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« Previous Page Table of Contents Next Page »Caballo", se halla en una área de lava nueva una co– lina compuesta de bloques sueltos en su superficie y de 12 m. de altura aproximadamente Esta Boca me– dia había sido el lugar de erupciones pequeños en 1923, arroiando bloques y piedras, pero no humo
A poca distancia y formando una línea recta con
ia boca medía y el Cerro Negro se halló, igualmente en medio de un campo de lava nuevo, una colina de 101– vez 40 a 50 m de altura: el Cerro Negrito, como los ve· cinos la bautizaron Este había sido el lugar de mu– chas erupciones durantes el último pet íodo de actividad del Cerro Negro
Grandes y muy espesos son fos depósitos de are~
nas al occidente del Cerro Negro, tapando completa– mente un extenso campo de lava, que yo había obser–
vado en 1899
A fines de octubre y principios de noviembre de
1914 se han verificado erupciones según el testimonio
de señores que habían presenciado el espectáculo El volcán Cerro Negro arrojó lodo y más tal de 91 andes
cantidades de cenizas y escorias, que llegaron hasta la
ciudad de León Retumbos y enormes rayos acompaña– ron los fenómenos eruptivos
Otro período de actividad del volcán de Cerro Ne– 9ro comenzó el 23 de octubre de 1923 y concluyó a principios del mes de diciembre del mismo año Las erupciones t acompañadas de retumbos, ptesentaron un espectáculo grandioso t como grandes llamas salieron del cráter y piedras y bloques incandescentes fueron arroj<J~
dos a alturas considerables, baiando después en las fal– das del cerro Masas muy importantes de escorias y
arenas se depositaron en la vecindad del cerro y varias corrientes de lava baiaron de las faldas NO y NE del Cerro Negro, siendo la última la más reciente t porque el señor Harding hizo constar, que todavía no existía el 29 de noviembre de 1923, cuando el pasaba por aqueo
110 región
Al Norte del volcán de Las Pilas se extiende una t1onulo grande, en parte cubierta por cenizas y lapili del volcán vecino Un campo de lava muy extenso y
muy joven rodea los pies N y NO del volcón Su roca es andesita de pyroxeno
Al Sur del cono del Volcán de Las Pilas se
QI rima el volcán AsosostO 807 m, que todavía no es investiga. do, porque en 1897 no pude ver ni un vestigio de un cráter t mientras que Mielisch avetiguó un pequeño plan en la cima
En la falda NO se halla en el portezuelo entre el Asososco y el Pilas un resto mesquino de un conita pa– rasítico Al E del Asososco se halla hundido en la falda del volcán el hcrrnoso maar y lago del mismo nombre Queda al lado oriental del volcán y está rodeado por una circunvalación poco alta
Entre el Pilas y el Momotombo se levanta un cono volcánico regular, el Cerro montoso (el cual K van See– bach había bautizado cono de Dow) a 525 m Es tron– cado arriba, pero parece que ya no tiene cráter Al SO del Cerro montoso existen dos volcancitos muy destruí~
dos, de los cuales el más septenttíonal lleva el nombre de Monte galán en el mapa del Ferrocarril interconti· nental
En el valle intercolino entre el Cerro montoso y el Momotolnbo .hay tres lagunas (Guosimitos al N, Las Pie· dras en medio y Monte galán al Sur)
Entre todos los volcanes Maribios el más activo es el Momotombo e 120 m Se presenta como un cono
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alto y muy bien formado aislado en una penlnsula del lago de Managua. Su nombre era primitivamente Ma..
mea; su nor,nbre actual se ha tomado de la nación, ve– cina de los indios Mohometombo.
La forma del volcán era esencialmente diferente en tiempos de Oviedo (1529), porque el dibujo del primer historiador de las Indias representa un cono principal rá~
pido con un barranco de erosión bien manjfjesto
l
que
conduce de la cima hacia abajot y varias eminencias, que en mi concepto eran los restos de una circunvala~
ción antigua, en parte destruída por la elosión Es pro. bable, que la actividad del cono central había redesper_ todo (después de un reposo muy largo! poco tiempo an– tes ele la llegada de Oviedo, porque de otra manera el barranco hubiera sido ya cubierto de nuevas cenizas y escorias Como Oviedo da en su dibujo la elevación mayor a la colina meridional, veo que coincide esto con la observación que hice durante mi ascensión en 1898, que hay en el cerro una cuchillita espiral bajando rópi– damenle desde la altura de 1010 m en el lado Sur, es dccir desde el punto, donde se nota ya desde lejos una pequeña eminenciat unos 200 m arriba de la límite de la vegetación Es verdad, que al Norte no pude averi~
guaí vestigio alguno de la circunvalación antigua, pero
creo que la (/dua! límite tan bala de la vegetación en las Faldas sep1entrionales t que no se puede explicar de causas climatológicas o topográficas, designa aprOXima· damente la extensión anterior de la cilcunvalación anti· gua, pOlque me parece t que el atrio anterior fué rellena–
do enteramente por los productos de la actividad fuerte del cono central y que en las faldas del cono, que actual– mente parecen consistir de un solo elemento orográfico, la vegetación arbórea solamente pudo radicarse en el
suelo descompuesto de la circunvalación primitiva t pero no en las escorias t arenas y cenizas todavía no descom~
puestas y movedizas t que actualmente forman la super· ficie del nuevo cono
El volcán era muy activo en tiempo de la conquista La cima tenía muchas bocas t de tas cuales ascendía hu· mo continuamente y parece, que las eminencias latera– les elan activas sepOladamente El humo del volcán se pudo distinguir ya en la distancia de 20 leguas Tem· blOles y derrumbes eran frecuentes Que realmente la tegión culminatoria es muy ¡oven y el terreno más bajo cubierto de bosques antiguo t se conoce fácilmente t por– que aquella es enteramente intacta, pero este cortado por muchos barrancos radiales
En los tiempos de Torquemada (a principios del si· glo XVIII ascendió continuamente humo con olor de azu– fle a las dos terceras partes de la altura del cerro
Se dice que en 1609, cuando la antigua ciudad de León fué destruída por un tcnemoto, el volcán era activo (Montessus de Ballore) RockstJOh y Kluge mencionan C1demás una erupción en 1764
t
y Squier comunica, que el Momotombo en 1849 echaba humo y a veces cenizas siendo activas unas fumOlolas en la base del cráter Rockstroh cita una erupción en 1852, pero Belly informa al revés, que el cerro en 1852 dejó de echar humo y re– sumió en 1858 su actividad ligera En 18ó5, cuando K von Seebach ensayó de valde hacer la ascensión t el cró· ter era quicto Pero había ccntenares de fuentes ca–
lientes a 90 9 en la orilla del lago; depósitos de azufre se hallaban (y se hallan todavía) en su vecindad ("Las 50–
linitas", revisitadas por el Dr Mierisch en 1891) "En su centro", dice K van Seebach, "hay una bacia de 2 m de diámetro, de la cual en períodos de unos 90 segun-
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