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« Previous Page Table of Contents Next Page »EMILIANO CHAMORRO: FIGUR.J\ NACIONAL
RODOLlrO ABlUJNZA S.
Director de "El Centroamericano"
A pesar de que el General Chamorro ya frisaba en los 95 años de edad no die esperaba que a ese organismo pdvilegil11do, pues llevaba en sus venas sangre d~ indio chonfaleilo, se rindiera a la parca en unos pocos mmutos, al cClbo de ~res meses de haber regresado del Hospital Walter Reed de Washington, donde fue operado de un ma!estr.,lr prostétfico y se le declaro en magníficas condi~
dones frsictls para su edad muy avanzada.
Efectivamente, el Genertll Chamorro poco después de su regreso ¡;¡ la capital de la República, reanudo su acos–
hJmb;adCl vido ele w:Hviclades agrícolas y políticas y se le
Velel circular por Managua, Cl bordo de un automovil, pese
a que los médicos le habían recomendado guardar repo– so. Se cuenta que su Clf10derado generalísimo, d~~tor
Feli!:le ArgijeHo Bolaños, había ordenado que se le dllera que' su vehiculo estaba descompuesto para evitar que. el Caudillo conservadO!' saliera a la calle y guardara qUie– tud, pero cuando el Clutomovil estaba en supue~ta repa– radon se los Clgerndo pora conseguir una camioneta, a , • I
bordo de !a cual vi¡;;¡jaba al lado del chofer. ASI era e Gemm:il Chwnofl'o todo su vida, inquieto, cumplidor,
nlai'ícmero, hombre ele una dinamia extraordinaria.
DUI'l:mte el curso de la semana en que murio, estuvo en dos entierros: el de su sobrino don Ramon Henríquez, el dfitl1 martes en lel ttarde y en el de su amigo doctor Al– berto Sevillel Sacasa, el miércoles. Para el día domingo
esfabl:Jl haciendo pkmes para atender con un almuerzo a
la señorita Gladys Aguirre Sacasa, hija del dodor Fran–
cisco Aguirre y sefíora, quiel1 con sus padres ht:lbía gastc!~
do finezas con su señora esposa y (on él durante su internClmiento de salud en el Hospital Walter Reed de Washington.
De mcmert:! que el General Emiliano Chamorro Var– gas muria sorpresivl.:!mellte cuando le fallo el corazon de acero que había sorteado múltiples peligros sin alterarse. Su esposOl, mulel' de e)(cepdonal fortaleza espiritual y mo– ral estuvo con él hasta que expiro, y le puso en sus ma– nos el crucifijo que el Santo Papa le había obsequiado en une¡ visita que hizo al Vaticano en 1927.
La vida Clgitada del General Chamorro no ha sido
igu~ladc; por otro político centroamericano en su extensa dimension en todo sentido. Aunque no se le puede cali– ficar de estadista e intelectual de nota, fue un ciudadano que logro bachillerarse en Granada y alcanzo título de Topografo, habiendo impartido lecciones de historia y . matemáticas. El mayor aprendizaje de Chamarro lo ob– tuvo en la Universidad de la Vida Cotidiana. Fue desde campista hasta Presidente de la República y para tal efec– to trato con toda clase de gente, sobre todo con los de la
clase humilde, con los campesinos chontaleños, a quienes hablaba en su mismo lenguaje y conocía por sus nombres y apellidos, durante tres generaciones. Por esa identifi– cacion con los hombres de las clases humildes del canser– vatismo, Chamorro llego a ser su ídolo. A k1 hora en que Emiliano Chamorro requirio sus servicios armados con el rifle y el machete, le sob¡'aron acompañantes del bajo pueblo conservador, porque él nunca iba CI la zaga sino que encabezaba el asalto y el abordaje en cuartales y vapores del Gran Lago. En OSCII forma, a base de cons– tante peligro de su vida, actuando con inteligenda, astu– cia y valentía, se convirtio en General, de esos generales nicaragüenses que, aunque no tienen tÍl'ulos Académicos de postín, son muy merecedores del grado, porque nacie– ron con vena militar. Así Moneada, Luis Mena, Beltrán Sandoval, Parajon, Castro Wassmer y Chamarro, entre otros de ambos partidos hisforicos.
En el aspecto internacional, el difunto Caudillo Con– servador fue acremente censurado por haber puesto su firma en el oneroso Tratado Chamorro-Bryan que se con– sumo en Agosto de 1914, recibiendo Nicaragua tI'es mi– llones de dolares por una opdon a perpetuidad para que los Estados Unidos construyan un canal interoceánico, amén de bases navales en el A~lánt¡co y el Pacífico. Chamorro estaba entonces en Washington como Ministro del Presidente don Adolfo Díaz, «:l quien la susaipcitm de los llamados Pactos Dawson había dejoclo como lVIero ins–
trum~nto de los designios político-ec:onomico~financieros
del Departamento de Estado, \:I4:11'Cf controlar enteramente
g Niéaragua.
Plomas conservadoras htm trCli(;ldo de justHicE:l1' la firma de ese Tratado que acordaron en WC!shil1gfon Emi– liana Chamarro y WilliaM Jannings Bl'yem durante el Go– bierno del Profesor Woodrow Wilson, n1anifestando que los conservadores tuvieron muy en mente lo sucedido al Gobierno conservador de Colombia, durante el régimen estadounidense del Presidente Teddy Roosevelt, cuando, al negarse a suscribir el Tratado de Hay-Hem:m, motiVl:I– ron que en la Casa Blanca se gestara la Independencia de Panamá, inmediatamente reconocida no solo por los Es– tados Unidos, sino también por el resto de los gobiernos latinoamericanos. Según esos plumcrios conservadores, el Tratado Chamorro-Bryan tuvo que firmarse bajo la pra– sion estadounidense, que necesirClba asegurar el control de todas las rutas ccmaleras por el istmo centroamericano, una vez que estuviera concluído el Canal de Panamá.
Durante el apogeo de su carrera política fan vasta, que lo situo dos veces en la Presidencia de la República, en 1917 y en 1926, el Caudillo Chamarro encarno la figu– ra clásica del hembre de accion, del militar valiente y auda% que se impuso sobre las aspiraciones de los candi-
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