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Franz 'I'enner, de la capifal a Ouiriguá para visilar nuevamente las ruinas entonces desmontadas, as– pedo que lastimó mucho a don Carlos, ya que se sintió una lamentable pérdida de lo románfico que años antes envolvía esta herInosa ciudad religiosa maya con la selva tropical. Los dos investigado,res fueron acogidos amablemente en el hospital por el

dador MacPhail, donde gozaron una agradable no– che de pláticas inieresantes con el general Enrique Aris que se encon:lraba allí casualmente. Llegaron después a Lívings.l:on, de donde efeduaron excursio– neS al Río Lámpara y San Vicente y hasfa la finca "San Huznberlo" llegando al Macho Creek, riachue– lo que desemboca en:lre Lívingston y Puerlo Barrios en el Golfo de Aznatique. Sucedi6 allí que el dador sápper tuvo la desgracia de ser picado por un col– moyote. Se empeoró tan gravemente en el trayec– to a Europa que tuvo que internarse en un hospital de Aznsferdam, donde los médicos le aliviaron de los gusanos mediante una operación. El 8 de febrero se embarc6 en el buque alemán "Sesostris" en Puer– to Barrios y llegó a Wuerzburgo a mediados de marzo.

El cuadro de los viajes de Carlos Sapper queda completo con este último. Abarca un período de más o menos 40 años, con excepción de diez a cau– sa de la I?rimera guerra mundial. Las ac±ividades de investigador y viajero de nuestro sabio, se divi– den en tres cafegorías: la primera se relaciona con exploraciones del experto ge610go que pudo dedicar– se como persona libre de toda función oficial; la se– gunda incluye investigaciones de problemas vulca– nológicos y geográficos generales y comparafivos y por eso de caráder mundial, la tercera completa cierlos esfudios anteriores, principalmente con res– pedo a observaciones econ6mico-geográficas y se en– sancha después de la guerra con representaciones de caráder oficial en pro del iniercambio científico en–

±re Alemania y América Latina.

AdmiraTnos hoy en nuestra época de especiali– zación de todas las disciplinas, la vasta eX±ensi6n de conocimientos e intereses de Carlos Sapper que se manifiesta no solamente en las muchas subdivi– siones de la geografía, sino también en la geología, vulcanología, etnografía y economía. Ha contribuí– do en todas estas ramas con muchos nuevos cono– cimientos, sean relacionados con las Américas o ca– rac±erizados de ubicuidad, por ejemplo, sus esfudios formológicos en las latitudes tropicales y los geográ– fico-económicos, además de su gran obra general y comparativa sobre el vulcanismo del globo. Lo qne . caraderiza las publicaciones de Carlos Sapper es la reunión de profundos conocimientos cienfíficos con experiencias prádicas y lo pintoresco de sus des– cripciones de paisajes y de la gente de los trópicos, con lo que sus obras reciben una ornameniación in– dividual rara en comparación con sus colegas de Alemania. Es±a práctica se demuestra igualmente en su adividad de cartógrafo, con la cual ha facilita– do mucho la exploración reciente de Centro Aznéri– ca.

Poco después de su regreso en 1928, la Univer– sidad de Wuerzburgo eligió a Carlos Sapper su rector

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magnífico hasta 1929. En los años siguientes hasia su retiro se dedicó solícitamente a su cátedra y sus publicaciones. Un numeroso aucli±orio de esiudian– ies asisfía siempre a sus conferencias y clases de se– minario. Sus oyentes apreciaban lo vivo de la rela– ción y la claridad de la explicación muchas veces sazonada con su fino e ingenioso humor, herencia iípica de su patria de Suabia. Carlos Sapper nunca ha fundado una escuela académica de geógrafos. Esto no esiaba de acuerdo con su personalidad que fué la de un explorador y no de un insirudor. Pe– ro los que como el auior de esfe cuadro biográfico tuvieron con él un contado íntimo a base de inte– reses científicos iguales, admiraban su personalidad inolvidable de preceptor liberal, generoso y suma– mente estimulante. La simpafía y autoridad de que don Carlos gozaoa en todos los gremios internacio– nales emanaban de su conducfa modesta y recalada unida al dominio de sí mismo, cualidad ésta que fuá de gran ventaja para él en el tra±o de poblacio– nes y gentes indígenas. Sin embargo de su modo suave y ITlodesto frente a los demás, fué hombre de una enonne voluntad y energía hasfa el grado de exigir de su cuerpo trabajos muchas veces exagera– dos. Padeci6 haznbre y sed y iodos los inconve– nienies de la vida del viajero en climas duros y re– giones desfavorables para el europeo. Me acuerdo bien todavía de una noche, cuando regresamos a Ouezalienango de la excursi6n de casi 14 horas de fatigosos carninas para el docior que tenía enionces ya sus 62 años de edad. Cuando .l:odos nosoiros sus compañeros nos sentíamos bas.l:ante cansados y an– siábamos acosfarnos pronio, él se quedó en la me– sa después de la cena hasta la media noche escri– biendo carlas y tarjetas a sus amigos y colegas en Alemania. ' Y al otro día iuvimos que levantarnos temprano a los cinco de la mañana para continuar nuestro viaje a la Costa Cuca.

No es emaño que Carpos Sapper haya empe– zado a sentirse algo cansado después de una vida tan trabajosa, y principalmente después de su redo– rado. Así, se retiró en 1932 de todos sus empleos y puestos oficiales académicos, trasladándose al her– moso pueblo de Gannisch en los Alpes de Baviera, donde encontró a su disposición la casa de la fa– milia de su esposa, doña Augusta van Limprun de Sapper, con quien se había casado en 1905. Se de– dicó desde entonces a preparar varios estudios co– mo fruto de sus investigaciones en el campo y pu– blicó todavía una multitud de artículos, disedacio– nes y libros. El desarrollo político en Alemania des– de 1933 y la segunda guerra mundial le desengaña– ron de su optimismo totalmente, desengaño que nun– ca logró superar. Debili.l:ado corporal y menialmen– te, sobrevino la muerle de su esposa en 1944 que le causó una grave apoplegía. En las últimas se– manas de su vida los sufrim.ien±os físicos y morales obscurecieron su razón, hasta que una muerte be– nigna apagó aquella existencia tan rica y provecho– sa el 29 de marzo de 1945, poco antes de la ocupa– ci6n de Garmisch por las tropas estadounidenses. Centroamérica y Guatemala perdieron en esa trisfe fecha a uno de sus más eminentes exploradores y

a uno de sus mejores amigos.

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