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donó un reclamo al terriforio", (Humphreys,

3961.

Con referencia al Artículo Siete, Wyke escribió al Earl de Malm.esbury el 30 de Abril de 1859

declarando que sus negociaciones hubieran fallado al menos que hubiera encontrado un plan de sa– tisfacer a Guatemala. El camino desde la Costa Atlán– tica a la Ciudad de Guatemala daba a Guatemala "la compensación que reclamaba" y ningún país apareciera "corno haber recibido un favor del otro", (Mendoza, 138). .

Mendoza, el Guatemalteco super-nacionalista, VI– lipendia a Aycinena de ser. u~a débil pers~malida~.

Arroja dudas sobre el patrIotIsmo de Ayclnena dI– ciendo que éste sacrificó los intereses de su patria en el altar del odio a los Estados Unidos y por su admiración a Inglaterra, (Mendoza, 141-142). Este parece ser un juicio muy duro de Aycinena. Debe recordarse que por ese tiempo Inglaterra era la na– ción más poderosa del mundo y Guatemala una de las más débiles, estando destrozada por revueltas internas y amenazas externas de expediciones fili– busteras. Gua.l:emala tenía necesidad de un amigo fuerle.

Empero, no hay duda de que Guatemala e In–

glaterra convinieron en construir un camino. La frase "mutua y conjuntamente acuerdan" causó nuevas dificultades. Guatemala interpretó esto como que significaba, que ella había convenido mutua– mente con Inglaterra que ésta debería construir el camino enteramente por cuenta de Inglaterra para compensar a Guatemala por su entrega de soberanía. Inglaterra declaró que la palabra "con– juntamente" se aplicaba a la construcción del cami– no. "Me siento obligado a repetir francamente", dijo Mr. Mathew a Aycinena en su nota de~ 13 de Fe– brero de 1863" "que no puedo concebIr por cual– quier interpretación posible del idioma Inglés, que se ha de inferir de las palabras de ese arlículo que un cosio mayor ha de incurrirse por parle de In– glaterra que por Guatemala'" (Mendoza, 170). Por lo tanto Guatemala debería pagar por la mitad del camino: Los Ingleses habían calculado que costa– ría <!l100 000 y esperaban, por consiguiente, pagar

¡{¡50 000. 'Más el topógrafo Inglés informó a su go–

bie~o que el camino costaría por lo menos

;ll300 000. Guatemala entonces informó a Inglaterra que 'ella no podría soporlar el pago de la mitad del costo de camino tan caro. Inglaterra replicó que Guatemala había malentendido la situación. Ingla– terra dijo que había sido claramente entendido al tiempo de la firma de la Convención de 1859, que Inglaterra estaba preparada a pagar la mitad de la suma calculada entonces. Ella sentía mucho que el precio hubiera subido. Ella, de acuerdo con su promesa, pagaría solamente ;ll50,OOO, (Caiger,

201-203) ,

Como resuHado de la Convención, Anglo-Gua– temalteca de 1859, Inglaterra decidió poner fin a la situación peculiar del asentamiento. El 12 de Mayo de 1862, por proclamación real, Belice ofi– cialmente llegó a ser colonia de la Gran Bretaña. El cargo de Supervisor fué abolido y repuesto por el de Teniente Gobernador. Este habría de ser res– ponsable al GoJ;ern~dor de Jamaica coz:no el Su– pervisor lo habla SIdo antes del cambIO. Guate– mala no protestó formalmente por este cambio de

stalus. . .

La disputa sobre el ArtIculo Siete condUJO a una Convención Suplementaria la que fué nego– ciada en 1863. La única obligación a que Inglate– rra se comprometió bajo este adicional acuerdo era:

"recomendar al Parlamento poner a Su dis– posición la suma de cincuenta mil libras con el objeto de cumplir la obligación contraída por Su Majestad en el artículo Siete de la Con– 'vención del 30 de Abril de 1859". (Mendoza,

176).

