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DARlO

BREVE BIOGRA}<~IA

INfANCIA

Eran días de Diciembre de 1866 En carreta entoldada que había salido de León, iban dos mujeres, Josefa Sarmiento y su joven sobrina Rosa Sarmiento de Garda Dar io Iba la tía en viaje de comercio, y la

sobt ina p esperar el nacimiento de su primer hijo

Aires de Navidad barrían los caminos polvorien– tos, y Rosa, pensativa recordaba los pesebres, y soñaba con Belén, el pueblecito en donde había nacido el Me– sías También ella había dejado la gran ciudad, el

León colonial, e iba a esperar a su propio niño en otro

pueblecito tlpar todo y pintoresco M<'!tapa

Lenta avanzaba la carreta, de hacienda en ha–

cienda, dejando COSOl íos¡ atravesando riachuelos, a

veces bajo sombrías montañas¡ a veces bajo el sol ver–

tícal de los desnudos y resecos sonsocuitales Iba por

los caminos diez Ciñas antes amenazados pOI las in–

cursiones de los filibusteros de Walker, ahora seguros bajo la plena paz de la concordia nicaragüense Plena pa7, gran paz, como aquella de que habla el Evangelio

como señal del n9cimiento divino ¿Qué clase de niño

ero ése que iba a nacer en días pascuales? ¿Qué des– tino, qué estrella le guiaba hacio Metopa pora que el niño naciese en humilde poblad" y no en lo metrópoli resonante de templos y campo"as~

Porque Rosa Sarmiento de Garcia Dar ío iba atando extraños cabos, y divagaba y confundía en sus pensamientos de viajer a mater nal al pétl ea León con Jesusalem, y a Belén con Metapa Acaso adivinaba o presentía que el nirio esperado sería U11 prodigioso niño, tCJmbién centro de atracción y contradicción de muchas gentes a este lado y erl oli o lado del mar La tía Josefa le conversaba de negocios, de deta– lles domésticos, de lo práctico que haríeli1 en llegan– do pero Rosa llevaba la mente perdida en los

sueños, en el temor del futuro, melancólica, porque todo presagiaba que su niño nacel ía bajo signos funes–

tos, bajo muy tristes hados

Rosa había cosado, meses antes, con su primo

Manuel Gorda Darío, en matrimonio de conveniencia,

hecho por la familia Las relaciones conyugales ha– bían marchado mal, pues Rosa no era paciente, y don Manuel, aclemás de gran gustador de cerveza y fuertes licores, era muy aficionado a los galanteos Y ahora

iba en busca de sosiego a ese villOl rio "siempre todo

nuevecito", como le aseguraba la tía, pues sus habi– tant\2s vivían en verdes chozas, cada año reconstruídas

con palmas nuevas Y por ello tambi,n le llamaban Chocoyos

Lo carreta llegó por fin; las viajeras se acomoda– ron en la mejor caso, la única de tejas, y pasados al. guhós días el 18 de Enero de 1867, nacía el niño a quien daría el nombre de Félix Rubén Félix Rubén GOIcía Daría Sarmiento Dorio. Más tarde, él mismo Se quitaría el Félix y el Gorda y se dejaría el Rubén

y el primer Darío.

3

El 18 de Enero nacía en Metopa, pero iniciando

desde muy tierno su avatOl de peregrino, a los cua~

lenia días de vida lo regresan a León, donde es bou·

tizado el 3 de Marzo Su madi e había sido llevada 6n un intento de reanudar la vida hogareña Mas lodo en vano Antes del año Rosa Sarmiento, lleván– dose al infantito, dejaba de nuevo León y se encami– naba, acompañada de un estudiante, de apellido

Soriano, su enamorado/ hacia tierras de Honduras

Ilizo alto en San Marcos de Colón, pueblecillo fronte–

I izo de NicaraguCl

Allí estuvo el niño cerca de dos años, y su mós

remoto recuetdo infantil se remonta a tan lejanos

días Así dice en su Autobiografía "Mi primer re~

cuerdo -debo haber sido a fa sazón muy niño, pues se me cOlgaba a horcajadas, en los cuadriles,

es el de un país montañoso un vilJon io llamado San Marcos de Colón, en tienas de Honduras, por la flon–

tero nicaragüense La CQ3a era primitiva, pobre,

sin ladrillos, en pleno campo Un dío yo me perdí' Se me buscó por todas partes Se me encontró por fin, lejos de la casa, tras unos matorrcrles, debajo de

los ubres de una vaca, entre mucho ganado que mas~

cClba coyol Se me sacó de mi bucólico refugio y

se me dio una cuantas nalgadGs"

Como se ve, el refugio pudo ser muy bucólico, y

muy poético el país montañoso, pero tan I Llstico rincón

no ela propicio petra el destino a que se lÍa llamado Dichosamente el niño tenía una tía abueía, Ber– narda SOl miento, casada con el COlonel r-élix Ramírez Madregil, y éste, un buen día, llegó a San Marcos por el niño, lo leglesó a León a lomo de mulo, caminando pOI tierras fragosas más de cual entel leguos, y se hizo

cargo, junto Con su mujer, de los deberes que habíClI1

Cibandonado pi imero su padre, y luego su madre Por ello, Rubén creció sin amores maternales ni patel nalas, y de sus progenitores se expresa con do– lientes y desconsoladoras palabras De su madI e

dice I'Un día una vecina me llamó a su casa Esta–

ba allí una señora vestida de negro, que me abrazó y me besó llorando, sin decil me una sola palabra La vedna me dijo Esta es tu verrladera madre, se 1I00na

Rosa, y hu venido a verte desde muy lejos Me

dejó unos dulces, unos regalitos Fue para mí rara

visión DesapOl eció de nuevo No debía volver a

verfa hasta más de veinte años después"

De esta última entrevista con su madre sólo dice "Uno de esos días (había estado grave) abrí los ojos y

me encontlé con dos señoras que me asistícm elan mi

modle y una hermana mía, a quienes se puede dec.ir

que conocía por pi ¡mera vez, pues mis anteriores I e~

cLle1 dos maternales estaban como borrados"

j Dwante toda una vida sólo dos veces vio a su madre, y rápidamente!

De Don Manuel Daría, su padre, dice " .. Don

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