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« Previous Page Table of Contents Next Page »á la comida ó al cuido. Se n'lanÍienen, ora
~n pOÍreros cercados, ora en caballeriza: en esÍe último caso, se les da todo el añe¡> zacate verde, ó guale seco en manojos, sin ciiro gra– no que un poco de maiz, con ó sin sal. Las caballerizas mas confortables se cOlnponen de una canoa, esiablecida debajo de una ga– leria abierta á iodos los vienios; pero mu– chas veces el animal esiá sÍlnplemente ama– rrado á un árbol, en medio de un patio, y expuesto al sol ó a la lluvia. Los anÍlnales se bañan todos los dias, pero casi. nunca se a,lmohazan, y al momento de montarlos se les pasa el freno, tal como se les quitó el dia an.l:erior, sin pensar en limpiarlo. Hay mu– cho que decir sobre la consiruccion de los frenos, el modo de ensilllar y manejar los animales, el uso y forma de las espuelas, etc., sin embargo basta lo que acabarnos de decir para comprender que, con semejantes proce– dimien.l:os higiénicos, que bas.l:ardear5an en
50 años la raza mas pura, la de los caballos nicaragüenses no puede mejorar mucho, ni producir sugetos muy noiables. Son en ge– neral malos corredores, sin resistencia ni an– dadura, y pueden muy bien considerarse co– mo animales útiles, pero no corno animales de gusio. En verdad hay unos buenos, pero están señalados con lanto aprecio y excep– cion, que confirman la regla genera! que acabamos de enunciar. Ademas el caballo se emplea casi únicamenie en las ciudades ó poblaciones, para el paseo, ó sino sobre los caminos buenos y por un viaje corto; la ver– qadera cabalgadura de resistencia del país es la Mula ó el Macho, ambos tanio mas apreciados, cuanto que los caminos, aun los J.¡1.ejores, no dejan de presentar pasos difíci– les, que los animales están á cada momento expuesto á privaciones, y que, en fin, el lnu– lo está mas en proporcion con los hábi:tos na– cionales en cuanto á equiíacion; en e~eC±o, en Nicaragua iodo el mundo es jinete sólido y qiestro, pero es f4cil reconocer á primera vis– fa que se ignoran las reglas, aun las mas ele– mentales, del ar.l:e de montar á caballo. Casi nunca se manían las yeguas, y todos los ca– ballos se casiran.
Las Mulas (Equus hinnus) son á veces muy hermosas, y 10 serán iodavía mas, cuan– do se introduzcan asnos mas grandes, que los demasiado pequeños, y sobre todo ¿enlasia– do descuidados, que se emplean aCÍualmen– fe en su produccion. Son casi todas de una docilidad muy extraordinaria, y los machos son todavía mas mansos. Todo el tránsito in– terior, fuera de los raros caminos carreteros, se hace por lnedio de mulas de carga. El sisiema de aparejos y el modo de cargar son en verdad groseros, pero n'luy sólidos y muy interesanies por sus veniajas. Se noia en su consiruccion una preocupacion consiante, que iuvieron los primeros pobladores, en el Hempo en que las comunicaciones con Euro– pa estaban muy escasas, para evitar el em-
pleo de hierro, y en general para fabricar io– dos los uiensilios que necesiíaban, con los maieriales que se encontraban corrientemen– te en el país. Muchos enseres de uso común están afligidos del mism.o vicio de consiruc– cion, que ahora es injustificable.
Los Asnos (Equus asinus) son poco nu– merosos, casi iodos reservados para la pro– duccion de n'lulas. Es raro verlos emplea– dos como besiía de carga. Muchos particu– lares piensan, en es.l:e momento, en hacer al~
go en el sentido de la an'lelioracion y rnulti– plicacion de esios animales tan úiiles.
Las Cabras (Capra) no se crian para la fabricacion de quesos. Solo se bebe su le– che, y á veces se tiene en mira la produccion de los cabros, cuya carne es estimada, cuan– do son jóvenes y casirados. Son m.uy pocas, en proporcion de las comodidades que el país ofrece para criarlas. Nada se hace res– pecio al com.ercio de cueros de cabri±o.
Por el conlrario, el Cerdo (Porcus) es n'luy apreciado, yeso se concibe en un país donde iodo se cocina con manteca de puer– co (chancho). Se han inlroducido algunas razas variadas, pero hay iodavÍa mucho que hacer en esie sentido. No se crian los cerdos en grande escala: cada casa, por 10 regular, Hene uno ó varios, que reciben diariamente una racion corfa d~ luaiz, y por lo demas se manfienen con inm.undicias. Es preciso con– fesar que, si este sis:l:ema es un modo eco– nómico de procurarse luanieca, al mismo iíen'lpo da una carne de mala calidad, y aun nociva para la salud. Es difícil imaginar se– mejanie abandono, acerca de un artículo esencial en la alimeniacion pública, cuando el maiz, y sobre iodo el plátanq, suminisiran cosechas desproporcionadas, y cuando esiá probado por la experiencia, que el cerdo en– gordado Con n'laiz y pláiano, c;la una carne
lan firme y tan hermosa como la que se ob– tiene en Europa por los procedimienios regu– lares de ceba.
Los Perros (Cania domesiícusl han lle– gado, por cruzamienios exagerados, al ú1±i– mo grado de la basiardía. Sin embargo, aunque todos sean feos, sin carác.l:er físico y afligidos de enfermedades congeniales, se hallan algunos buenos para custodiar las ca– sas. Es el único servicio que puede esperar– se de ellos. Los que cazan, lo hacen mas bien para sí que para el cazador, y sin nin– gun método. Los gatos (Felis) se han man– tenido mejor co:mo raza; pero no :tienen pa– ra perseguir á las raias el mismo empeño que en países mas frias.
En cuanto á las aves de corral, forman una de las ramas m.as prósperas de la peque– ña agricu1±ura. Así es en iodo país donde no hay otra carne que la de res: los huevos y las gallinas llegan entonces á ser un objeto de primera necesidad. Hay algunas razas de Gallinas (Gallus) bastante hermosas; se man– :tienen muy bien sin airo grano que el maiz,
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