El dinero, si se obtenía, sería pagado a Guaie– mala a plazos, para ayudar a construir el camino, La convención había de ser ratificada dentro de seis meses y el trabajo del camino había de ser termi– nado cuatro años después de comenzado.

Desafortunadamente, Guatemala estaba en gue– rra con El Salvador por ese tiempo y estaba inca– pacitada de comprometerse en otros asuntos. De allí que no ratificó la convención dentro de los seis meses estipulados. En Abril de 1864, Guatemala pi– dió un año de prorroga en la ratificación por mo– tivo de las dificuHades internas de Centro Amé–

rica. En Noviembre de 1865, Guatemala ratificó la convención con dos aclaraciones y pidió a Ingla– terra la ratificara a comienzos de 1866. En Julio de ese mismo año, Lord Stanley, el Secretario de Relaciones Exteriores Brifánico, declaró que la con– vención suplementaria había caducado debido a la tardanza del Gobierno de Guatemala e Ingla– terra es.l:a libre ahora de toda obligación bajo el Artículo Siete. En Diciembre, Guatemala replicó que el Arlículo Siete era compensación a Guatemala por Belice y dió a entender que estaba gustosa a fir– mar una nueva convención. Stanley negó que la Convención de 1859 envolvía una cesión de terrifo– rio y repudió los reclamos de Guatemala sobre Belice.

Mientras tanto, en Noviembre de 1864, un de– creto Mexicano reclamó Belice como parte del Im– perio de Maximiliano. Inglaterra declaró que México no tenía derecho a ninguna parte de la colonia. En Agos±o de 1865 el Ministro de Relaciones Mexicano declaró que debía haber habido algún error puesto que México no había nunca expresado tales preten– siones, (Archivos, IIl, 27, 265).

Aunque México nunca renovó tal reclamo, el decreto de 1864 dió por resultado una serie de de– predaciones indígenas procedentes de Yucatán. La frontera Norte de la colonia continuó pasando difi– cultades has.l:a 1883, aunque el Gobierno Mexicano trató de refrenar a los Indios. En 1894, la frontera de la colonia con México fue fijada permanente– mente por medio de un tratado.

En Octubre de 1884, el título de Teniente Go– bernador de Belice fuá cambiado por el de Gober– nador y Comandante en Jefe. Desde entonces, la colonia no fué ya más controlada a través de Ja– maica sino que infonnaba directamente a la Ofi– cina de Colonias en Londres, tal como lo hacían las otras colonias.

En Julio de 1880, Guatemala comenzó de nue– vo a presionar por la compensación. En una nota declaró que los Artículos Uno y Siete de la Con– vención de 1859 no habían sido cumplidos y suge– ría el arbitraje de la cabeza de estado de una na– ción parcial y amiga. En Agosto de 1880, Granville rechazó el arbitraje y declaró la exoneración Britá– nica de todas las obligaciones. En esfo, Inglaterra parece haber estado errada. La Declaración de Lon– dres de 1871 formulada en Europa con la participa– ción Británica, dice:

" .. ningún poder puede desembarazarse a sí misma de los compromisos impuestos por un tratado, ni modificar sus estipulaciones, ex– cepto en el caso de consentimiento mutuo por ambas partes por medio de un acuerdo amis– toso". (Donohoe, 96).

Bajo este principio de Derecho Internacional, no sería posible a Inglaterra o Guatemala separar– se de las obligaciones de la Convención de 1859 sin el consentimiento de ambas.

Los Estados Unidos se vieron de nuevo envuel– tos en la disputa en la década de 1880. Quiso mo– dificar el Tratado Clayton-Bulwer más Inglaterra re– husó. Como resuHado, Frelinghuysen, el Secretario de Estado Americano, advirtió a Granville que los Estados Unidos consideraban que el control Inglés sobre Belice era ilegal. Los Estados Unidos, sin

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