la ciudad con iodo su comarca Esto fue a 26 de Diciembre, y otro día siguiente salió tan grande copia de ceniza, que encenizada la ciudad y todo el valle, el aire se oscureció y se volvió a manera de niebla tao espesa, que totalmente impidió la luz del sol y causó tinieblas; de suelte que en la mitad del día los ciuda– danos tuvieron necesidad de alumbrarse con candelas

y muchos hombres y muieres con temor se fueron por los montes buscando cuevas en que meterse, Y si no fuera por un rerio vien10 cierzo que Dios pOI su misefÍ– cordi9' ploveyó, con que se detuvo el salir de las cení· zas y se qusentaron las que causaban aquella oscuridad, sin du.da se hubiera de desamparar aquella ciudad co– mo lel primera Mas no pararon aquí Jos tempestades, porque el año siguiente de ochenta y dos, por el mes de Enero, salió del mismo volcán tan grande ímpetu de fuego por espacio de veinte y cuatlo horas, que baian~

do y discurriendo por las laderas del monte a la mane· ro dEf .u.n velocísimo río, volvía en ceniza los altísimos y poderosos árboles, y las muy grandes piedras y pe–

ñascos convertía en brasas de fuego, echa.rido de si el monte en este tiempo truenos, relámpagos. y rayos, y saetas abrasantes como cometas Y la, tierra fue tan abrasada y comida del fuego, que en muchas partes parecía haber descubierto sus entrañas. Y un pueblo de los indios que estaba dos leguas de allí, lo volvió todo en ceniza, aunque, per la piedad divina ninguno pereció, ['arque temiendo el peligro lo desampararon Los españoles vecinos de la ciudad pensaron ser allí consumiqos, y preveniendo el remedio para lo presente

y para lo de adelante, tomaron de nuevo por sus abo~

godos a los gloriosos Suntiago y S Sebastián [aunque de aotes lo era ni, haciendo cada uno sus particulares votos y promesas, y retonciliándose con mucha voluntad los que hasta allí andaban entre sí enemistados y di– visos, lo cual hacien90' y componiéndose todos con Dios, cesó la llama de fuego".

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