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de mi llegada a Corinto. Yo conocía a este viejo italiano desde hacía muchos años; buen hotelero, honrado, servi· cial y buen amigo. Todo el mundo le quería por sus bondades y complacencias con los parroquianos. Al día siguiente, tomé el tren para Managua; y a mi 'llegada a ésta fuí a visitar al Presidente Zelaya para darle las gracias por Jo oportuna y eficaz recomendacion que me hizo ante el General Alfaro y saludarlo, atenta– mente, a mi regreso a la Patria.

Durante la conversacion que con él tuve, me pre· gunto si yo había recibido trescientos dolares que por correo él me había remitido, después de enviarme la caro ta para el General Alfaro. Le contesté que no informán– dole que para regresar a Nicaragua había recibido qui– nientos sucres que me entregara el General Alfara. Pocos meses después, regreso el General Toledo y éste me entrego la carta del General Zelaya y la corres– pondiente letra de 300 dolares. Dicha carta llego pocos días después de abandonar yo Guayaquil.

A continuacion se publican los siguientes documen· tos inéditos que arrojan luz sobre el incidente Eloy Alfara en la historia de Nicaragua.

COMUNICACION

leon, Enero 20 de 1895.

Señores Secretarios de la Asamblea Nacional legislativa Managua.

Señores Secretarios:

He recibido de manos de vuestros comisionados se· ñores Dr. Don José Madriz, Vice· Presidente de la Asam·

blea; General Ignacio Chávez; Dr. Gabriel Rivas; General Agustín Duarte, Diputados; Dr. Fernando Sánchez, y Ge· neral Francisco Valladares Bone, Subsecretario de Estado en el Departamento de Guerra; el Decreto Legislativo del

12 del mes en curso, en que se me confiere el grado de General de Division del Ejército de la República.

Me siento completamente agradecido porque a más de ser el más alto grado que alcanzan los veteranos en el escalafon militar en esta seccion del centro del mundo de Colon, se me hacen menciones altamente honoríficas por mis servicios prestados a la causa de la democracia en la América Latina.

Permítaseme admirar como hijo que soy de la anti· gua Colombia, vuestro levantado civismo, pues con vues– tro fraternal decreto habéis proclamado muy alto en los ámbitos del Continente Hispano: ino hay fronteras entre nosotros, todos somos hermanos!

Con gratitud acepto la especial distincion que gene· rosamente se me ha otorgado por mis servicios presta· dos, aunque en pequeña escala todavía, a la caUsa liberal; servicios que no tienen otro mérito que el de

En seguida fuí a Granada, a saludar a mis padres y hermanos, a quienes: desde Corinto, les había informa– do de mi regreso. Con qué gusto me recibieron todosl Mi padre era muy serio en sus manifestaciones hacia sus hijos y lo mismo con todo el mundo. Se dominaba para no dar salidas exageradas de alegría o de afecto hacia nosotros, porque era muy discreto y muy sincero en sus sentimientos paternales y de amistad. No abrazabá ni besaba a nadie; pero su corazon mostraba sin reservas lo que él sentía. Le había llegado el rumor de que yo había perdido la vida en Panamó, y guardo silencio, hasta que un sobrino suyo residente en Puntarenas, Pedro Joaquín Chamarra, le telegrafio avisándole que yo había salido para el Ecuador.

A mi llegada, mostro el gozo que experimentaba con mi vuelta a la Patria, sano y salvo.

y así termino esta grande y

peligrosa aventura de mi vida .

haber sido inspirados siempre por las mejores intencio· nes.

Es honroso para mí pertenecer al ejército de esta República que con su heroísmo ha escrito páginas bri– llantes en la historia de la libérrima patria de Francisco Morazán, y Máximo Jerez..

En su oportunidad someteré a la Legislatura de la República Ecuatoriana, lugar de mi nacimiento y teatro de mi carrera militar, el honroso detreto que habéis acor– dado en favor de uno de sus hijos. lCJ Constitucion del Ecuador reclama este requisito que vuestra noble con– ducta se encargará de eliminar en lo futuro en nuestra América latina.

No dudéis que en su debido tiempo, los Represen– tante del Pueblo Ecuatoriano; hermano del de Nicarogua, os enviará su voto de agrCldecimierito y admirCleion por vuestro levantado americanismo.

Así, decid lo, señores Secretarios, a la Augusta rel're– sentacion de que sois organos, y permitidme esta ocasion pClra presentaros los votos que hago por la felicidad de Nitoragua, vuestro hogar, que me es tan querida. Soy de I.os ciudadanos Secretarios obediente y segu· ro servidor,

ElOY AlFARO

Tomado del Diario de Nicaragua, Organo del Go· bierno, NI' 83 - Managua, Viernes 8 de Febrero de 1895.

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SECCION EDITORIAL

En el número 11' de un periodico que ha empezado a publicarse en Diriamba, se leen los siguientes gravísi" mas conceptos:

"Aquí ha circulado la noticia de que el Jefe del Ejecutivo dio al General Eloy Alfaro, cien mil pesos y

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