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« Previous Page Table of Contents Next Page »de su aceite, 10 cual se puede realizar con poco gasto, sobre todo cuando el costo de vi–
da, después de Ion primeros doce 11:18ses, es de poco nlús que el lrabajo, dejando esos do ce meses para el establechniento de una plan– tación de produdos para el sustenlo, porque el terreno 0816 nlllY bien adaptado para eso.
Los pláianos, que se pueden considen:lY COTno
corrieul:es, se dan. a la8 n'lil rnarRvillaf3¡ eSo
mas la cría de algunos ce' dos y aveS en el cayo, y alirneniarlos do los desechos del co– co etc., podría fUl poco -Hornpo, proclncir ga–
na:-nc\as Ul10a cuantos perros Espaüoles pa–
ra la caza del jabalí, dos o tres redes pal-a
tortugas, arpones, ganchos y cañas, y reci– pientes para peces son indispensables En la
isla larnbién se puede cosechar café, algodón,.
labaco, cacao, etc. DurarJ1e la lnayor parle del año, se puede pescar baf?Ianle y se pue–
den coyer bastantes jabalíes, pero cuando hace mn1 tiempo, lo C'-1él1 sucede a veces, po– co se puede hacer.
TIespecto a la rnanufacln:¡·a dl:::l acalle, :::..:e
lleva corno calorce cocos de lamaño corrien–
te para producir Ull cuarto do Halón, usando
el rné±oc1o que se usa en Haarán, ele., per'o
con la introducción de la prensa lddrávlicH., yo diría, 8e pucne sacnr el CURl-to ele galón de nueve o diez COGOS, y con mucha econo– mía de 1rabajo
Los muchos usos del árbol de coco y de su ü u ta son hien conocidos ¡bar::) la con decir que está considerado corno uno de los pro duetos luás valiosos que la Providencia Divi–
na se ha di9nado a regalar él ]OG cliu1.as ±70–
picales. En la adualidad, la isla abunda en jabalíes, que no han sido ntuy pelsegui.doH
ú1±imatnen±e. Los caribes ocasionalmenle recunen a Donacca COIl el propúBi±o de cazar
esos anima.les, pero na lo han hecho úlJhna–
rnenre COIl tanta frecuencia corno en a1ios an– teriores, de m o d o que los jabaHes han
aumentando n"lucho úlihnan1.eni.e. Lo único que Se puede decir en conlra de la isla y .sU!:;
cayos, eS lo siguienle; plil11.erarnen.te, los nli–
llones de insectos, lTIOSqUitos y ITloscas en los
cayos, que parecen ser la causa de que no haya sido colonizado¡ aunque es evidente que cuando un sitio esiá cubielto de vegeta– ción, los insectos lTIolesTos deben exisilt', y
que a medida que se limpia el terreno, van desapareciendo paulalinamen1e. Es raro que hay tres cayos, igualmente cubiertos de ál– boles y arbustos que los afros, eu los que :no hay insectos, y solo unos pocos chayules du– rante el Herapo calrno¡ esos cayos se COHO–
cen Con el nombre de Sheen, Savana Bight, y Cayo Media Luna Otra moleslia cmnún en el dolor y ardor en los ojos causado por el
reflejo del sol en la arena blanca. De Marzo a Junio los cayos está.n sujetos a una peste de caracoliios, que deambulan y trepan por todas parles apenas se pone el sol, y hacen un ruido indescriptible difícil de creer; las ramas muertas que yacen en la tierra true– nan y hasta se rajan bajo el clesfile de la
legión que consun'1.e todo a su paso. :Fueron una verdadera rnoles.tia para nosotros por–
que no;:; obligaron a colgar nuestras harrla– uas hiGll altas.
Hay unas pocas serpientes en la isla, pe–
ro no son venenosas; en realidad, no hay
serpientes venenosas o reptlles peligrosos,. exceplo en algunos de los cayos, en los que
Be cncuenin:l una especie llamada avispa de galera, parecida a una lagartija, que puede
ser idenlilicacla por su domo negro, y porque no liene Jislas; el piquete de éste bicho eS pé–
giraD, pero afortunadamente hay pocos. En
resnrni.das Guen±as, Bonacca puede ser con– siderada corno una isla buena, y una en la que el hombre puede pron1o obtener lo que le es necesario para vivir, y con energía, acfi– vidad, y sobriedad, hasta las comodidades,
sin ±On1.01· a una prisión en su vejez.
Pocos días después de nuestro acciden~
le, una goleta pequefia, el Christopher Scott, Boaden, ancló en Cabo Media Luna, habien–
do sido piloteado por MacMillan. Después de una enlrevista con el capitán, le ofrecí cuarenla dólares para que nos llevara junto
con nuestras cosas él Black River¡ promefió
clanne '-1na respues~a en una hora¡ en mucho
n1el10S HG'lnpo que eso, vImos alóniios que
izaba lar~ velas, levaba ancla y se hacía a la
111ar; nosolyos disparalTIos, agUamos una ban– dera, pero sin resuH ados - él hizo caso omi–
so de nuestras Beilales y continuó su marcha. Al ver esle lluevo ftacaso nuestro, MacMillan ofreció preSianl.1.8 su único
11
dorey", para que fuera enviado a Tl"ujillo a pedir ayuda; sien– do pequeiio y rolo, no esiaba preparado pa–
ra hacer ft811±e al mar enbravecído que hay generaln1ente enlre TrujiHo y Bonacca, pero no teniendo 011'0 recurso, Mr. William Upton, el marino Inglés, 'f dos Mosquitos se hicie– ron a la ll:1ar, y en dos días regresaron en un hote de vela Calibe, de la propiedad de y al mando del Capitán Jack a quien Mr. Upton 1uvo la dicha ele poder conlratar por cuaren– la dólares, 'fendo adentro el maltratado "do~
rey" del Escocés, y por el uso del cual rehusó
compensación, eliciendo que era un placer para él pode,. sede útil a un paisano; lo úni– co que logré que ITle aceptara fueron dos [rozof3 de tocino y un poco de tabaco. Des– pués de cargar el bote c'on todas las cosas que
le era posible llevar, 110S hicimos a la mar
T dejando aIrás al capitán del desafortunado "Arnity" que trataba de despegarla del es~
callo, con la asistencia de los ayudantes que había rnandado a traer de Trujillo. Ayuda– dos por un viento tavorable llegamos a íie–
na firme con1.O en 16 lloras, anclamos a la orilla de Sereboyer, y desayunamos con el
capitán Calibe, .1ohn Bull, para nuestra gran satisfacción.
Los Caribes se portaban de la manera
ITlás atenta, llevándonos pan de cazabe, siro~
pe, hojas de 1é, y tocino, y por la noche me
die:t,c:n la retejar ,Y más ~rande harnaea, y me coblJaron con sabanas lmpecablemente lint-
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