Page 160 - RC_1966_04_N67

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Delg adillo y el Doctor.~dánSequeiraAr~~ano. Estos ... ores llegaron a Vlsifanne y a particlpanne que

s~ía la posibilidad de que<saliera muy pronto de r

a ppsión. y en efecto, algunos días después lleg~-

a n 'esos mismos señores a sa"canne. Ya para salir ro invifaron a ir a darle las" gracias por :mi liberlad

~eGJmeral Somoza Debayle, quien, me dijeron, esta-ba iP±E!resado en liberlanne. . . ' . ;Cuando llegamos a la oficma del Jefe Dlrector, éste' estaba conversando con sU cuñado el Doctor Guirlerm

o Sevilla Sacasa. Al venne el Doctor, Se–

illE\' Sacasa alargó la mano para saludanne, más el Genéral Somoza Debayle no :r;ne saludó. . 'Después, al conversar con ~l,~e ~el?-clonó ~a

mUArie de su padre y yo le proie:;de ml, mocenCla absalufa.No supe cÓz.!1o recibió mis ;l?alabras, pero después de una pequena pausa, me dl~O que me da– ría ia casa por cárcel por algunos días y que des– puéS de ellos, podría seguir saliendo con toda liber-tad."Esta fue la úlfima vez que he visto o hablado con el General Somoza Debayle. No he tenido opor– tunidad, desde entonces, de volverlo a hacer.

La casa poi' cál'cel d'f '. d 1 .• Debo manifestar que a 1 erencla e a oaaSlon de la, estadía en Granada con la casa por cárcel, en la que siempre estaba un Guardia; de centinela, en esta ocasión no tenía Guardia a, la puerta. Sin em– bargo, yo no abusé de la confia,nza que se había puesto en ,mi palabra. Con todo; p¡;Lsados alg~os

días. pedí por teléfono penniso para ,salir a la calle e in:mediatamente se me concedió. Después pedí permiso para ir por unos días a Río, qrande y se me concedió también. Poco a poco fuí adquiriendo la liberlad completa.

.Algún tiempo después pedí a la Corle Suprema de Justicia ':me diera una declaración sobre la restau· ración de mis derechos ciudadanos y la Corle me coniE;lstó favorablemente. Espérl;l.ba que después de la de~laración de la Corle la Cámara del Senado me restat,irara, 'de motu proprio, mi dereaho constitucio. nal a"la Sei1aduría Vifalicia.

Sobre este particular debo decir, sin embargo, que aunque se me reconociera ese derecho na haría uso de él por dos razones. " '

Pr~era, porque el Senado no tiene iniciativa algu:n,a para· promover el progr~o del país, ya que toda i¡l.iciativa debe provenir der, Poder' Ejecutivo o de la" Cámara de Diputados., ,.',

5$g'unda, porque estoy en completo desacuerdo con el régimen continuista que Ita: estableoido la fa.

milia~omoza, y por 10 tanto; no me sentiría a gusto al est~ ocupando una posieión bajo su régimen.

Ultima cOIIvenac:i6n con el Gl'aI Somoza GSl'b

Así como en párrafo anterior he hecho referen· cia a la ú1.ti±na vez que he hablado con el General Somoza Debayle, deseo hacer aquí referencia a la úl– tima VE;lZ que hablé con el General Somoza García. Recuerdo que esa ocasión fue al principio del mes de Agosto de 1956, después de una sesión de la Pasteurizadora. El me invifó a ir con él a su hacien– da Santa Anifa cerca de Managua. Acepté su invi– tación pues sabía que siempre que él me hacía invi– taciones de esa clase era porque quería hablar con– migo de algún asunto político de imporlancia. Salimos de Managua junto con el Dr. Luis M. Debayle esa misma tarde después de" la sesión, y pasamos pIimero por una finca que Sornoza le ha~

bía comprado a los hennanos Zamora, donde vimos un ganado que estaba redián traído de Boston. Eran

unos preciosos animales. Después nos fuimos a San–

ta Anita 'y allí vimos un ganado Nelore. Estando en Santa ,Anifa él int,entó iniciar una conversación sobre sus' propósifos de reelección pero no recuerdo por qué motivo, quizás por alguna interrupción que tuviera,

