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« Previous Page Table of Contents Next Page »exclamó agifadísimo, al abordarme,-ya maiar0n a Regalado! ... "
La noticia es, realmenfe, de fal mag– nitud, que me sonrio y encojo de horn– bros.
-"¿No me 10 crees?. pues acabo de ]eer el felegrama: 10 mafaron nuesfros soldados, sin saber a quién malaban¡ el cadáver lo identificaron luego, unos ofi– ciales, gracias a la rClano "seca" del ge– neral, y a su mula "La Venada", caída con él... los acribillaron a tiros, con una aluefralladora... denfro de unos insfanfes se hará público y re dejo, porque m.e
"Il0Y corriendo a "
Ignoro a dónde iría, pues ya iba le-jos cuando me lo anunciaba.
Más fardé yo en prevenir a rnis asi– lados con reficencias y circunloquios, que la noficia en esparcirse por fodos los án'"l.– bitos. A eso de las 3, atronaban a la ciu– dad, pávida, los cohetes y los repiques a vuelo de iodas las campanas, grandes
y chicas, de sus muchos templos. E in– continenti, "exfras" impresas, músicas milifares, vivas al Gobierno, las calles col– gadas, corno por milagro, de guirnaldas de papel picado que cruzan de acera a acera, y de miles de farolillos para la ilu– l1.'linación gene-ral de esfa noche. ¡Ay de la casa que no adorne su frente, y del in– dividuo que no manifieste enfusiasmo!
:¡2 !lIlE JiUlf.,liO
Terrtprano fuve noticias circuns±an– ciadas, entre oiras, que esía noche pasa– da llegó el cadáver de Regalado, a bor– do de vulgar "realero",-léase guayín de alqu:iler,-- y que lo han depositado en una de las criptas del femplo de San Francisco...
El forzoso regocijo con±inúa¡ los pe– riódicos, deshácense en ditirambos y fe– licitaciones al Gobierno, y los perjudica– dos actuales y próximos con. esta nueva consolidación de Eslrada Cabrera, -que son inconiables,- tascan el freno y fin– gen alegría. Mis pobres asilados míran– se abatidos y mudos frente a lo que pue– de reservarles esíe triunfo de su mortal enemigo.
A las tarde, por inlerpósita persona Se me suplica. que vaya yo e identifique los despojos del valiente salvadoreño, pues "]a gente, -díceseme,- se resiste a creer el hecho increíble y meramente casual". Cosa que no es exacfa. Acos±um– brada esa "genie" de n'lucho tiempo afrás, a que sus gobernantes nunca le di– gan, ni en broma, pizca de verdad en na,d,,:, ins±int~vame~±e. resístese a prestar credlfo a la lnveroslml1 que ahora le sir– ven. y acuden, los mandones, a mi ±es±i– monio de hombre honrado, no por la ra– zón que alegan para decidirrCle, de que "mucho conocí" al difunto, sino porque
mi dicho, que se apresurarían a sacar en papeles, 10 creería i.odo el mundo. Por supuesto, me negué de plano a dar den– tro de mi :investidura tan impropia "fe de cadáver", y fundé mi negativa ro±un– da en una causa que para nadie es se– creía: ]o dolorosa que n'le resultaría la conlemplación y el examen del cuerpo de persona que tanío rne distinguió con su arnisfad.
Por la noche supe, que sin oponer reparos, había ido en mi lugar a garan– :l:ir los hechos, Brown, el secretario de la legadón de los Estados Unidos! ...
Comienza a runrunearse que Eslrada Cabrera ha resuelto 1¡¡quedarse con el cadáver de Regalado en Gua±emala!!!
Persona que ha de saberlo por posi– ción oficial, cuéntarne que el pobre ca– dáver fue traído "a la buena de Dios" (sic), en el "realero" de que es dueño un lal Foronda, muy popular en su ofi~
cio de cochero de punfo.
114 t)l!: JUiLllO
Al regresar de mi visiia de felicifa– ción al encargado de negocios de Fran– cia, danrne un mensaje de México. Es del propio general Díaz, y confidencial: -"Procure devolución deudos cadá– ver Regalado, y a±iéndalos y ayúdelos cuando lleguen ésa".
En±onces, es cieria la renuencia de Cabrera a enlregar el cuerpo, que han embalsamado esta farde tres de los me– jores médicos guaiernaltecos!...
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Mensaje tempranero de El Salvador, en que la familia de Regalado anúncia~
me su arribo inrninente, y encaréceme que gesiione yo la entrega de esos sa– grados despojos.
A la tarde, enírevista con Cabrera, --quien no puede disimular la saíisfac– ción que lo inunda por este triunfo que le ha dado la casualidad y que tan fir– rne e indefinidan'len±e 10 remacha en el solio. Con su aspedo ritual de "Sain±e Nitouche", que casi 10 hace él uno dudar de la negrura de sus enirañas, escucha rnin argul1.1.e.n±os o!icio,sos, pa-sa a8egurar– lne, aL cabo, que ]an'"l.as penso en reiener el ca.dáver¡ que si ordenó que lo iraje– ran, fné con el objeto de que el pueblo se cerciorara con sus ojos de un suceso que él, Cabrera, era ·el primero en lamen– lar ( ! 1, que conc1uído ya el embalsa– m.ien:l:o, no bien se llenen algunos otros requisitos (?..l que juzga indispensables hará a la familia la enirega que con so~
bra de razón solicita "por tan digno con– ducio" (señalándome a mí con su dies– tra l. Sólo impone una condición ,sine qua non: que la familia se comprometa del modo más solemne, ante mí mismo,
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