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« Previous Page Table of Contents Next Page »mente inofensivo, y los niños a veces juegan para divedirlo, o se congregan en su alrecle– dor un ratilo para contem.plar apesadum.bra– dos la hum.anidad caída; y sin el desprecio y las burlas que serían inevitables en la libre e instruída Inglaterra. A veces el infeliz de– sea estar solo, expresando su deneo con un gesto de las m.anos, a lo cual los niñ03 lo dejan y se van a jugar a airo sitio.
Los Caribes tienen varios dlas de fiesta. Los de Navidad y los que llam.an las festivi– dades del Demonio, son los más importan– tes; la única diferencia es que la una es ge– neral, m.ientras que la otra está J Ílni±ada a una aldea en padicular.
Con cieda anlicipación a una festividad del Dem.onio, los habitantes de la aldea en– vían a mensajeros para llamar a sus anligos y parientes, por muy distantes que vivan, y vencen cualquier obstá culo para asistir, lle– gando procedentes de Belice, Stann Creek, Trujillo, etc., en sus botes de vela. Esta fes– tividad dura de tres días a una sem.ana, y lo– dos cooperan, trayendo sus ofrendas de licor. Los extraños, excepio los blancos, son reciLi– dos con muestras de agrado, codesía y con toda la atención de que pueden hacer gala. La festividad da comienzo a la puesta del sol, cuando se ponen a la orden los tambores y los licores, y se corrdenzan los cantos y dan– zas, los cuales se continúan con todo el en–
tusiasmo y contento caracierístico de los Ca– ribes. Garrafas de cristal, vasos para beber de cristal, m.anteles blancos y la loza de ba– rro Inglesa, provocan una sensación de fmni liaridad en la mente del Inglé3 El licor es repartido en vaso:!), a la usanza Inglesa, por un lado, y la botella por otro. Hay valÍas hamacas grandes y muy lin-,pias de algodón, amarradas en distintos sitios para comodidad de los viejos, (quienes hacen el papel de ob– servadores), para el viajero canoado, o para el danzarín agotado. Es máxima, es esas festividades, que la buena bebida debe ir acompañada por la buena comida. Por tan–
fa preparan varias mesas, bien abastecidas,
y hasta 8unfuosan1.ente se podría decir, en las cuales toman pade y disfrutan tod03 sin cereInonias o limitaciones. En un siiio pue· den haber varias lTIesas, COIYlO de lres pies de allo y dos o tres pies cuadrados, cubiedas de manteles blancos, y adornadas con flecos rojos y amarillos. Sobre algunos de los man– teles se ha puesio grandes trozos de pan de cazabe, que sirven com.o plato y platones; ofras mesas, para los capitanes, Henen ga– rrafas y todo tipo de loza de barro necesaria. En un platón hay cerdo fresco o seco, y en otros pescado fresco y seco y carne de aves. Aquí uno se puede dar gusto saboreando las carnes Inás deliciosas, lales como carne de venado, carne de "warrie", carne de "qual–
mo"; uno se puede saciar de for luga, o .lasa· jo, sopa de pimientos, en grandes ollas, s;–
tuadas en diferentes puntos, para m.ojar el pan de cazabe en ella, de esta manera sua-
visándolo y dándole mejor sabor. Siendo es– ±a una de las cos1:umbres de San Vicente, Se
guarda con mucho celo. Cuando una fami_ lia Se encuenlra con oJra, so saludan con mu~
cha aluabilidad y cordialidad, y aún en me– dio de su gran regocijo, no se ploducen ri– ñas. J-Iacia el aluanecet' las mesas empiezan a verse basiante vacías, habiendo sido con_ sumido casi lodo, incluyelldo los plaios, pa– la pronio ser llenados de nuevo por los pró– digos anfitriones de la fiesla, quienes tan pronlo corno aparece la luz del día, comien_ zan a poner nuevos plalos y mús carnes.
Las lTIujeres Cfl.rihefi p.n gran número lan1.bién se agregan a la festividad; y es muy agradable observar su conducia modesta y
callada, tm' dislanies como eslán de la so– ciedad civilizada. Esias canlan y bailan,
consistiendo la danza en un sin1.ple movi– mienio de vajven con las manos y pies, al– ielnativarnente, acompañado de una pecu– liar en.tonación de la voz; y debo admitir que {uí lo 5uficienternenl:e rudo de maneras
COIT10 para no senfirn,e arrobado por el acom– pañamiento.
Ellos se equipan en esas ocasiones ~fan
bien como se los penniten sus fi.nanzas, y la variedad de colores en SllS atavJos es algo verdaderamente agradable. Se amarran en la cabeza un pañuelo grande de color alegre o vivo esíampaclo, dejando que las puntas les caigan hasta los hombros. El traje bási–
caITlenle es blanco, cubri.éndoles los brazos casi hasta el codo, quedando desnudo el res– 10 del brazo. Del cuel po principal del vesti– do va pegado el reslo del atavío, que les lle– ga hasta los pies, y que siempre se hace ele un eSlmupado de vis±oso coloridO, con dos o Ires vuelos al pie, algunos solo tienen uno, y por consiguiente añaden dos o ires trozos de cinta roja a distancias regulares alrededor del borde inferior, lo cual le da realce y lo pone en relieve. Son muy educados con los exlraños, bondadosos, complacientes y servi– ciales, pero sobre todo, se les debe dar el pre–
m.io de la alabanza más grande, por su exire–
m.ada limpíeza.
Los hombres van siempre ataviados vis– tosamenie, y iienen una apari~rtcia de sere– na alegría. Son atenlos con cualquier ex– traño; pero para el hombre blanco se desha– cen en aten.ciones, y todos se desviven en gentileza '{ hospitalidad para hacerle una impresión favorable, en Jo cual raralnente fracasan. Por el mom.ento esioy hablando de ellos solo cuando se les ve en una festividad; en otras ocasiones tienen los defedos que le son com.unes a toda la humanidad. Es cos– tumbre general en todas las festividades que los hombres se emborrachen, pero raramente "ñen. Algunos beben el horrible aguar– clien.le, y muchos airos el fuerJ:ísin1.o "anisoú", durante las celebraciones de la fes±ividad, sin que les afec1e mucho, pero aún con la esperanza de llegar al mismo estado de guS– tosa embriaguez en que se encuentran sus
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