This is a SEO version of RC_1966_01_N64. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »igual que en muchas olras, hay nurnerosos árboles que dan un fruto muy grato, el "ca– rabou". El terreno es poco fértil, y no apto para el cultivo, pero el pasio es bueno y el ganado vive bien de él.
Este bello trecho de terreno, que se ex– tiende varias millas a ambos lados, reahnen– te parece haber sido planeado por un hábil
experto en jardines, y esa es la prÍ1nera hn– presión que da; eslá adornado con frozos de
tieHa conteniendo árboles de "papier", de 20 a 50 yardas de diámelro, y de arbustos bajos, en los que se esconden los venados; y yo me he sobresaltado al pasar al lado de los
arbustos sorpresivamen±e, de ver a los ve–
nados huír asustados a airo escondite. Hay también grandes can±idades de elevados pi– nos. Sin embargo, parece faliar algo para
completar el cuadro; es ~l portón, la alame–
da, la mansión de bloques rojos, y el viejo esquire Inglés, porque por comparación de– bido a la similitud, uno siente la inclinación de buscarlos, pero no se encuentran aquí. No, este es el dorninio de la naturaleza, y fe– lices deben ser sus hijos <;le haber nacido pa– ra gozar de sus frutos, tan. pródigamenie ofre– cidos por la generosa Prqvidencia.
Algunas de las arboledas de pinos en la Costa Mosquita son considerablemente má" extensas, y ofrecen más venlajas, por los nu–
merosos pinos p't'"oduc±or~s de alquifrán rojo,
y terebintos que destilan tremen±ina; pero, en este lugar, la mayoría de los pinos pro– duciores de alquitrán rojo han sido cortados
por los nativos, de vez en cuando, para ha–
cer sus antorchas y par",- oiras finalidades. Esta madera, por su largo y rectiiud, es muy útil para la construcción y para más±iles, ber– lingas, ete.
Hace algunos años un caballero cons– truy6 una vivienda en esta arboleda de pi– nos, e hizo transacciones para la compra de unas cuanias cabezas de ganado de cuernos y mulas a los Españoles, en la cuna del Río Polyer, y obtuvo muchas cabezas, que fueron transportadas río abajo, y situadas en la ar– boleda de pino, para recuperarse del viaje, antes de ser conducidas a lo largo de la cos– ta hasta su destino ,el Cabo Gracias a Dios. Desafortunadamente este caballero dejó el cuidado de su ganado encomendado a unos nativos y Se dirigió al Cabo para esla allá para recibirlo. Cuando llegaron a su desti–
no habían disminuido en número él menos
de la mitad, debido al descuido y falta de in–
terés de los encomendados, al cruzar los ríos,
donde, con un poco de prudencia, 110 perece ni uno solo; al contrario, se les echaba a to– dos juntos al río y Se les dejaba que se las arreglaran solos; de modo que se apiñaban y se impedían el paso mutuamente, y así se ahogaban. Al ganado y a los caballos Se les
ayuda siempre a nadar para cruzar lagunas,
sin el menor accidente; se ata una cuerda al cuello del caballo, un hombre en el centro de un pipante o "dory" le sostiene la cabeza,
mientras otros dos o tres rem.an hasta llegar al aIro lado.
En las al'boledas de pino, montones de tierra se elevan por sobre la superficie de la planicie, hasta una alilJra de 8 ó 10 pies o
más, ieniendo una cima lo suficientemente aluplia y plana como para construir una cho~
za; esios U1.onlones de tierra a veces cubren
ioda la planicie, pero no en línea recia. Al– gunas parles de la planicie son pantanosas y abundan las pequeñas incomodidades, ta:
les coxno mosquilos, pulgas y pequeñas Ser–
pienies inofensivas; pero el uso de venenos adecuados pronto djsrninuiría su número y
sus visitas Al abandona! la arboleda de pi–
nos, el río tenía la rnisn'la apariencia, un roa. torral contí.nuo; hasta que a la sazón, el pa. norarna se avivó un poco por la presencia de
plantas de repollo, y el esbello y saleroso
bambú, que es muy útil, cuando se parie en dos, para construir paredes de casas. El árbol
de repollo también es n"luy valioso para el
mismo propósito; pOl eje.cnplo, si se carla en
la época adecuada, el tronco da cuatro tro–
zos grandes, como de ocho o nueve pies ca·
da nno, que se pueden sacar de él, y de ca.
da uno de esos frozos, se pueden obtener
cinco o seis lablones, de pulgada y cuatro de grueso y corno de siete pulgadas de an– chura, siendo por lo lanto un árb.ol valioso para empalizados. En la cima del' árbol da
una sustancia escamosa, como de cuatro o
cinco pies de largo, y de 12 a 15 pulgadas de diámetro, de acuerdo con el tamaño del árbol, de un sabor baslante parecido al del repollo; esto es muy gustado por los nativos, y puede ser cOlnido, aunque poco, por los Europeos, cuando está cocido. Si se come
del'nasiado pude causar diarrea. En cierias
épocas del año, el ave deliciosa, llamada "quahno", se alimenta del fruto de éste ár– bol. Más allá de una bahía arenosa (1) per– turbi'unos a una manada de grandes pájaros, llamados los "Cuervos John", que estaban sobre el cadáver de un lagarto lnuerto; esfas
aves son verdaderas lirrtpiadoras, siempre
trabajando, relirando la basura de animales
ITIuertas, de ITIodo que sus vidas son consi– deradas sagradas ±anio por los nativos como por los colonizadores.
Finalmente llegarnos al sitio alIado oc– cidental del río COlno a 16 millas ,ío arriba, que, de acuerdo con las palabras de un an–
ciano lVTosquito, en un tiempo esiuvo habi~
lado por los Ingleses. Al desembarcar, exa–
nlÍnanl.os con cuidado la región, pero no en· con±ramos señales de viviendas; evidenfe–
mente habían habido plantaciones, porque donde quiera que el hombre bl anca pone s,,:s pies, deja señales inconfundibles. En un 51–
±io encontrarnos un naranjo de Sevilla car-
(1) Se conoce como bahía alellOSa los bancos de mena que hay en un 1 Íó en la época seca, qUé se cubHm de agua en
la época lluviosa. En esas bahías acampan los nativos Y
atlos cuando viajan lío abajo o lÍo uuiba
38
This is a SEO version of RC_1966_01_N64. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »