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con su vida licenciosa, gastándola en ella, ya con menos reparo y miramienios Con especialidad se ocupó de seducir jóvenes empleando toda especie de medios reprobados para 10grE:lr su fin El ql,le esto escribe ha visto las causas' criminales seguidas en la judicatura del Depariamento de San Marcos por los delitos cometidos en las niñas Isabel Reyna y Jo– sefa Gálvez, y por la calumnia con escándalo con que difamó a la hija del Corregidor Don Miguel Ze– laya

Esta clase de vida lo puso pronto en la impo– sibilidad de seguir cometiendo los excesos a que se sentía fueriemente inclinado por haber consumido en ello¡;l sus recursos, y pala procurárselos se dirigió al pueblo inmediato de San Pedro Sacatepequez, del cua,! era cura el Pbro Don José Riú, hombre muy sencillo, quien se dejó engañar y le dio aquel dine– ro con el 9ual pudo lograr hacer dormir los. procesos que le seguían, contentando a sus víctimas que le delataban como criminal

Todo esto pasaba en 1867, cuando el 2 de febre– ro de este mismo año el Grsl. Don Serapio Cruz, a la cabeza de algunos descontentos se insurreccionó contra el Gobietno de Guatemala, presidido enionces por el Mariscal Dn Vicente Cetna. En la !;loche de ese día asaltó la plaza de Armas de Guatemala Va– rias personas estaban comprometidas en estq. facción, que sólo duró un mes, siendo completamente venci– da Entre los compron'\etidos se hallaba Dn. Fran– cisco Cruz, hombre honrado, pacífico y laborioso, a quien sólo los afectos que le ligaban con su herma– no Dn Serapio, caudillo principal, pudieron indu– cirlo a tornar parie, por cuyo motivo se vio precisa– do a abandonar después el país, su trabajo y su pueblo, a principios de Mayo del rriismo año de 1867

'J Rutina, que veía acercarse la época én que debía cumplir su compromiso de la entrega de los 1,000

quintales lie café, y no pudiendo abandóiuir sus vi– cios de jueG'o, crápula y seducciones, menos podria satisfacer su crédilo Buscó pues, en la fuga el úni– co medio que le quedaba para librarse de las con– secuencias ·d·e un proc";so que podría llegar a ser criminal :E:ncontró a Dn. Francisco Cruz, a quien buscaba para seducir, Hado en su sencilla honradez, le instó a que tomara parie én un nuevo trastorno, haciéndole creer que no tenía otra mira que la de salvar a su patria de la tiranía que pesaba sobre ella, aunque en el fondo su verdadero objeto 'era apoderarSe del P Riú para quitade los documentos de su deuda, que era su continua pesadilla

Don Francisco se comprometió á prestigiar con su nombre la revolución, fiándose en que J Rufino le cumpliría cuanto ie había ofrecido. Organizó ~a

expedición de 36 hombres, mal armados para sor– prerider la guarnición de San Marcos, que consistía en un, oficial y 8 soldados con 1.1il

depÓsito de más de 100 atinas y un poco' de parque, a fin de dirigirse después a Quezaliénango, donde debiari organizar fonnalmente la revolución Emprendieron ·su mar– cha el 2 de Agosio de 1867. del pu~blo de Tuxtla Chico (República Mexicaná) y pernC;;cféiron en: el Rodeo,' lRep de Guatem~a:) '(iistante solo die;; le– guas del puebio de San Msrcos. Al día siguiente continuaron su marcha y a las 12 del día llegaron a la cumbre d"; Palo' Gordo donde unos campesinos

se negaron a darIe informaciones, por este motivo y contra las órdenes expresas de Dn Francisco cruz,

Gefe principal, J. Rufino 105 mandó a fusilar, dejan– do los cadáveres en el campo, para pasto de los a~i­

males carnívoros A las ocho de la noche de ~se

día 3 de Agosto, asaliaron la plaza de San Marcos, hirieron gravemente al oficial de la guatnición Edu– viges Mérida y dispersaron a la tropa, que se halla– ba en el cuarlel A las nueve de la misma noche pasaron al pueblo de San Pedro Sacatepequez, con el pretexto de quemar la fábrica de aguardiente y con el verdadero objeto de capturar al cura Ri6, y quitarle no sólo los documentos sino también algún dinero más En este pu";blo dio muerie J Rufino al ,anciano Dn. Flotencio Molina sólo por haber ido a preguntar si era cierta la fusilaci6n de su sobrino Santiago Chacón en Palo Gordo Saquearon algu– nas casas de orden de Barrios, entre otras la del cu– ra Riú, a quien trataron de prender y asegurar ~n­

tes que todo, pero este que a la primera noticia que tuvo de que Rufino era el 2 9 Gefe de aquella facción. comprendió el riesgo que corría, se puso en salvo a toda prisa, huyendo a los montes y olvidando has– ta la sotana, mas no los documentos que llevó con– sigo. Al dia siguiente fue necesario, para dar con él, mandar tocar unos tambores en la inmediación de los bosques.

El corregidor Dn Narciso Pacheco, sabedor a tiempo de 10 ocurrido en San Marcos y San Ped~o,

reunió 300 hombres y salió al encuentro de la fac– ción Ambas fuerzas se avistaron a las 2. de la tar– de en el lugar llamado Cuesta de los VeiniePal~s.

y sorprendidos unos y otros, comenzaron a dar sus disposiciones de no aiacar, de esto resultó que la tropa facciosa, en su mayor parie borracha, ya no quiso pelear, y Dn Francisco Cruz, viéndose perdi– ·do, ordenó la contramarcha, salvando como era po– sible a los que no podían caminar por su estado de embriaguez, y por consiguienfe; el movimienio de contra matcha de los faéciosos 'era pausado, expo–

niéndose a que la tropa del Gobierno les diera al– cance

El intrépido Rufinq no estaba :tranquilo con los asesinatos ciue habia cometido y resuelve sacrificar al amigo. alentándolo ·en el peligro Por conocer el terreno, alelJa el preteJdo de ir a preparar bestias al pueblo de San Antonio para acelerar así la marcha, parie a todo escape, tomando la dirección de Soco– nusco, pasa a las 9 de la noche por San Pedro Sa– catepeques, a uña de caballo, alborotando al pue– blo y principalmente al cura, quien para darse se– guridad manda tocar las ca:mpanas y reune· a los vecinos en número de mas de un' mil, situando avan– zados·en los caminos Don Francisco Cruz que nin– gún peligro veia, puesto que su segundo iba por delante expeditando la marcha, penetra en la pobla– ción a las 12 de la noche, y allí fue capturado' y

encarcelado, mieniras la figúra colosal del gran Na– poleón de Centro AInérica;· D¿n' Justo R . Barrios. huía llevando para Soconusc;,~n su propia ca1?cil– gadura y por delante 'liria pieza de paño fino que se adjudicó de las dos cargas de efectos que en los Veinie Palos robaron a los comercianies Miguel y Domingo González, vecinos de San Pedro Todo es–

consta· en la causa que se Siguió a bon Francisco

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