Q porque cambiara de parecer, el hecho es que no lo hizo abiedamente. Yo, sin embargo, le hablé de ,la cuestión munioipal, especialmente en los municipio¡; reconocidamente conservadores en los que él estorbaba la actuación de los Alcaldes de nuestro Pa.,¡;;tido, los que no podían desarrollar bien sus trabajos municipales, porque nombraba Tesore– ros que eran adversos al Alcalde.

En esa ocasión me prometió que procuraría es– tablecer la unifonnidad en las Alcaldías conserva– doras y así lo hizo en Granada, donde el Alcalde don Horacio Guzmán tuvo un Tesorero conservador con el que pudo desarrollar algunos trabajos en be– neficio de la comunidad.

Epílogo

Considero que hasta aquí he llenado :mi propó– sito de dar a conocer los principales acontecimien– :l:os que durante :mi vida se han sucedido y en los que he tomado participación direcia. Con lo escrifo creo dar por terminadas mis Memorias.

Al c~rrar la relación de mi Autobiografía sobre los sucesos Í1:T\porlantes de mi vida que han sucedido

h~sta el pr,es, ente, quiero dejar eIl; :l:odos los nicara– guenses Xa esperanza que yo 1nlsmo tengo en el corazón: ~eaue :l:odavía podré ver la Liberación de NicaragUa. . \ Desdf9 hace varios años he dicho en 'muchas conversaqiorj.es privadas, y aún en discursos públi– cos, qUe yo ~nvi±aba a todos los jóvenes con¡;ervado– res para 'que hicieran, por la liberación de: Nicara– gua lo mi;>mo que yo hice .contra la Dictadur~ de Ze– laya. Q~e yo ya me sentía sin fuerzas su:ficientes para eso,' por :mi ancianiciad, pero que aún' con to– dos estos añ'os que tengo encima, que pasa* de los noventa, pido a Dios me dé el tiempo Qe vic;la nece– sario para poder cooperar 'en lo que pueda, para el :triUnfo de lél- Democracia en Nicaragua. Solamente de ,esta :m~n.era creo que han tenido un sentido de pennanenc::ia todas :mis luchas y sacrificios ar,::l:eIiQres de :mi vida, solamente de, esta manera podré des-cansar tranquilo., . Pata teuni.nat la historia de mi vida que he na– rrado con s:i,nQeridad y franqueza en estas páginas de REVISTA CQNSERVADORA, deseo hacer :l:ambién una referenc:;,afinal al;llgo exclusivamente personal e íntimo, c(¡)m~ es el hecho q1.l,e al cerrar este último capítulo de :mi Aufobiogtafía, c:i.Eilrro también mi da– sa de habitación en Managua para trasladanne por el tiempo que Dios quiera danne vida a mi hacienda Río Grande. Y al cerrar esta casa, que no ha sido de :mi exclusiva propiedad, dejo abierla en el Cemen– terio de Managua, la fosa que ha de ser mi última, propia y definitiva morada.

En esta morada, sobre dos losas que hBJ;l de cu– brir los despojos modales, de quien fuera mi aman– te compañera y los míos propios, he hecho grabar dos inscripciones que me parecieron muy apropia– das y que me fueron sugeridas por el Ingeniero Eduardo Chamarra, arquitecto y diseñador de nues– tro mausoleo.

La inscripción que se habrá de leer sobre mi tumba, dice: " ... Y se :mantuvo finne en la brecha por su pueblo" (Eclesiástico I , y sobre la iumba de Lastenia, :mi esposa, se lee: "Donde fu vayas iré yo, donde seas enterrado, seré enterrada" (Rufhl. Y con esto me despido de mis lectores y a:migos.

FIN

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