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« Previous Page Table of Contents Next Page »de decir: Al volver del exilio había fomado la defer– minación de aparlarme de la dirección del Conser– vatismo, pero siempre permaneciendo alerla. Mas no pude. Al oír los lamenfos de los nicaragüenses, al enierarme que los proleiarios mueren a la~ puer– fas de los Hospifales, sin auxilio alguno poraue no hay camas en esos cenfros de beneficencia ni lugar para socorrer fania miseria, mi corazón se conmovió hondamenie y decidí seguir en la lucha. Cómo pue– de confinuar una nación así como va con más pues– ios de alcohol que escuela? Es posible qüe sigan los hospifales sin poder presiar asisiencia social ne– cesaria? Nicaragua, la fecunda y próspera ayer, aho– ra recibe auxilio de una insfifución iniernacional que conociendo la horripilanie realidad envía ali– menios a nuesira niñez. Quién no sienie horror an– fe los datos esiadísiicos que indican que la iubercu– losis viene aumeniando en la misma pavorosa pro– porción que el consumo del alcohol? Hemos retroce– dido en iodo y hemos llegado al exfremo de que la ciudadanía no puede ni siquiera escoger el alcalde de su pueblo". Después hice un llamamienio al pueblo viril de Masaya, donde se había firmado la proclama conira Walker, de donde habían salido los soldados que baiieron al filibusiero en San Jacinio, y donde por una ienaz y fiera resistencia había sido descalabrado el ejérci.1:o de Henningsen que fue a vengar su derroia de Masaya con el incendio de Granada. El eniusiasmo que causaron mis palabras en aquella nutrida concurrencia fue indescriptible y el viejo griio de "Viva Chamorro" y Viva el Parlido Conservador" volvieron a resonar vibranies en mis oídos dándome ánimo para seguir luchando por la causa de mi Parlido.
Editorial ele La Pl\msa
Pocos días después leí un ediiorial de La Prensa del Dr. Pedro Joaquín Chamorro, que el Parlido Con– servador debía participar en las próximas eleccio– fles, ya fueran éstas de Consiiiuyentes, ya de Presi– deIlie de la República, ya que, decía, parlido polífi– ca que no adúa, que no iiene ingerencia en la cosa pública, carece de visión, está liquidado, esiá con– cluido. Mucho ha dudado el Gral. Chamarra, agre– gaba, en dar un paso en esie senfido, lo reiiene sin duda el iemor de perder su popularidad y, en conse– ciencia, su influencia en el Partido. Pero debe pe– ,neirarse de que los jefes de parlido no le están per– mitidos esos iitubeos y menos la indiferencia, por– que ellos pueden poner en peligro todo un plan de acción políiica, lo mismo que el General que se en– ireiiene en vacilaciones para iomar una deiermina– ción rápida aunque peligrosa, pone en peligro la ba– falla si no lo hace a tiempo y por entero.
Una muerle en la familia
El 16 de febrero de 1950 murió de un derrame cerebral mi muy querido sobrino don Abelardo En– ríquez. Esie aconiecimiento iriste vino a llenar de luto a mi familia por lo que suspendí mis aciivida– des políticas, tanio para asisiir a su entierro en Co– malapa, corno para acompañar a mi familia en esas horas de dolor.
A mi regreso de mi querido pueblo me informé por los diarios que la opinión pública estaba bas– ianie desorieniada en lo que se refería a las pláticas que a pesar del inicial fracaso habían esiado conti– nuando enire el Dr. Guiiérrez Silva y el Gral. Somo– za. Esioy seguro, declaré enionces que mienfras el Gral. Somoza no acepfe la supervigilancia eledoral de un organismo iniernacional, ya sea para una Consiifuyenie, o para elecciones Presidenciales, no se llegará a ningún arreglo.
