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él "Man~oJ de lo enfermero y lo POrtérO", pore le es· cuele del Hospltol Rose les, y equí vieron le luz públice las "Nociones de Higiene" y la "Deontología Médica", libros ac~al m6s interesonte, habiendo melecido el ho– nor los Nociones de Higiene, de ser declarades de texto en los esc'uelas de lo Repóblica

Distinguido y ofable en su troto de Clmoble i1onío, es el dQ~tor Rosales ~n perfecto hombre de m~ndo, lleno del don da gentas, fino e indulgenta con sus clientes y

Cltnígos, y muy COI recto con sus co1690$, en quienes no

ve más que compañeros de lucha, reconociendo en ellos nada más que sus méritos, como lo demuestra en las

páginas de estos apuntes, al pasar revista de todos los

que hemos trclbajado en el Hospital de San Juan de Dios.

Yo le qui81'o y le qpll~cio muchísimo

Germán Arell<1I1o

INTRODUCCION

~or le omistod que cultivobe con nonogenOl'ios

--yo desaporecidos~ y mis conversaciones con ellos,

fué que vino lo ideo de escribir estos op~ntes históricos del hospital de Son Juan de Dios.

Con deleitoble curiasidod gustoba yo de oir aqueo Ilos cosas del tiempo viejo, aquello narraci6n de cos– tumbres patriarcales, extrañas, a veces infantiles, origi–

nales que, ahora, el criterio moderno califica duramente

de extravagantes

Conversé varias veces con el venal able anciano, tan

respetado y querido, Doctor don José Gregorio Cuadra,

y su charla era un archívo de recuerdos agradables e

instructivos Y lo mismo me pasaba cuondo hoblobo

con el apreciable Viejecito a quien llamábamos cariño–

samente el maestro Manuel Rocha; famoso maestro de olboñilería en su tiempo. Bien io recuerdo, con S\JS grandes ojos exoftólmicos, fijando la mirada en el vocio, donde pOlecia leer lo que iba non onda; y cómo controía aquellos músculos c~biertos con Su piel rugosa, para cantor alguna an' 'cdota que jvzgaba grOciosa, y en re· loción con el episodio que traía de leios... i

Cuando regresaba, tenía el cuidado de anotar lo que me porado mós interasonte; y ~na vez. conversando COI¡ mi q~erido amigo don Gustavo Alberto Argiiello, le harlé de los sabrosos pórrafos ve soboreabo con mis viejos amigos, y de los interesantes datos qve conser' vaba. Entonces él me insinuó la ideo de escribir unos apuntes históricos del hospital de Sah Juan de Dios, y

qV¡¡ me ay~doría <:1 obtener otros, ofrociéndon,e, tom· biél¡, vorios Memeorias de diferentes Jvntas de eenefi· cencia, paró ve ras\Jltara mós completo el trabo jo. Aco' gí jJustoso SIJ insinlJaclón, trotando de ClJmplir lo con· venido con el querido amigo lo mejor qlJe he' podido; y creyendo LIno cosa mLlY ¡vsta, quiero dedicorle estos

ap~ntes, que se deben q el, en gran porte, y él q~ien el hospital debe tombién tontos y ton desinteresados ser-

vicios, las veces que, con tan buona voluntad, ha for·

mado parte de lo Junto

Al tratar de la situación actual del hospital, y como

un homena¡e de justicia, dispuse, no solamente men·

donar los nombres de los médicos y cirujanos que han dado timbre a este contro de beneficencia, sino estam–

par su fOtOgl afío, ocompoñada de un 1 esumen de su

brillante hoia de servicios, lo que son, lo que valen y lo

que han hecho Este es un estímulo para los que vie– nen y un acto de iusticia que bien se merecen los que, con su dedicación y desinterés, han puesto svs energías

y sus conocimíentos al setvicio del hospital

Debo, asilnismo, consignar mi agradecimiento al

distinguido caballero don Fernando Chamarra Quesada,

de quien obtuve también dotos muy interesantes para la elabol aci6n de estos apvntes históricos

Se me figura que, fuera de un reducido númelO de personas aficionadas q la If;lctura de vieias leferen·

clas y los médicos, por trotarse de lo que pudiéramos

llamar su "centlo de operociQtl0S", serón los únicos pa–

ra quienes tendrón importoncia estos pÓI rafas Pero

SC)ll eSCl ifos corno un entrenomiento y como un recuerdo

para aquellos q~e S0 han interesodo por el bien gene· ral

Muy lejos estoy de pretender qye esto pudiel a te· I\er olgún medIo lital'orio; na.dd de eso, lo que me mo·

vió a hacer este trabajo fué obedecet a un rasgo de

il\dinacló¡, naturol <:¡ lo hist6rico, y sentir el g~sto de revivir aq~alol qué pO rece estal' a puhto de caer poré! sicl"pra .en el olvido, al descijxlI ecer der escenario de Id vido oquellos qua vieron o c:j~a oyeron de sus padres narraciones o que olglJnos domos glan imporlohcio.

Nl~tlslo Rosales

Grabada, octubre de 1926.

CONSIDERACIONES GENERALES

En Granada, el espíritu cal itativo se ha exteriori.za~

<10 siempre en todo tiempo y todo circunstancio, dondo mu"stras la sociedad de s~s nobl"s sentimientos y de

un altruismo que lo honra¡ comprendiendo así, que es el deber mó$ sagrado socorrer a 10$ menesterosos yen,;.

dulzor el sufrimiento o los desvalidos, C1 aquellos para quienes la suerte ho sido cr~el, negóndole sus favores y hasta lo q~e es indispensable para la subsistencia A pesar de ser acusoda la sociedad moderna de un frío matelialismo, no hay un solo pueblo culto que no dedique su prefelente atención a los asilos de bene–

flóanc;ia, considerondo, no como uno cosa justa, sino

como ley obligatorio, aceptada tócitamente por todos,

q~e e$ el deber más sagrodo dar una limosno propor· Clonada al haber de cada cvol, para fines caricativos,

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ayudando o sostener los centros de Caridad, dotémdo–

los de las comodidades, el confort, de perfE:!ccionamien–

to higiénico y de los instruml¡'ntos y útiles cientificos

más modernos, por costosos que fueren, para aliviar el sufrimiento de los desgrctcia<:los

En iodas los épocas, la cal ¡dad se ha impuesto casi

siempre, de manera espontóneo. Al contemplar la des·

$lracia, IQ~ sentimientos humonitarios se han despertado,

y todos se apresuran a ofrecer su contingente para eiel–

cer actos piodosos, fundando hospitales, hospicios, asi–

los, salos cunas, gotas de leche, limosnetÍas, etc Es

esto como uno compensación, una restitución de algo

q~e se le debe 01 plójimo, ~na mono calitativa que se tiende a los desgro¡;iados para allvior su triste $lt~(lci6n,

eon alllo qua no menoscaba al cdpital-y no perjudi¡;a,

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