This is a SEO version of RC_1966_09_N72. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »El comanddrlte se aporto con los que debían acompañar o HornsQY, haciendo lo posible por que se pen«;ltrasen de la micesiddd perentoria de portarse con lealtad y concienciq. Hornsby y su pequeño destacamento se llevaron 61 prision!'lro en un botecito; al cabo de un rato oyo Wc;:Il~er la defonacion de los rifles y poco después el roce gé los remos contrq las chumaceras 01 acercarse al boteq la goll'1ta Regreso Hornsby trayendo Iq no– ticia dj3 .HabersE! fl,lgado el. prisionero; de que al quitarle los solq~.~Qs 19S ligaduras, Sam había echado q correr, y que como se le tiro al acaso en la obscuridad, no se sabía; si '~~¡'aba herido o no Más tarde se supo que huyo ilesq' a CQ~ta Rica
Lq fyga de Sarn daba al crimen la apariencia de haberlo ~t\)lerado los americanos Esta iba o ser segu– ramente Iqj.fmpresion de las gentes del país, o meno. ;; de encontrar' la
manera de contrarrestarla Lo cierto es que cuahQ9 el mercader costarricense Alvorado -el cual observaba los sucesos o medida que se desarrolla– ban- oyo ,decir que Sam no hdbía sido fusilado;' pare– cio insim:¡ar, más con la expresion del semblante que con palabras, que los americanos no estaban muy an– siosos de cdstigar al criminal Por consiguiente era neo cesario tomar precauciones paro impedir lo fuga de Dewey, porque esto habría contribuído o robustecer lo consecuencici que los enemigos iban a sacar del hecho de no haberse ejecutado la sentencia dictado contra su complice Durante toda la noche -noche que a Wal– ker le pqrecio interminable- la loncha de Sam fue ri– gurosamente vigilqda; y ya puede imaginarse la cruel fatiga pe esa noche de guardia, si se considera que la reputacion futura de los americanos en Nicaragua iba a depender en gran parte de poder castigqr el crimen de Dewey, t .
N:laro al fin y al sc;:llir el sol soplo la btisa de tie– rra. ,El' patron de la goleta levo el anda y la embarca–
cion~'se' hizo (1 la mar llevando la lancha a remolque
Walk~r ordeno mantener la Son José a dos o tres' leguas de tierra con Iq proa puesta al Realejo y la mirada en la costO' por si s,e veía venir el Veda. Una mujer natural de Chinandega y querida de Sam, que solía acompa– ñarle. «;ln sus viajes por mar, manejaba el timan de la lancha: Así \p(lsaron tres o cuatro horas; los rifleros seguían en la, popa con los ojos constantemente fijos en la Iqncha y Qrden de tirar sobre Dewey si éste trataba de cortar los' cables que la remolcaban. El pequeño entrepue,nte de lo emparcacion permitíq a Dewey ocul– tarse, y como tenía en su poder un par de revolveres del mOdelo d~1 ejército yero un notable tirador, los que lo vigila8etn tenían que estar parapetados también Aquello era un duelo a la moda indio entre el crimen y
la ley Al cabo de un rato salio Dewey con precaucian del entrepuente, y, procurando colocar a la mujer entre los ~ifleros y su persona, se dispuso evidentemente a hace( un esfuer,Zo desesperado para soltarse de la go– leta Se le previno a la mujer en español apartarse de Dewey y que si trataba de prestarle ayuda en sus pro– positos, est9 le costaría la vida; pero la infeliz no podía deshacerse de él Se ordeno a los rifleros aprovechar la ~portunidad de hacer fuego sobre Dewey cuando no h,ub,era peligro para la mujer El disparo casi simul– taneo de dos rifles fue la señal de haberse encontrado la 'ocasion que se buscaba. Dewey cayo desplomado en el entrepuente con un balazo en el cuerpo; pero fa pala que lo había atravesado de parte a parte causo Infortunadamente una herida dolorosa y grave a la muo
jer Esta se trajo'a bordo de la Sa," José, la ,herida le fue cuarada por el cirujano y en poco tiempo recobro la salud El cadáver de Dewey fue sepultado: en
el mar cosido en un pedazo de lona
He narrado con minlJciosidad las circunstancias re– lativas a la muerte de Dewey, porque impresionaron profundamente a los hijos del país y dieron cierta repu– tacíon incontestable o los amel iconos que estaban al servicio del partido democrático .Estos hecros hicieron formal a los nicaragüenses una opinion respetuosa de 19
iusticia americana Vieron que los hombres a quienes se les había enseñado a llamar "filibusteros" se pro– ponían hacer respetar la ley y mantener el orden donde– quiera que estuviesen; que querían administrar justicia y cuando llegaran a encontrarse en situacion de hacerlo, iban a proteger al débil y al inocente contra los :c:ríme· nes de los forajidos y viciosos Esta idea, profunda– mente arraigado en el pueblo de Nicaragua, es lo qlJe hace temer a lós malhechores de aquella tierra la req– paricion de los americanos en ella lq anarquía y li– cencia de treinta y cinco años de revolucion han hecho que los caudillos políticos sean inc;apaces de ajustqr S\JS
malas pasiones y desenfrenados apetitos a las reglas fijas del invariable e inflexible deber , Por la tarde del mismo día en que la goleta zarpo de San Juan, sus pasajeros reconocieron en 10ntQnanza al Vesta, navegando con rumbo al norte y al parecer hacia El Realejo; En cuanto el bergantín diviso la go– leta sus movimientos se hicieron misteriosos e indecisos; en realidad no sabía qué hacer con un barco que lle– vando la bandera de Costa Rica buscaba y perseguía claramente al Vesta, Sin embClrgo, n() tardo la goleta en dar qlcance al bergantín y pronto se encontro de nuevo la Falange a bordo de su antiguo conocido. So– plaba un viento favorable y el Vesta continuo hacia El Realejo, seguido de cerca por la goleta Alvarado creía sin duda justo llevar un poco de contrabando y así lo hizo sin correr ningún riesgo, gracias al favor que había hecho, haciéndose pagar de este modo por los leoneses los selvicios prestados a los amigos de éstos Temprano del siguiente día, primero de julio, el Vesta volvio a encontrar el volcán de El Viejo enteramente al norte, y dejando caer el ancla se quedo en su anterior fondeadero en la Punta Icaco
Unos pocos lezagados de la fuerza de Ramírez, si· guiendo el sendero que va de Rivas a Chinandega por la costa, habían llegado a este último lugar y referido olgunos de los incidentes de la marcha y del combate del 29 De suerte que pocas horas después de llegar el Vesta al puerto, tres o cuqtro de los principales demo– cratas de Chinandega vinielon a saber notidas de :la expedirían al depOltamento Meridional Al regresar con la pleamar -porque cuando se enviaba un bote río arriba al Realejo era generalmente a marea ascen– dente- uno de estos caballeros levo a Castellon el in– fOI me escrito de lo que habia ocurrido en el sur En este informe manifestaba Walker la creencia de que Mu· ñoz había procedido de mala fe y de qLle lo conducta observada por Ramírez obedecío a inspiraciones, si no a ordenes del comandante en jefe Para terminar ha– cía saber al director que si nO se investigaba lá con· ducta de Muñoz y se ponían en claro las sospechas re– caídas sobre él, los americanos se verían obligados a dejar el servicio del gobierno provisional, buscando en otra parte, fuera de Nicaragua, un campo para sus facultades y empresas. Al siguiente. día el ,doctor
17
This is a SEO version of RC_1966_09_N72. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »