Page 28 - RC_1966_09_N72

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¡efes democratas Honduras, amenazado en el norte por el podel muy superior de Guatemala, no solo ne– cesitaba de todos los recursos disponibles, sino que difí– cilmente podía tener Jo esperanza de resistir, sin auxilio exterior, al poder de Cqrrela y sus indios Los mismos nicaragüenses no podtan censurar a Cabañas por su de– terminacion, y la amistad entre Castellen y el Presidente c1e Honduras no fue alterada por la política que éste tuvo que seguir Continuo la alíanza entre los :gobier– nos de Lean y Comayagua, al parecer vinculados por un destino común; pero estrechamente ligada como estaba 1<1 causa de Castellón a Ja de Cabañas, su suerte no de– bía resolverse en HondufCls ni tampoco en Guatemala El mismo día que alumbro el más señalado triunfo de los demecratas nicaragüenses, estaba destinado a pre– senciar la caída del gobierno de Cabañas, y pala sabel la causa de tan extraño resultado es preciso alejarse de Centro Améríca y ponerse a considelar lo que estaba pasando en California

Tres días después de habel desembarcado Jerez y sus compañeros en El Realejo, o sea el 8 de mayo de 1854, hubo una escena novelesca en la línea qivisoria de la Alta y la Baja California Aquel día una peque– ña partida de americanos marcnó desde la nQcienda de Tia Juana hasta el mojon que marca la frontera en– tre los Estados Unidos y México, y allí entregaron sus armas a un oficial del ejército de la primera de estas naciones Aquellos hombres estaban pobremente ves– tidos; pero hasta en el momento ele rendirse se portaron con cierto valor y dignidad -no me refiero a su jefe-, que no eran impropios de quienes habían aspirado a fundar un nuevo Estado Eran los que quedaban de la Ilamad Q expedicion a la Baja California y algunos de ellos habían visto an iar la bandera mexicana en La Paz, cediendo el lugar a otra confeccionada pord el caso PosOJon muchos trabajos y COI rieron muchos peligros; y gran número de ellos, enteramente novatos en la gue– Ira, habían aprendido la primela leccion de este arte difícil a costa de largos ayunos, vigilias y marchas por una de las regiones más inhospitalarias del continente americano Los obstáculos naturales de la Baia Cálifor– nía, la escasez de víveres, los largos intervalos entre fas sitios donde hay agua, las faldas abi uptas de las mon– tañas, los grandes yermos arenosos hacen que en ese territorio no sea un pasatiempo la guel ra, aun para una fuerza militar bien equipada; y si a estas dificultades naturales se añade un enemigo que conoce bien el país y puede reunir siemple mayor número de combatientes, se tendrá alguna idea de lo que tuvieron que arrostrar los de la expedic:íón a la Baja Calífol nia. Sin embar– go, al traspasar la frontera no dieron señales de desa– liento; antes bien miraron al enemigo que acosaba su

retaguardia y sus flancos tan resueltamente a Ja cara

como si acabClsen de dejar un campo de triunfo y de victoria Este hecho basta por sí solo para probar que las ideas comunes sobre esta expedicion son falsas; y como varios de los que estuvieron con el Coronel Wal· ker en la Baja California tomaron parte en 105 sucesos de Nicaragua, no está por demás investigar los moviles a que obedecieron en su prímera empresa, moviles fan mal entendidos por el pueblo americano

Cuando salieron aquel/os hombres de California se proponían llegar a Sonora, y el ser tan pocos los decidio

el desembarcar en La Paz. Obligados por este motivo a

hacer de la Baja California un campo dec operaciones

hasta poder reunir bastante gente para penetrar en Se nora, la necesidad de quedarse en la Península les depe ro una organizacion política La intencion de su ¡el era establecer tan pronto como le fuera posible una c( lonia militar -que no había de ser necesOl iameni hostil a México- en la frontera de Sonora, para protl ger a este Estado contra los apaches La primera ide del establecimiento de esa colonia nació en Aubul ("andado de Placer, California, a principios de 1852 P.

gunas personas contribuyeron allí para enviar dos age tes a Guaymas a fin de obtener una concesión de tiern cerca de la vieia ciudad de Arispe, a cambio de rE gualdal la frontera contla los indios Estos agente uno de los cuales era MI Fredel ic: Emory, llegaron d S nOla cuemdo el conde Raousset de Boulbon acababa' comprometerse a establecer VClI ios centenares de fra ceses cerca de la mina de Arizona, y el gobierno del [ tado de Sonora esperaba que los francesés hkiesen trabajo que los americanos querían emprender suerte que Mr Ernor\¡ y su compañero flOcasaron en proyecto, y como el conde de Boulbon llego poco tie po después a Sonora, el plan de Aubul n fue abarídor do El gobiel no ele Arista, o más bien individuos a pertenecientes, se pusieron a hos1ilizar a Raousset Boulbon pOI hallarse interesados en un redamo relat a .10 mina cuyo laboreo había contratado éste, y las trigas del Coronel Blanco llevaron a los franceses a revolución, y más tarde, durante una enfel medad

su ¡efe, a celebral un convenio para salir del país Al mismo tiempo que llego a California la no1' de haber salido los franceses de Sohora, Mr Emory r

puso a Mr Walker revivir la empresa de Auburn, y é en compañía de su antiguo socio Mr Hemy P Watk salio embarcado para Guaymas en el mes de junio 1853, con el proposito de visitar al gobernador de nora y ver de conseguir una concesion que pudiera favorable para fas poblaciones de la fl antera Wa tuvo el cuidado de proveerse de un pasaporte expee por el consul mexicano en San Francisco; pero le si de poco en Guaymas. Al siguiente día de su lIeg a este lugar, el prefecto le ordeno presentarse a la l¡cía y después de un largo interrogatorio le proh internarse, negándose a visarle el pasaporte para L Viendo los obstáculos que le cerrClban el paso desd principio, Walker resolvio regresar a California Es do ya a bordo del barco para volverse, el plefed hizo saber que el gobernador GándOl a había dad otden de visarle el pasaporte para que pudiese ir capital. El mismo correo porl"ador de la orden de ( dara dirigida al prefecto Navarro, trajo también la ticia de que los apaches habían estado en una haci' situada a pOcas leguas de Guaymas, donde matal' todos los hombres y los niños, llevándose a tos mu en un cautiverio peor que la muerte Los indios hic saber que pronto vendrían a la ciudad "donde Hev( agua a lomo de burros", refiriéndose a Guaymas,

vecinos de este puerto, atemorizados por el mer parecían dispuestos Q recibir a cualquiera que los guardase de su salvaje enemigo Lo cierto es qUI

rias mujeres del lugar instaron a Walker para ql dirigiese inmediatamente a California y trajera bast americanos a fin de contener a los apaches Por lo que Walker pudo ver y oír en Guayme

convencio de que un cuerpo de ameriéanos, relative te pequeño, podía situClrse en la frontera de Son'

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