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« Previous Page Table of Contents Next Page »Después de que los pasajeros procedentes de Ca· lifornia regresaron de Granado o La Virgen, y encono trándose éstos allí en espero de una ocasion para irse a Son Juan del Norte por el río, entraron en el pueblo unos soldados e hicieron fuego contra todos indistinta– mente, motando o tres pasajeros (ciudadanos america· nosl, hil iendo o otros y despo¡ando a (os muertos La casa de lo Compañía Accesorio del Tránsito fue forza· da y saqueado, y o Mr Cushing, el agente, se fa lle– varon preso a Rivos, donde tuvo que pagar una multa de dos mil dolares para que lo soltasen
los pasajeros procedentes de Nueva York no fue– ron menos desafortunados que los de California El
comandante legitimista de San Carlos disparo un tiro de cañon de o veinticuatro contra el vapor al pasar éste por el río en direccion del lago motando a uno mujer y a su niño y llevándole el pie a otra criatura En toles condiciones era por supuesto un desatino tratar de llevar o los pasajeros de California por el río De consiguiente regl esoron o Granado poro esperar allí hasta poderse ír o Son Juan del Norte sin peligro Wal· ker recibio 01 mismo tiempo los noticias de lo ocurrido en La Virgen y el lago
Semejante conducta de porte de oficiales que obra– ban en nombre del gobierno legitimista pedía repre· salias y castigo para impedir que se repitiesE). De mo– do que temprano de la mañana del 22 y poco después de haberse recibido en Granada la noticia de los ase– sinatos cometidos en la Virgen y el lago, Walker mano do fusilar a D Mateo Mayorga en \0 plm:a mayor. Ma· yorga era uno de los miembros del gabine1e de Es1ra· da y por lo tanto moralmente responsable de Jos atro– pellos y barbaridades cometidos por militares a las oro denes del gobierno legitimista 1 Fué eiecutado poco después de haberse dado la orden al ¡efe de día Ubal– do Herrera, para lo cual se destaco un peloton de leo· neses Todos los oficiales democráticos aprobaron el acto, haciendo después la observacion de que mostrar– se misericordioso con los legitimistas era cometer una injusticia con los democratas 2
Entretanto Corral había llegado a Masaya, atrin· cherándose allí con gran parte de las fuerzas legiti– mistas Martínez. que había expulsado de Pueblo Nue·
va a los democratas el 11 de octubre, se replego aMa· nagua, después de la sorpresa de Granada, y de ca· mino fué atacado de nuevo por un cuerpo irregular de leoneses mandado por el general Mateo Pineda y
Mariano Méndez Así estaban fas cosas en lo maña· na del 22 cuando D Pedro Rouhaud, súbdito francés que había vivido largo tiempo en Granada, se fué a Masaya para enterar q Corral de la eiecucion de Ma-
l Mayolga no podía sel de ningún modo responsable de actos en que no sólo no intervino, si que los ignolaba tO'–
talmente. N. del T
2 El fusilamiento de D Mateo Mayorgll, de cualquiel modo que se ju:¡;gue, debe consideralse como un acto de ven– ganza cruel y salvaje, tanto más odioso por habelse come– tido en la pelsona de un inocente y con fines' interesados. Más eliminal resulta Walkel fusilando a D. Mateo Mayinga a sangle fIia, que sus paisanos Sam y Dewey al incendiar en estado de ebliedad el cualtel de San Juan del Sur Los mismos esclitoles nolteamericanos que tanto han celebrado a
Walker, no han podido menos que censullú" al "héroe" en este caso. Así por ejemplo, el entusiasta James J effrey Roche dice en su Historia de los Fílíbusteros: "Hacer res– ponsables en esta fOlma a un ministro de los actos de su gobierno, equivalía a ampliar con la venganza los principios del gobierno constitucional". N. del T.
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yorga y de las causas a que obedecio, así, como para decirle que todos las fomilias legitimistas de lo ciudad se tendrían en rehenes para responder de lo conducta de Estrada para con las muieres y los niños americanos y I()§ no cQrnbatienfes en general 3 Este mensaje hi;¡:o
naturalmente profunda impresion, no solo en el ánimo de Corral, sino también en el de todos los oficiales G\ie estaban en Masaya, porque muchos de ellos tenían ¡¡n–
tonces sus familias o parientes en Granada Por esto se resolvio que Corral fuese al campo de Walker con plenos poderes para tratar de la paz, y D Pedro Ral)–
ha ud regreso tarde de la noche con lo grata noticia de un acuerdo
En el acto se dio al coronel Fry la orden c/e salir con una escolta de americanos montados al encuentro del general legitimista en las cercanías de Masaya y
de acompañarle a Granado Poco después de las nue– ve de la mañana del 23 se anuncio que Corral y lo escolta haQían llegado al polvorín situado a la entra– da de la ciudad, en el camino de Masaya, y Walker, acompañado de un grupo de oficiales democratas, so· lio a encpntrarle a caballo Después de saludarse, los comandantes de las dos fuerzas entraron emparejados por la calle principal que conduce a la plaza mayor Al pasar veían las puertas y ventanas atestadas de mu– ieres y niños vestidos con los trajes de colores vivos de que gustan fas gentes del país y sonriendo con lágri. mas en los ojos ante lo perspectiva de la paz Toda la fuerza democrática estaba formado en la pla:ra po· ro recibir 01 general en ¡efe de los legitimistas Se pu· sieron armas en monos de muchos de los pasajeros de California y se les hizo formar Jo mejor posible, poro impresionar o Corral con el número de soldados ame. ricanos de que disponía el ejército democrático En seguida se retiraron los dos comandantes a la casa del g9bierno para iniciar las negociaciones
Corral exhibia el documento en que Estrada lo au– torizaba omnimodamente 1 para trotar en nombre del gobierno legitimista, sin necesidad de ratificacion, ha. ciendo así de antemano que sus actos fuesen como los del gobierno mismo. W<:ilker no tenía poderes del que
3, Un distinguido diplomático chileno que estuvo en Coso ta Rica en 1867, escribe a este lespecto:
"Este inespelado suceso (la toma de Gl'an~da) obligó al gobierno a letírarse al pueblo de San Fernando, sobre el cual se concentralon también las fuerzas de Corral Estul– da y Corral se decidieron a atacar a Walker, pelo el últi– mo (Corral} desconfió del resultado y quiso aguardar un
l\1-om~nto más oportuno, con lo que dió tiempo para que at¡uél (Walker) se fortificase y tomase medidas que vinie'– ton a consumal la revolución. Hecho, pues, fuerte en esta ciudad (Gl'anada) intimó II Cortal la rendición de St\S tlO– pas y que él y el presidente Estlada conviniesen en el es– tablechniento de un nuevo gobierno provisolÍo. Estrada desde Juego se negó a estas Ploposiciones; pero 11 esta pli. mera negativa, WaJker 1 edujo a estrecha pd¡¡ión a las per– sonas más notables de la ciudad, II pesar de haber galanti· zado a su entlada en ella su más amplia libertad; y a la segunda lespondió Coll el asesinato que mllndó ejecutar en la madrubada del 22 en la palsona del ministto de Elltado don Mateo Mayorga y con la intimación de que, si a las ocha de la noche de ese propio día no accedía a sus proposicio– nes. haría fusilar noventa de las personas. más principales, aunque pala enterar este número tuviese que echar mano de señoras, y sin perjuicio de confiscar sus bienes y de no res· ponder por los desórdenes que su trapa cometiera' en la po– blación". Francisco S AstabulUaga, República de Centra América, págs. 89 y 90. Santiago. 1859.
1. En castellano en el texto.
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