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se a ella directamente, pero puso empeño en demorarla, prometiendo su ayuda para cuando Muñoz se marchase de leon Al fin se fué Muñoz con seiscientos hombres, los mejor organizados y equipados que tenían los de– mocratas; pero dejo al director poco de qué disponer en cuanto a material de guerra y almas La partida de Muñoz tenía por objeto apelar contra Guardiola Ha– biendo salido éste de Granada con una fuel lO pequeña, pero llevando una buena cantidad de armas y municio– nes, avanzaba hacia Condega para darse las manos con sus amigos de Tegucigalpa y poder así operar contra Comayoguo o Lean, según lo requiriesen (as circunstan– cias Guardiola estaba reclutando de prisa en los pue– blos de Matagalpa y Segovia, y su Clctividad, sumada al terror que inspiraba su nombl e, causaba invencible espan10 a los habitantes del Departamento Occidental El mismo director se imaginaba que Guclldiola se pro– ponía atacar a 1eon y de aquí su deseo de tener a la Falange cerca de la capital democrata las gentes de China nclega qU~lÍan asimismo que los americanos per– maneciesen en el pueblo, para evitar que sus propieda– des fueran presa de Id famosa rapacidad de Guardiola

y sus soldados

En tales circunstancias Walker podía vel fácilmente que no había mucha esperanza de que le ayudase el gobierno provisional en ninguna empresa fuera del De– partamento de Occidente A pesar de esto fue com– prando todos los rifles que pudo encontrar en leon y Chinandega, a fin de tener armas para los reclutas que se consiguiesen en el Istmo, y siguio ploveyendo de municiones sus almacenes ya casi agotados por la ex– pedicion a Rivas En la Union se compraron fulminan– tes y polvora, pero no fue posible obtener allí plomo, y la cantidCld que de este metClI hClbía en el norte de Ni– caragua era sumamente pequeña los cartuchos em– pleados por las gentes del país en sus fusiles contenían balas de hierro y para hacerlas cortaban los bar rotes de las rejas de las ventanas en pedazos del largo de una pulgada más o menos leon y Chinandega fueron re– gistrados con el objeto de conseguir cien o doscientas libras de plomo para los rifles americanos, y el único que se pudo encontrar fuelOn unos pocos libras de mu– nicion para pájaros y algunas láminas pertenecientes a un inglés establecido en Chinandega Fue enviado un oficial a comprarle el plomo, perQ rehuso venderlo Se mando entonces una pequeña guardia con orden de incautarle del metal, pagándolo a un precio equitativo. Así las cosas declaro el inglés al oficial que si penetra– ba la guardia en su casa izaría la bandera inglesa, po– niendo su morada bajo la proteccion del gobierno britá– nico Indeciso sobre lo que debía hacer, regreso para pedir ordenes a Walker Se le cilio que no teniendo nin· gún extranjero residente en el país-excepto cuando re– presenta la soberanía de su patria-el derecho de izar una bandera extranjera, se le ordenaba penetlar en la

c?S~; y caso de que sobre ella ondease el pabellon bri– tanlco, que lo echara al suelo y lo pisotease, devolvien– do así el insulto inferido a la República de Nicaragua por el hecho de desplegarla Las autoridades del país,

a~ostumbradas a bajar la cabe~a ante los deseos ma.

n~~estados, no solo por los consules británicos, sino tam– bIen por los mercaderes ingleses, se quedaron entera– men1e asombradas al enterarse de estas ordenes; pero en el inglés surtieron un efecto saludable, porque en el acto entrego el plomo, unas ciento cincuenta libras pa– ra uso de los americanos

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A i a vez que Walker iba recogiendo para \0 Fa– lange las pocas armas y municiones que en el país ha. bía, se ocupaba en buscar un oficial nacido en l'll~ai a– gua y capaz de resolverse a tomar parte en la expedi. cion al departamento Meridional con el consentimien– to del gobierno democrótico o sin él lo encontro en

la pelsona del subprefecto de Chinandega D José Ma– lía Valle, uno de los compañeros de Jerez cuando éste desembarco en El Realejo en mayo de 1854 Había ascendido o coronel en el ejército democrático; pero una heridcl que recibio en la parte inferior del muslo du– rante el sitio de Granada puso su vida en peligro, y

corno fué astillado el hueso le quedo una rodilla tiesa y tuvo que letirarse del servicio a(1ivo en aquel tiem– po Valle ejercía gran influencia en los soldados de I eon y Chinandega y solía enardecer los ánimos popu– lares relatando con cierto elocuencia tosca los males que les había causado el gobierno legitimista Era un indio de raza casi pura, sin educacion ninguna, que no sabía leer ni escribir Salía a cabalo por las calles de Chi– nandega y los pueblos vecinos, hablando de los ameri– canos generosos que habían venido a prestarles ayudo en sus luchas contra los granadinos; pelo su influencia no 610 solo con los hombres Cuando cogía Jo guita– rra arrebataba a las mujeres con sus canciones amo– rosas y patrioticas; y el dominio que sobre ellas ejel– cía no era despreciable en un país donde las mujeres desempeñan hasta cierto punto el papel de los perio– dicos, piopalando noticias y formando opiniones Desde que llegaron al país los americanos, Che· Ion, como llamaban familiarmente a Valle, había sido un amigo fiel y no fué difícil obtener su cooperacion pa– la el movimiento sobre el departamento Meridional Co– mo era un ardiente pOItidario de Castellon, difícilmen– te podía éste denegarle su permiso para marchar con la Falange; pero procuro disuadirle de la empresa, tra– tando de convencerle del peligro en que Guardiola pon– dría a Chinandega si la ciudad no quedaba debida– mente resguardada; y como el subprefecto quería mu– cho a su familia y a sus amigos, tuvo necesidad de ha– cer un esfuerzo para resistir a los at gumentos de Cas– tellon; pero su odio por los legitimistas y el deseo de

vengal la muerte de un hermano que perdio en el si– tio de Granada, pudieron más en él que la logica del director Sin embargo Valle era uno de esos hombres volubles que se dejan influir fácilmente por las perso– nas que los rodean y fué preciso afianzar su determi– nacion haciéndole dar pasos positivos en la empresa De suérte que hacia médiados de agosto Walkel lesolvia irse con la Falange al Realejo y ponerla a bOl do del VestCl. Por la mañana del día en que los ame– ricanos debían salir de Chinandega y cuando estaban cargando las carretas para ponerse en camino, se plO– dujo un alarma y corrio por la ciudad el rumor de que Guardiola venía a atacarla, encontrándose tan solo a unas pocas leguas El comandante mando a dos tam– borcitos tocar genelala por fas calles, y no obstante ser un domingo se cerraron las iglesias y toda la poblacion tomo el aspecto de estar esperando un asalto inme–

diato; pero Walker creyo que el alarma solo era un ardid del gobierno para impedir fa marcha de los america– nos Respecto de la Falange la opinion general era que bastaba darle la oportunidad de pelear para verla acudir allí donde había peligro

Cuando salieron los americanos de Chinandega, los habitantes, imaginándose que Guardiola estaba

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