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Administración de don Norberto Ramírez
En Granada se había desor";'ado a todos los ciu– dadanos timbucos, quitándoles lbs medios de defensa, en tanto que el portido caldndr"ca de Jalteva había sido
armado con armas nacionale's
Hollábase pot aquella época en esta cilJdod el se· ñor Licenciodo dan José Mdría Zelaya, liberal de escue– la, y muy ligado con esta sociedad por vinculas de pa·
rentesco y de amistad
Mucho trabaj6 aquel malogrado caballero en el 6ní–
mo de sus parientes y amigos, porque Granada acepta .. se la candidatura del señor Ramírez, pero, probablemen ..
te, el empeño que el general Muñoz y el Ditector Gue–
rrero tomaban en el triunfo de aquella elección, les ins– piró recelos y los determinó g combatirla, no obstante
l~s honrosos ontecedentes del" candidato. Así fué que el día designado para las Juntas populares se present6
el:n Jalteva el pOltido timbuco en. muy crecido número;
y al decidirse la elección en su favor, los cala~dracas
apelaron a sus armas y se lanzaron, disparando tiros so–
bre las multitudes inermes
D~spués de estd elecci6n el señor Guerrero se sepáró
del poder depositándolo en el señor senador don Toribio
Terán¡ y, al incorporarse este caballero, a la pr6xima
I euni6n de lo ASClmbléO, en la Cámara del SenCIdo, la de Representontes design6 para que ejerciera el Poder Ejecutivo al señot SenCIdor don Benito Roso les En ese Interregno fué cuondo él partido tlmbuco se teuni6 01
gobierno para debelor la facc.i6n calandraca, q'!e se ha– bía convertido én uno formidable amenCIza para el pais En tales éirtvnstancias ascendi6 01 poder el señor Licenciado don Norberto Ramiret, quién diet6 léls provi· dencios más enérIJicas, pora séllvar el Eslodo de la onar. quíél que lo devorabo, lo <uo Itermin6 el 14 de julio de 1849.
Eta el señor Romírez un caballero cumplido, de go– 1I01'dél presenéiél, ilustrado; probo, detente en todo la extensi6n de la palob(a y de trato firlo y ogrddoble Hél– bia hecho sUs estudios en la Univérsidad de Guatemélla
y figurcldo en la polítiCo cenn'oameticana COn honra y brillo, habiendo llegado o ejercer las funciones de Jefe Supremo del Estado de El Salvodor, o satisfacci6n de aquellos hobitontes
Este preclaro ciudadano se consogr6 concienzuda·
mente di desempeño de sus altos deberes, siendo su
principal conélto restoblecer la confianza y restañar las heridas de la patria
Muy pronto reapareció lo paz general, sonriendo a los nicaragüenses con su inagotable tesoro de beneficios,
y los hombres loboriosos se deditaron O sus trabajos confiados en las garantías que les daba un gobierno de leyes
El Eiecutivo, por su parte, promovía las empresas
públicos y las relaciones exteriores En oquella épota lIeg6 pot primeta vez a nuestro pais un Representonté Diplomático de 19S Estados Unidos, el señor don Jorge
A DIFERENCIA dé la elecci6n del señor Guerrero, que fué popularísima, y la Asamblea Legislativa la calific6 por unanimidad, la del señor Ramítez fué una verdade– ra imposici6n gubernativa El partido timbuco desple– gó toda su energía paro combatirla; pero donde quiera se encontraba la fuerza pública que anulabo sus esfuer–
zos
Allí la focci6n se engros6 y tom@ti6 las iniquidades más inauditas En esa escoramuza de Jalteva perdi6 la vida el pundonCIlosO veterano don Santos RamÍlez (a)
MCJclrc Gil, cuya muerte fue muy sentida en este vecin– dario
"' Narrar las proporciones y carácter que tomó la fac–
clan en el departamento de Rivos, será obro larga y po–
co conducente a nuestro actual propósito Bdste decir que aCluel departamento, uno de los más pacíficos y 10– bOliosos de la república, quedó reducido a [a más com" pleta ruina, a consecuencia de los desórdenes y excesos
de que fué teatro
. la adminishación Guerrelo, pues, hizo retroceder a Nicaragua casi a Ja primitiva bdrbarie.
. Felizmente, a aquella inmoral y desastrosa admi– nistración, sucedió la del ilustre ciudadano leonés don Norberto Ramílez, de grata e indeleble memoria , Pero ese benéfico período merece capítulo aparte, y
sera uno de los osuntos de que trataremos en nuestro Siguiente ortíeulo.
residad de que los Supremos Poderes abandonosen un
pueblo que no les ofrecía gOlantía
Un crecido grupo de calandracas, encabezados por
el señor don José Dolores Estrada, les hizo también sé–
quito; y el señor Estrada, homble recto y de principios,
indignado por aquellos manejos y por la falsia del gene–
ral Muñoz, al mismo tiempo que se sentía atraído por la enteleza con que los timbucos sostenían sus principios,
desfiló desde entonces del partido calandraca y se adhi–
rió sinceramente a la causa del orden, a la que consa– gró todos sus esfuerzos patrióticos hasta los últimos ins–
tantes de su vida, que terminó en Managua el 12 de agosto de 1869, siendo General en Jefe del Ejército del
Gobierno que presidía el señOl general. don Fernando
Guzmán, combatido a la sazón por una facción podero– sa encabezada por los generales Martínez y Jerez.
El General Estrada, tipo raro de patriotismo, va– ciado en el molde de los Camilos y Cincinatos de la an–
tigua Roma, mereció, como el señor Sandoval, la dis– tinguida hom a de que el ejército enemigo, acampado
en Nagarote, hiciese a su memoria honores militares
La Asamblea Constituyente se disolvió por haber abandonodo el puesto la minoría
Epoca aciaga fue aquella para Nicaragua A más
de lo anarquío de los departamentos de Oriente y Me–
diodía, de que an iba hicimos mención, se presenciaron otros escándalos no menos repugnantes En la ciudad ele León se inventaron las iugadas políticas, llamadas "Las Pcmteoneñas", las cuales consistían en mandar dis~
parar tiros de fusil cerca del cementerio para alarmar a
la pobloción y procesat y perseguir enseguida a los ad–
versarios políticos y a los enemigos personales de los
que gobernaban, pOI atentado contra el orden público
Cuando ia anarquia de Gro nado tomó proporciones
amenazadOlos pata el gobierno mismo, pues las exigen~
eias de los anarquistas clecían de puntó cada día, el gobierno dió tregua a sus persecuciones y permiti6 que
Granada se defendiese ... Acerc6se entonces el señor co~
ronel don Fruto Chamarra ai G$bernador Militar, que a la saz6n ela el hoy General don Trinidad Salazat. Este
delegó sus facultades en el seiíor Chamorro, quien; con
un cuerpo de patl iotas, bati6 en JolteVa a los anarquis– tas, que fuemn a refUgiarse en el departamento de Ri·
vas;
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