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« Previous Page Table of Contents Next Page »individual. Podría modificarse la ley de agri– culiura, quitando al hacendado el derecho ele perseguir por deudas al operario, pero esla disposicion ha sido ensayada en Guaiemala hace cinco afios, y no ha producido resuHa– do alguno, hemos visfo ya que es imposible prohibir el cul1ivo del plátano, de ial modo que el único remedio practicable sería la for– macion de ,-,na sociedad cenfral de agricul– fura, cuyo objeto principal sería promover una coalicion de los hacendados, para llegar paulatinamente á suprimir los adelantos
Mientras esio se resuelva, se hacen ade– lantos á los jornaleros, parle en dinero, par–
le en efecfos, con el objefo de asegurarse de
~u frabajo. El jornal se paga regularmenie
a ra~on de 20 cts. por el día, entendiendo que el dla representa seis horas de lrabajo efec– fivo, es decir, desde las seis de la mañana á la una del día, deduciendo una hora para 0.1–
rnorzat", de las ocho á las nueve Se dá 10
cis. mas por la farde, es decir, fres horas de frabajo e{edo, entre las dos y las cinco de la farde. El operario come enire la una y las dos" y cena enlre las seis y las siefe. La ma– nutencion 'le con1pone casi siempre de for– HUa ó plátano, carne y caldo, arroz ó frijoles y queso. Actuahnente el coslo de esla ma– nutencion se valúa tIe 40 á 60 cts. por Sema– na, es decir, 6 á 10 efs diarios. Se deduce de esto un térnUno medio y total de 36 á 40
efs. por nueve horas, es decir, de 4 á 5 cis. la hora. Se llama tarea el trabajo correspon– diente á seis horas de trabajo, valiendo por consecuencia cada larea, de 24 á 35 cls. Cuan– do se emplean muchachos ó mujeres, su tra– bajo se valúa, inclusive la manutencion, en
15 efs. . . Se l~¡>.ma "huerta:' una pequeiía planta– Clon deshnada al culhvo de los productos de consun10 usual. Sería difícil hacer su des– cripcion, porqué en una huerla hay un poco de fado. Ger¡ér1"lmente la parle principal Be compone de un campo de maíz (milpal, y de uno de pláfanos (chagüiie); acá. y acullá se ven á.rboles frutales, á veces un poco de ca– cao y de café, yuca, quiquisque y otras va– rias hortalizas. En la fierra fria ó templada se encuentran en las huerlas arroz, cebollas irigo, papas, cebada, etc ... Si la huerta tien~
habitacion, lo que es lo mas frecuente, se completa con un jardin de llores, en que se halla casi sien1pre un árbol de achiote, y uno de chile para el uso de la cocina: además el acompañamiento ordinario de gallinas y de cerdos, mantenidos con el descuido de la América interlropical, en que muchas veces e:,tos animales no comen lnas que desperdi–
CIOS y basuras.
. La palabra. "haciend,a" lleva consigo la
Idea de un culflvo espeCIal, desarrollado en
cierta escala, y casi siempre confiado á un
mandador, el dueilo vive en la ciudad veci– na, y, de vez en cuando, (el sábado por lo regular), viene á la plantacion para dar sus órdenes y arreglar las cuentas. Pero es casi
imposible evitar la muliiplicidad de los cul–
±ivos. Por TIlaS que se quiera tener una finca
dedicada, por ejemplo, únicamenfe al cacao
no tarda uno en verse obligado á zembra;
nmiz y plátanos en canlidad suficiente para
la manuiencion de la genle que ocupa; es
menester tambien un potrero 6 pradera arti– ficial, para Jnantener las bestias de montar y
los bueyes de tiro, así como las vacas leche_
ras necesarias para el servicio. Muchos Se
han visto obligados á hacer ellos nUsmos cal ladrillo, teja y adobes, á aserrar sus madera~
y tablas, y aún á forjar el hierro que necesi_ taban; nadie puede fig,-uarse los males que afrae el aislanUenio, y este aumenta en el invierno por el mal estado de los caminos.
Sin. embargo, esos jnconvenien.1:es son ±oda–
<Tia peores cuando se irata de un extranjero
inmigrante, y que, al principio, no posee mas
que un pequeño capital. Unos han debido
hacerse á ]a vez agricultor, arquitecto, carre–
tero, cazador y pescador, y á veces marine. ,-os; olros se han visfo obligados á hilar y te. jer algodon, fabricar jabon y candelas, y aun
á ir a sacar la sal del U1ar.
III
Antes de pasar al examen de cada cul. iivo en particular, daremos algunos datos ge. nerales de economía rural, aplicados á Nica. ragua.
CAPITAL DE BASE (1).
El valor de una finca, ya Gea que se quie.
ra crearla, ya sea que se quiera comprarla,
puede estimarse conforn"le á los daios siguien~
ies:
Valor del fondo. - La caballe,ía de monte cualquiera, una con oLra vale: $ 50. Te· rrenos eGpecialmenfe buenos (de pan llevar), el). monte, de 100 á $ 200.
Habitaciones y construcciones. - Una casa
de 12 varas ele largo, paredes ele horco·
nes, cañas y barlo, con un corredor de
cada lado, cubierta con tejas, sin enla· drillarla, ni blanquearla, cuesta: $ 400.
Una casa de 6 varas en cuadro, cubierla con palmas y paredes de caña, cuesfa: $ 16 Una presa, segun su importancia, altura y espesor, y Gegun la anchura del río, puede valuar.~e en 2 á 3 pesos la va· ra cúbica de mampostería. Un obraje para elaborar añil, comprendiendo tan· que, ren1ojador, batidor y accesorios va– le: 800 pesos. Un pozo de 25 val"as de hondo con su brocal, 25 á $ 30.
Pequeñas construcciones. - Son muy pocas
(1) RecOldalcmos aquí que todas nuestras cuentas están en pesos fUCl tes y centavos.
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