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¿CUALES SON LAS TENDENCIAS ACTUALES DE LOS PARTIDOS POLITICOS DE NICARAGüA?

¿QUE AFINIDAD O DISCREPANCIA MANTIENEN ENTRE SI?

Esta Revista, como Conservadora del Pensamiento Centroamericano, -no como tribuna de partido alguno-, desde su plano de altura sobre las divisiones partidistas pero atenta a las cuestiones vitales de nuestro desen– volvimiento político, ha dirigido estas preguntas a cinco representativos de las tendencias actuales de los Partidos de Nicaragua, y ofrece sus respuestas a nuestros lectores para que les sirvan de pauta a un examen sereno y juicioso al iniciarse ahora un nuevo período electoral.

En esta ocasión, como en cualquiera otra que se ofrezca en el futuro, sus páginas seguirán abiertas a la exposición civilizada de todas las ideas no– bles que puedan producir otros criterios aún ajenos a los nuestros personales.

Las exposiciones de nuestros distinguidos colaboradores políticos de este númel'o van precedidas de un ensayo sobre los Partidos Políticos de Nica– ragua, tal como los veía nuestro eminente pensador Anselmo Hilario Rivas en 1881 en una visión panorámica que no difiere en mucho de la del Doctor Mo– desto Barrios para todo Centro América, el que a principios del siglo resumió así su pensamiento sobre el tema:

"Los partidos liberal y conservador que se formaron a raíz de la procla– macion de la independencia van siendo ya puramente teoricos. En algunos paí– ses, apenas se oyen estas denominaciones cuando se trata de la lucha electoral. En otros, liberales y conservadores se confunden en el poder: un gobernante que se llama liberal, se rodea de ministros conservadores, o de unos y otros que viven en fraternal consorcio, y viceversa. Se ve siempre que cuando se dice que está mandando un partido nadie manda sino el Presidente; él encarna el partido; los demás son súbditos. Se ve también que dentro de un mismo par– tido, sea por elecciones o por guerra, frecuentemente hay vencedores y vencidos, unos en el poder, otros en el destierro. En otros pueblos el partido político ha degenerado en luchas de predominio local. En una palabra, hay gentes con ideas más o menos liberales, con ideas más o menos conservadoras; partidos, no. Los partidos son organismos ,~on su credo definido, funciones y medios dis– tintos de accion para dirigir la marcha del Estado. Manda en ellos la mayoría, no un hombre, no un déspota. Van al poder y en él se sostienen por la opinion pública, no por la violencia, no por las bayonetas".

'Reprodtlcimi>s, también, la famosa carta a Martí del- ilustre Dr. Anton¡e Zambrana sobre el mismo tema en la época de los gobiernos de los 30 años.

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