Page 35 - RC_1966_04_N67

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Comenzaré dicienclo, qué cuando me casé con el General Chamorro, yo lenía 30 años y él 93. Un ,hecho insólito que se explica en un hombre extraor-

dinario. o!;:.

Empecé por venerarlo aun antes de conocerlo, porque así, con veneraClon, se le amaba en la casa' d$ mis padres, don Mercedes 'Rodríguez y doña María Te– resa Urbina, hoy viuda de RodríguE?z Lo recuerdo cuando apenas tendría yo unos 8 ó 10 años, cuando él visitaba nuestro hogar donde se le quería, corno di– go, con verdadera devoción. Supongo que desde entonces comencé a sentirme atraída por él, pm-que recuerdo hasta las conversaciones que se sostenían ha– blando de politica y de los planes que se hacían para que el Partido Conservador volviese al poder. Desde enfondes hice que se me ±omase en cuenta y que, al correr de los años, cuando fuí conociendo a otros grandes dirigentes conserva– dores, se Hl.e permitiese prestar a la causa modesta cooperación. Fue enton– ces que el Ceneral Chamorro me dejó sentir que confiaba en mí, porque en va– TÍas ocasiones desernpeñé comisiones políticas, sirviendo de mensajera, y gozan– do de su total confianza. Me imagino, pues, que tales fueron los más íntimos sen– timientos que se anidaron en mí hasta llegar a ser su esposa.

El había enviudado y yo era una mujer hecha y derecha. En mi propie– dad, que es una finca de unas cien manzanas a 15 kilómetros, mas o menos, dis– tanJ.e de J\1anagua, sembrába:m.os arroz, maíz y frijoles. Los granos que cose– chábarrlOs, solíarnos venderlos al General para la provisión de víveres de su Hacienda "Rio Grande". Sus ca:m.iones iban a traer los granos de mi finca y yo venia a Managua a cobrar el cheque del General. Debido a este negocio, nues– Jro .traía se fue haciendo nlás frecuente y más manifiesta la confianza que me dispensaba porque iba encomendándome comisiones de diversos órdenes.

Un día de fanios en que visitaba mi casa, sonriéndose me dijo:

-"Quiero decirie una cosa, Mercedi±as. Tengo un plan que deseo expo– nerte, pero al verte se nle desbarata',,"

-"Jesús, General", le repuse, "y porqué? Se irata de algo tan difícil que no pueda yo ayudarle?"

y él prosiguió: "Si tu me él.yudaras, yo sería el hombre más feliz en mis úllirnos afias". ,

-"No le entiendo, señor", alcancé a decirle, mas él interrumpió la con– versación asegurándome que volvería a renudarla en otr¡3. pcasión para explicár– mela mejor.

, Poco tiem.po después volvió a mi casa. Esta vez yeníadE? su Hacienda "San Lorenzo". No había almorzado y fuí él. prepararle dé comer.· Recuerdo que serví 19, mesa y :me senté a su lado para a~ornpq.ñarlo a almorzar. Después ha–

já.. uná:haú'l.E).ca y se la ofrecí para que deSCanSara en ella~ : Una hora más tarde llegó a llaITlarrne una de las empleadas para decirme que el General ya se ha– bía levantado. Cuando llegué para ver en qué podía atenderle, me pidió que me sentara a su laclo porque deseaba hablarme del plan que tenía gran necesidad de exponerme. l\!.Ie habló entonces de que su vida era muy triste por la soledad en que la llevaba a tan avanzada edad, no teniendo con quien comparlir ni sus ale– grías ni sus problen'l.as. "Si no te resintieras conmigo", acabó diciéndome, "quisie– ra confesaTÍe una cosa: 1\1i deseo de casarme contigo". Yo sólo acerté a hablarle de mi desinteresado afedo.

Pasaron los años y el General siempre persistía en su idea de casarse conmi– go. Un día rne dijo mi padre: "Parece que el General está enamorado de tí, pero

yo no puedo juzgar sus in±enciones". "Papá", le dije, "él quiere casarse conmigo".

y él me :repuso: "Estás muy joven para SU edad tan avanzada, pero corno he sido su cOITlpa-t1.ero de armas y es mi amigo tan íntimo me limito a pedirte que le sirvas con. cariño y propiedad".

Todavía entonces yo no le daba mayor importancia al asunto, porque supo· nía que era -una cosa pasajera en su ánimo, pero cuando mi padre murió el Gene– ral insistió en su propósito al punio de decirme con frecuencia: "Mercedi±as, ahora que no tienes papá, yo quisiera que nos casáramos para que tu te convirtieras en una hija para mí y yo en padre para tí". Has±a que un día, atraída por el cariño que le sentía, le dije que sí, siempre que coniara con la anuencia de mi madre. Ellos dos, mi madre y el General hablaron del asunio. en repetidas OCE3.SiOnéS, Y se llegó a fijar la fecha del matrimonio para el 9 de Marzo de :1.963, después ,de

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