Page 122 - RC_1966_01_N64

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Lo que sigue es una lista de produelos, los rnás apelecidos por los Caribes, a cambio

de sus provisiones y lrabajo, y 1arnbién son

los requeridos por los Sambos o Mosquitos y los Indios:

NOTA: Los que están maleados con una U,c" son apeteci– dos pOl los CmilJcsj los maleados con uua "M" pOI los Mos–

quitos; y los maleados pOl una "In pOl los Indios.

C M I - Osnaburg, 23 a 25 pulgadas de ancho. - C M - Estampados, Horeados ale–

gres, y telas viejas, si aún están en buen OB–

rado. - e - Pañuelos grandes, de vis1osos es–

tampados, rojo y azul en especial. - C M – Calicos grises. - C M - Levita azul tejida de tela alanada y gorras rojas. - C - lIilo de Os– naburg. - C M - Pañuelos de imüación de Madras. - C - Rollos y motas de algodón. - C - Esparadrapo y balones blancos de hue– zo. - C M 1 - Agujas números 3, 4, 5 Y 6. -– C M - Calico Blanco. - C M 1 - Ganchos nú–

Ineros 4, 6, 7, 8 9, 10, 11, Y 12, Y volantes

(parte de una máquina), principalmente del número 9 arriba. - C - Jabón aluarillo – M - Rifles de piedra comunes y piedra de chispa. - C - Rifles de piedra de calidad me– diana. - C M Anteojos de larga visla (ho– lax;deses) -- C M I - Machetes Ingleses de ho]a de. alfanje. - C M Pipas para Negros, de hornIllo grande. - e

M 1 - Pólvora FP.

-C M - Tiros BB y números 1 y 2. - C M– PeInes de Negros. - e - Cuchillas de afeHar tijeras, platones, plalos, tazonas, jarros, la: zas y escudillas, panas elc. - C M 1 - Nava– jas. - C M Cuchillos bien puntudos, con sus vainas, de 9 ó 10 pulgadas de Jargo. - C M– Ollas de hierro, de medio galón hasta de 6 g.alones. - C M - Lima o pulidor de superfi– CIe plana. - C M - LicorefJ. - C M - Tabaco negro y en hoja. - C M - Pantalones de lona y de tela de sábana. - e

M - Cintas blancas rojas, azules, café y negras. - e

M L - Cuen: tas rojas, azules, blancaa y negras. - e

M – Imitación de granates y coralefJ diminutos. – e

M - Platos de aluminio. - e

M - Tela para sábanas, en trozos de 36 yardas. - e

M - Sa– lempores azules (?I - C M - Paños anchos. - C - Azadas y podadoras. - C M 1 - Sal. . Cada aldea ,?aribe liene un capitán de– SIgnado, el que SIempre posee una comisión del rey. La siguiente es la copia de una co– misión dada al Capitán Greenwich, de Cape Town, en 1841, de la cual yo fuí tesiigo de la firma del rey en Black River. Le fue leída y este comprendió su significado:

"Teniendo confianza y fe en su habili· dad, integridad y valentía, nosotros, Robert Charles Fred<;ric, .r.ey de la Costa Mosquiia, por esie medlO elIJO y doy el cargo de capi– tán de los Caribes en el dislrito de Cape Town, advirtiéndole que nos avise de cual– quier peligro o traición, etc, que afeele la seguridad de esle nuestro reino, y que en lo–

do. tiempo nos rinda sus IYlayores servicios y

aSIstencIa para capturar a cualquier delin– cuente en cualquier momento, entre los lími-

tes de nuesrro territorio de la CosJa Mosqui_ ta, y para m.anlener la paz y buena volun_ lad hasta donde esté a su alcance en el dis_ ti'Íl0 de Cape Town. También le damos la potestad de llevar a todos los delincuentes que capture, anle los magisfrados en FOrí Wellington, Black River, para ser debidamen_ le examinados., Dado bajo nuestra mano y

seno, en esíe dla de '"

"Firma Robed Charles Frederick,

Rey de la Nación Mosquita". Es evidente que ninguno de los Capita_ nes del rey pueden leer esle documento, sin

embargo, sin él no se considerarían de nin–

guna irnporiancia, lnjenlras que con él, no

hay súbdHo rnas digno de confianza. Si en cualquier momenio el rey rnanda por el Ge– neral Lowry, en cuyo disirUo habitan los Ca–

ribes, éste hace un llamado a los capifanes

para que éslos le suministren de 20 a 30 ayu– dan les para que lo acon1pañen a la residen_ cia del rey en '!'I.asla: o donde quiera que sea.

Cada capü~n. ±lene dos ayud,,:ntes que

pres:l.an sus serVICIOS duraníe dos anos, y cu–

yo deber es capturar a cualquier ~ulpable'3Y

llevarlo ante Jos maglsJrados: y SI se les de– clara culpables, azoiarlos con un látigo del

cuero de znanafí, lo cual es necesario rara~

menie, debido a que los CarilJes son un gru– po pacífico. Si no hay n1agistrados, se reu– nen los capitanes y deciden la sentencia ellos

nlÍs:rnos.

Para entrar en ±ra±os con los Caribes, es

menester hacer un contraía escrito, requirien~

do que le pongan su seña (a faHa de finna): al hacer eslo, ellos quedan entendidos de que la exigencia es inútil porque se puede obie–

ne:"t satisfacción al solicita.rla a los capitanes

Caribes. Entre los muchos Caribes que he

empleado, solo sé de dos casos en que inten~

taran algo indebido. Los Caribes han de– seado par mucho tiempo tener una escuela, y he oído hablar lo suficiente para tener la cer– i",za que la llegada de un misionero, espe–

cl2.hnenle si estuviera en posición de ense~

:¡'i..ar, sería recibido con gran júbilo, es más,

el Capitán Samboler me dijo, que le habían promelido en Belice que recibirían Ja visita ele uno, pero que en vano lo habían espera–

do; las consecuencias son, que esa gente manda a sus niños a Trujillo, para ser bauti–

zados en un'" iglesia EspaB.oJa. Tan grande

es su deseo de mejorarse, que estoy seguro que muchos pagarían para que les enseña– lan a leer 'l escribir, y es una lástima que esa genJe, tan ansiosa y capaz de adquirir cono– cinl.ienfos, se deje en tal ignorancia, rnienlras

que el talento de tantos hombres inteligentes es malgaslado en la superstición ciega y el fanaHsmo.

Un anciano Caribe, que al\ora vive en

Li±±le Hock, fuera de los límites de Victoria, me dijo que cuando eslaba muchacho, llegó a la Costa Mosquita con algunos compañero~,

que consislían de dos hombres viejos, dos nI-

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