asistencia ele la OEA
El Dr. Cuadra Pasos expresó un crnerio opues.., fo al mío al decir que sostenía la imposibilidad de la asistencia de la OEA para el desarrollo del proce– so elecioral. Seniía enfonces diferir con él porque consideraba que ese Organismo q'l.le se esiá ocupan– do de iodos los asunios graves que pueden perlur– bar la tranquilidad de fodas o de una de las Repú-
blicas del Confinenfe, no se excusaría a cooperar para obiener el bienestar y el mejoramien:to polífico y económico de la Nación, asistiéndonos en nues– ira próxima lucha electoral para que Nicaragua en– contrase el cauce democráfico y cesara el estado de incerlidumbre en que vivíamos. Considero, dije en– tonces, que si sólo se oye una voz pidiendo la coo– peración de la OEA, en lugar de la voz entera de la Nación, enionces sí iendría razón el Dr. Cuadra Pa– sos. Por eso, yo invifé al Dr. Cuadra Pasos para que se uniera a nosoiros y que junios pidiéramos al Presidente Román y Reyes, al Gral. Somoza y al pueblo en general, para que formuláramos la invi– iación a la OEA.
El Dr. Vícior Román y Reyes, Presidenie de la República, declaró que el Parlido Conservador, por medio del Gral. Chamorro, pQsiblemente haría suyos los Pacios suscrifos por el Dr. Cuadra Pasos con él y con el Gral. Somoza, que era el Plenipotenciario del Liberalismo y que actuaba corno Ministro de la Guerra.
La Magnilica
El Dr. Gutiérrez Silva, quien iodavía continuaba aciuando corno intermediario enire el Gral. Somoza y yo con el objeto de crear enire ambos un clima que favoreciera las pláticas para llegar a un acuer– do de nuestras diferencias de criterio sobre el asun– io de las próximas elecciones, tuvo que regresar a Cosia Rica, donde hacía algún tiempo había esia– blecido su residencia-, por razón de la muerte de una hijiia suya. Fue entonces que el Dr. Cuadra Pasos tornó su lugar corno mediador de buena vo– luniad. Yo, por mi parle, continuaba en mi cam– paña de animación de n'l.lesiras filas conservadoras.
y el Gral. Somoza, por la suya, coniinuaba iambién con la proclamación de SU candidaiura usando el medio popular entonces, corno ahora, de la emisión de la "Magnífica" y de la congregación, por intimi– dación, de las gentes que asi~fían a dichas proclama– ciones.
La "Magnífica", corno la ha dado en llamar el pueblo con su natural seniido del humor, consiste en una iarjeta impresa con el reirato de Somoza y un párrafo que dice: "El porladpr de esta iarjeia con– currió a la proclamación del" Oral. Somoza a la Pre– sidencia de la República. ILugar y fecha). (f) Co– mifé Pro-Somoza". El reverso de la farjeia llevaba el sello de la Jefatura Polítiéa correspondienie. El punto de reunión local para las proclamacio. nes era el Cuarlel de la Guardia Nacional, de don– de se despachaban los camiones que iraían y lleva– ban a las gentes.
En Ju!galpa
En Juigalpa, el domingo 12 de marzo de 1950, fuí objeto de un cálido homenaje que consistió en un banquete de 800 cubierlos en el Teatro Mongrío de aquella ciudad cabecera de mi querido Deparla. mento de Chontales. Recuerdo que durante el ban· queie un orador, don Horacio Rappaccioli, dijo, "que se economice la sangre de Choniales". Al levan– tarme para pronunciar mi discurso, hice primero una referencia a esa frase de mi amigo don Horacio, di– ciendo: "La sangre de Choniales, la sangre conser– vadora de Choniales, no se economiza cuando es por Nicaragua y por la Democracia". Esio lo dije ta– pando con mis propias manos el micrófono para que no lo oyeran los Guardias CTue cusiodiaban el Teairo donde se verificaba el banquete. Luego con– iinué diciendo para que lo oyeran iodos: "Cada vez que vengo a Juigalpa, sienio la misma emoción que sentí en mis años mozos, ya lejanos, cuando los jó– vénes chonialeños de 1903 abrieron un paréntesis de gloria, dé sacrificios, y de marlirios, al acuerpar sin vacilaciones, la que después se llamó la Revolu– ción del Lago, en un afán inmenso de liberlad y de jusiicia. Muchos de aquellos viejos compañeros ya no existen. Oiros, corno yo, aún sobreviven, cansa– dos por los trabajos y por las luchas en busca de una Nicaragua mejor, han de sentir cómo se encien– de la sangre y vuelven las energías juveniles al re·
loa
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