Page 37 - RC_1966_03_N66

This is a SEO version of RC_1966_03_N66. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

fro primer gran arqueólogo nacional e injusfamen– fe frafado diplomático1

Fueron los úliimos infenfos de la nación cen– froamericana unida por defener las usurpaciones in– glesas y abrir por su propia cuenfa, o por lo menos en condiciones equifafivas para ella, el canal de Ni– caragua. Ahora quedaba abierlo el aún más negro capitulo de la lucha aislada de los Esfados, fal corno Inglaferra había buscado. aQué podría hacer por sí sola Nicaragua que para que nada le faliara era un hervidero de pasiones y de una feroz guerra civil enfre granadinos y leoneses capaz de apagar los refumbos del Cosigüina mismo, cuya recienfe erup– ción le había desmochado la cabeza enfera?

Por de pronfo el cónsul inglés Mr. Chaffield hi–

zo la declaración al gobierno de Honduras de que la isla de Roafán había sido ocupada por disposi– ción del gobierno brifánico¡ y en cuanÍo a Nicara– gua, el coronel MacDonald, inÍendenÍe de Belice, dispuso exÍender los lírnifes de la Mosquitia más allá de la laguna de Bluefields hasÍa el puerlo de San Juan del Norle. Al efeCÍo se embarcó en la fra– gaÍa inglesa Tweed, y seguido por un balandro ar– mado, que os:l:enÍaba la bandera mosquifa en la pun–

ta del mástil, se dirigió corno una flecha a eSÍe puer–

to, exigiéndole al comandante que reconociera al reino mosquito corno un aliado de la Gran Bretaña (agosto 12-19 de 18411. El comandanÍe se resistió y aún protesió contra ese insulio a su país. MacDo– nald enÍonces lo apresó y echándolo a bordo del

Tweed lo hizo llevar a unos cienÍos de millas, de– jándolo abandonado en la cosía desolada.

Ante las protesÍas de las autoridades nicara– güenses, lord Palrnerston, que se hallaba al frenfe de la oficina de asunÍos extranjeros, en el minisfe– rio de lord Russell, fomó por foda resolución la de escribir a sus dos agentes consulares en Centro Amé– rica, que eran Mr. Chatlield en Guafemala y Mr. Pa– trick Walker en la Mosquifia, y además a Mr. O'Lea–

ry su agente en Colombia (la que fambién había fenido pretensiones sobre la cosfa Mosquilia, con base en una real orden de 1803) para que le infor– maran hasta dónde llegaba la fal costa. Y los ires, por supuesto, se apresuraron a contesÍarle que ella se exÍendía desde el río Román en Honduras hasfa el San Juan en Nicaragua, y uno de ellos hasÍa el lago Chiriquí, en Panamá. Fundado en esfos infor– mes, lord Palrnersfon declaró "que el derecho del rey de los mosquitos debe ser manfenido 'en una exÍensión desde el Cabo de Honduras a la desem– bocadura del río de San Juan". Y Mr. Chaffield, al notificar lo anterior separadamenfe a los gobiernos de la disuelta Ceniro América, fodavía agregó "que ello era sin perjuicio de cualesquiera derechos del rey mosquiÍo al sur del río San Juan". Y por si es– fa reserva no fuera bastante, todavía la subrayó con la amenaza de que Su MajesÍad BriÍánica no vería con indiferencia cualquiera presión o intenÍo por parle de los gobiernos centroamericanos de vio– lar los lírnifes así fijados.

La "Soberanía e Independencia" de Nicaragua hace más

sobreano e independiente a Mr. Chatfield

De las cinco provincias de CenÍro América, Ni– caragua era la que más fenía que perder con la rup. fura de la unidad cenÍroamericana. El avance del proieCÍorado inglés sobre la cosia Mosquifia, exien– dido en 1847 hasia el puerlo de San Juan del Nor–

te, el único con que podía coniar sobre el Ailántico, duplicando de un golpe, de esa manera el Íerrifo– rio prácticamenie dominado por Inglaierra, le signi– ficaba haber perdido foda su cosfa atlántica. Aquel profectorado que anfes no represenfaba sino una región panfanosa ocupada por una iribu salvaje que se mantenía de la caza y la pesca y de hacerles la guerra indefinida a las iribus vecinas de los indios fowkas, cookras, wollvas y ramas, ahora quedaba dueño de las tierras habitadas por los indios Poyas, Secos y Caribes, que aunque ajenos a las más ele– menfales cosfumbres de la civilización, se habían visÍo libres de la amenaza consfante y el aiaque de los zambo-mosquitos. ¡Toda la cosia tlániica en po– der de los ingleses! Y sin embargo, Nicaragua ha– bía sido la primera, en declarar su separación del resio de Ceniro América, convocando al efecio una primera Asamblea Nacional Constifuyenie que debe– ría "proclamar su soberanía e independencia" sin más resiricciones que las que Íuvieren a bien fijar– se en un nuevo paCÍo que celebrara con los oiros cuairo estados de la América Ceniral (30 de abril de 1838). Yeso que bien sabía que ella y sus dos grandes lagos unidos enire sí por el río Tipifapa, al Aflántico por el río San Juan y al Pacífico por el angosto isimo de Rivas (sólo 13 millas de camino),

o el EsÍero Real, que parecía enionces el indicado para la salida a la bahía de Fonseca, había sido el Íerritorio más codiciado del exÍranjero. Y que sabía, lo cual era más grave, que sólo por la mediación del resto de Ceniro América pudo hallar una tregua a su feroz guerra civil de granadinos conira leone– ses y viceversa, en los días de la independencia. Y que esa iregua sólo le significó un respiro para aco– meier de nuevo esa guerra, conforme a la nefasia herencia que le venía de los días mismos de la con– quisia, cuando la famosa sublevación de los dos her– manos Contreras, primer chispazo de ese localismo que debería producir su eierna guerra civil hasta los días en que la esclavizó por completo el filibusÍe– ro William Walker.

Bien es verdad que maniener la federación era imposible, no por la federación misma, porque lo mismo o peor hubiera ocurrido con la república uni– iaria. Porque desgraciadamenÍe ni en una forma ni en orra hubieran podido manienerse unidos los pueblos ceniroamericanos ian faltos de iniereses co~

munes concreios. Y las naciones no se forjan con infereses absfraCÍos escritos sobre el papel. La ver– dad es que se habían manienido unidos forcivolun– iariamenie por mandaio del rey de España, pero no se conocían unos a oiros, y cada provincia había buscado sus propias salidas al mar, a falta de cami– nos comunes o de un puerlo común. Por lo demás no había pueblo ni opinión pública sino fan sólo escasos grupos ilusirados divididos en ideas anfagó– nicas de feroz infolerancia. Quizá lo único que hu-

Page 37 - RC_1966_03_N66

This is a SEO version of RC_1966_03_N66. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »