Page 113 - RC_1966_04_N67

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le ofrecían de poder adquirir una casa de habita– ción que tanto aznbicionaba ella, y evitando sieznpre aceptar algo que pudiera znás tarde avergonzarnos o nos hiciera guardar silencio ante cualquier acusa– ción. de que habíaznos usufructuado del puesto polí– tico a que nos había llevado el voto popular de la ciudadanía, creo que es oporluno znencionar aquí en qué consistían znis bienes en aquel emonces. Se recordará que cuando llegué a Honduras zne establecí en Coznayagua donde forzné una hacienda de ganado en los terrenos inznediaios a esta ciudad que eran propiedad de don Francisco Cáceres, ha– cienda que con la ayuda econóznica del Sr. Cáceres y en unión de Ini herznano Evaristo Enríquez había logrado forznar y a la que había puesto por noznbre "La Ilusión". Esta znoderna propiedad, que tenía znuy buenas acequias para regar todos sus potreros con las aguas del río Costaznaguapa, principié a tra– bajarla inznediataznente después de zni arribo a Hon– duras y para el tieznpo de la Revolución de la Costa estaba coznpletaznente forznada. Así es que cuando triunfó la Revolución y nos estableciznos en Mana– gua y yo resolví quedarzne definitivaznente en el país y trabajar en Nicaragua en vez de Honduras, pensé en adquirir alguna otra propiedad, ya que znis trabajos en una hacienda de café en jurisdic– ción de Matagalpa habían sido coznpletaznente aban– donados y perdidos después de tantos años de aban– dono. Es znuy probable que por zni natural inclina– ción a la ganadería ya no tuve interés en procurar rehacer la hacienda "El Picacho" que así se llazna– ba la hacienda de Matagalpa, y enfusiasznado por las proposiciones de zni aznigo don José Dolores Mondragón, coznpré, en sociedad con él, la hacien– da "El Peligro" que sita en la jurisdicción de Mala– catoya, tenía don Florencia Gutiérrez.

Para la coznpra de esta propiedad vendí a zni herznano Evaristo, en 20,000 pesos plata, la parle que zne correspondía, según los cálculos que hici– znos, en la hacienda "La Ilusión". Esa suzna, znás el regalo que zne hizo don Adolfo Díaz uno de tan– tos días en que llegué a visitarle, zne sirvieron para principiar a trabajar en Nicaragua.

El regalo de don Adolfo a que he hecho referen– cia consisfió en un paquetito qu contenía alrededor de 10,000 dólares. y llazno yo regalo a esta suzna por querer llaznarla así, porque en realidad aquella SUIna era refribución por znis servicios znilitares que duranfe dos años que duró la Revolución había yo fenido derecho a recibir.

La hacienda "El Peligro" que coznpraznos don José Dolores Mondragón y yo, creo que la suzna de ONCE MIL DOLARES pagaderos una parle al confa– do y otra a plazos, llegó a ser una znagnífica propie– dad. Años znás farde, don José Dolores se separó de la sociedad por coznpra que yo le hice de su par– fe. Con esfa transacción le caznbié de noznbre a la hacienda llaznándola enfonces: SANTA LASTENIA. Algunos años después principié a coznprar los derechos hereditarios de la hacienda RIO GRANDE que tenían algunos znieznbros de la faznilia Chazno– rro Bolaños.

Al priznero que le coznpré esos derechos fue a don Agustín Bolaños Chaznorro, y después, en distin– tas épocas, a sus herznanas y herznanos, doña Lola Bolaños de Chaznorro, doña Pasfora Bolaños de Ar– güello y don Miguel Bolaños Chaznorro. Cada uno de esfos derechos los adquirí por la SUIna de TRES MIL CORDOBAS.

La hacienda RIO GRANDE que perleneció al Ge– neral don Frutos Chaznorro y a su esposa doña Mer– cedes Avilés de Chaznorro, le quedó a esta úlfizna a la znuerle de don Fruto. La señora viuda de Cha– znorro, que sostuvo znuchos pleitos judiciales en de– fensa de sus tierras, la conservó znuy bien y de ella la heredaron las hijas que había procreado con su esposo.

Cozno he dicho anteriorznenfe, de una razna de herederos adquirí yo casi la znitad de la extensión fofal de la propiedad.

