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Oye mi canto.
Prófugo, errante y con el alma triste Pasé yo un día y te miré un instante,
Mas ¡ay! tu imagen, desde entonces sigue,
¡Sigue mis pasos!
Tu tersa frente de nevada albura, Tus negros, dulces y brillantes ojos, Tus labios tiernos que la rosa envidia
¡Do quier Jos miro!
Tu voz recuerdo que sonó en mi oído, Cual son del arpa en solitaria noche, Quisiera oirla, mi T o/edo hermosa,
¡En este instante!
Quizá yo entonces te cantara trovas, Que tú, mi bella, con placer oyeras El eco blando de tu voz divina
Sonando en ellas.
Pero la ausencia de mirar me priva, Tus bellas gracias, tu mirar de fuego,
y sólo y triste por el mundo vago,
En ti pensando.
Mas tú entre tanto mi adorada esquiva Tal vez no piensas en el pobre bardo
Que como el cisne sus amores canta
¡Y luego muere!
Granada, 1857.
A UNA FLOR
(Anacreóntica)
Hermosa flor que viniste De la bella a quien adoro, Pues que en su mano estuviste, Di ¿su aliento recibiste En tu lindo caliz de oro?
¡Ah! ... su balsámico ailento Recogiste, tierna flor, En tu aroma, yo lo siento, I me llena de contento I me enagena de amor!
Un perfume tan divino Ninguna flor lo exhaló, Por eso yo me imagino, Por eso yo te adivino Que su boca te lo dió.
Que su labio de coral Cuando aspira alguna flor, Con su aliento virginal, Un perfume celestial
Le dá en cambio de su olor.
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A MI AMADA
Oye ingrata con olmo sensible La canción de mi pecho doliente, Ven y mira cubierta mi frente De amargura, tristeza y doJor.
Un veneno mi pecho desgarra
Ya me cubre el sudor de la muerte I permites que muera sin yerte Cuando causa mi mL!erte tu amor.
Ya me faltan las fuerza, me abrazo Por piedad, por piedad, no hay remedio De vivir para amarte, no hay medio Adios, padres, amigos, odios.
El sepulcro me llama, y es fuerza Que al morir no te halles desgraciada, Mis amigos, decidle a mi amada, Que la espero ante el trono de Dios.
AUNQUE ADVERSA LA SUERTE
Aunque adversa la suerte, ¡oh Belina! A vivir de tí lejos me obliga, Borrar nunca podrá, dulce amiga, De mi pecho tu imagen divina.
Que la ausencia es terrible incentivo Para el fuego de amor que me abraza I su ardor cada día es más vivo, Cada día, que lento se pasa.
¿Por qué, pues, has llegado, angel mío, Recelosa a dudar de mi amor? Por qué aumentas con fiero desvarío De mi negra fortuna el rigor.
¿Ya olvidastes que son las mujeres Para mí como estatuas de hielo?
¿Yo olvidastes que tú sola eres Mi esperanza, mi vida, mi cielo?
A MI BELlNA
Vuelve amarme como antes, mi dueña,
Tu cariño devuélveme tierno Que más temo, tu enojo, tus celos,
Que las penas sufrir del infierno.
No me niegues tu amor, que es mi vida,
No me niegues tu amor, que es matarme; Por piedad, mi Belina querida,
Nunca dejes, bien mío, de amarme.
TE VI UN PUNTO
Te vi un punto y, flotando ante mis ojos La imagen de tus ojos se quedó,
Como la mancha oscura, orlada en fuego Que flota y ciega, si se mira al sol.
Adonde quiera que la vista fijo
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