Los dueños de la otra parle, que eran los que tenían oficialznente el znanejo de la hacienda, y que

aparecían como únicos dueños eran los hijos de doña Adela Chaznorro viuda de Zavala y éstos fueron de_ znandados por varios coznuneros para la cesación de la coznunidad, entre otros por don Vicenfe So– lórzano y su esposa doña Paula Reyes. Este pleito ferzninó precisaznente cuando yo estaba por toznar posesión de la Presidencia el 1 9 de Enero de 1917. En uno de los días después de la inauguración de zni Gobierno recibí la visita de la Srifa. Eznilia Za– vala, visita que zne hacía con objeto de proponerme que siendo ellas, las señoritas Eznilia, Adela y Ma– ria Zavala de Palazio y yo los znás fuerles tenedo_ res de los derechos propietarios de esos ierrenos debíaznos procurar no perjudicarnos en la subaste: a que estaba soznetida la propiedad por el juicio con la faznilia Solórzano, y que si yo tenía con.fianza podíaznos noznbar un solo representante para que fuera a la subasta, conviniendo de anfeznano en di– vidir la propiedad en caso fuera adquirida por dicho representante. Queriendo yo, taznbién por zni par– te, alejar la posibilidad de cualquiera znala inteli– gencia con la faznilia Zavala, le propuse que esco– giéraznos de an.l:eznano la znanera de dividir la pro– piedad. Estudiando las escri.l:uras encontraznos que el río que nace en San Rafael del Norle y que des– agua en nuestro Lago de Managua con el noznbre de Río Grande divide la propiedad en dos, casi igua– les, parles y entonces resolviznos que la una llegaría hasfa la znargen izquierda y la ofra hasta la dere– cha, y cozno el ledor recordará que al principio de esta zni Autobiografía referí que por los años de 1893– 1894 esfuve adzninistrando esta propiedad y que había llegado a conocerla bien y a znantener la es– peranza de que algún día sería znía, siendo preci– saznente la znargen derecha la parle que zne había desperlado ese deseo al darzne cuenta de su feraci– dad, la decisión de la Srita. Zavala de quedarse con la znargen izquierda de Río Grande fue znuy de Ini

agrado y tuvo, natura1znente, m.i coznple±a acepta– ción. Así fuiznos a la subasta y una vez adquirida así, nos la dividiznos.

Duran±e estuve en la Presidencia zne dediqué a trabajar algunos potreros en RIO GRANDE y a auznen– tar un poco el ganado que zne había correspondido en la división, que fue de 800 reses en total. núme– ro que con las coznpras que he hecho después y el aUInenfo natural ha llegado cozno a 3,000 cabezas. Durante zni estadía posterior en México, un exi– lio de diez años, -de 1939 a 1949-, y del que ha– blaré znás tarde, pudo el adzninistrador de znis bie– nes en Nicaragua, don Abelardo Enríauez, auznen– tarlos coznprando en subasta pública las tierras de la hacienda SAN LORENZO en jurisdicción de Coznala– pa, Chontales; hacer la propiedad LA FRANCIA en terrenos de Miragua y Oluzna que estaban incultos y acrecentar la hacienda SANTA LASTENIA hasta el punto de hacer de esta propiedad, originalznente de 500 znanzanas, una de cerca de cuatro znil.

Una vida modesRa

En verdad que yo he llevado una vida znuy zno– desta y basfante resfringida econóznicaznente. A eso se debe que nunca pude darle el gusio a zni esposa de adquirir una casa propia donde pudiéraznos des– cansar tranquilos sabiendo que aquello era nuestro, pero nunca pude reunir una SUIna de dinero con la que poder coznprar una casa de habitación por lo que aún ahora sigo pagando alquileres a znis case– ros.

Por otra parle, si es verdad que no pude darIne la expansión de espíritu que necesitaba para con– suelo de zni esposa y znío, he gozado, sin en1.bargo, de la satisfacción de ver que znis adversarios políti– cos jaznás han podido enconfrar cózno atacarzne por ese lado en que con tanta frecuencia se censura a los políticos, y zni satisfacción ha sido znayor cuan– do, antes por el contrario, he oído juicios laudato– rios respedo al znodo znodesio de vivir de zni espo– sa y znío y sobre todo cuando se conoce que el pago del casio de aliznenfación y serviduznbre durante mi perznanencia en Casa Presidencial era hecho, ínte– graznente, de zni sueldo.

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