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Vamos ahora á examinar de un modo general el régimen colonial de los Españoles, dando al mismo tiempo la lista cronológica de los gobernadores de Nicaragua y las fe– chas de los acontecimienios mas memora– bles.

A Oriíz sucedió Francisco del Valle Ma– rroquin (1575), y en 1582, Silvesire de Espi– nosa.

Vino despues Diego de Arlieda y Chiri– nos (1586); que habia sido ya gobernador de Cosiarica. A esie es debida la iniroduc– cion de negros africanos esclavos, que se ha– bia hecho necesaria por la gran despoblacion de Indios. La indusiria recibió con esio al– g11n adelanio; pero lo que desarrolló mas la prosperidad del país, fué la presencia de pi– raias sobre las dos cosias de Centro-América, con cuyo lnoíivo todo el comercio tuvo que hacerse por Nicaragua, enriqueciéndola así con deirimenio de las airas provincias. Esos piratas eran un conjunto de aven– tureros de la peor especie, por lo general In– gleses, Holandeses y Franceses, que, desde el descubrimiento de Am.érica, exagerándose sus riquezas y exi±ados por el cuidado celoso con que Esparla prohibia la entrada de sus colonias á los extranjeros, se habian organi– zado en las Aniíllas, y de allí dirigian, sobre los puntos repuiados mas ricos de tierra fir– me, expediciones que su valentía y audacia hacian muy peligrosas para los recientes es– iablecirnientos.

Desde 1570, Centro-América se vió obli– gado á comerciar por el mar del Sur. Los pi– ratas no dejaban salir nada por el mar del Norte, sino por los puedas de Veracruz ó Car– tagena, de donde los navíos sallan escolta– dos por buques de guerra. Pero, en 1579, penetraron tambien los piratas en el mar del

(2) Hay pelsonas que plctenden que nunca ha podido Nica– lagua ploduch vino No solamente tenia vino, sino que éste gozaba de mucha leputacion, y hacia llna competen– cia temible á los célebles vinos del Pel Ú, Rabia dos co– sechas al año: la pdmela en agosto, y la segunda á fines de octubre, con tal que se podasen las pallas ocho dias despues do In plimela vendimia Las plUebas de lo que acabamos de decil son tan numelOsas, que no sabemos cómo haccllas entlar en una nota Monseñol Pelaez, en sus Memorias para la Historia del antiguo reino de Gua. temala, las ha

Sur por el estrecho de Magallanes, al mando de Dracke, y en 1583 fué necesario fortificar el Realejo, en prevision de un ataque de su parie. Las lnercancías tuvieron entonces que pasar por el lago de Granada y el rio San Juan. En la parie baja del rio esperaban noticias ó mandaban á reconocer la salida, y si esiaba limpia de enemigos, las embarca– ciones salían y se dirigian por la costa hasta Nombre de Dios ó Cariagena Granada ad– quirió así una supremacia extraordinaria en los negocios interiores de Centro-América; pero tambien los piraias, para vigilar esle tráfico, se esiablecieron en toda esta cosla de la Tologalpa, que se llamaba costa de las Perlas. Insialaron una madriguera en la la– guna de Perlas y aira en la de Blewfields, en 1589, siendo enlonces gobernador D. Cárlos de Arellano, sucesor de Chirinos (1).

La prosperidad de Granada, que debia' atraerle muchas desgracias, llegó á su mayor auge en 1592, bajo la administracion de Bar– ±olomé Lences, y bajo la de su sucesor, Ber– nardino Ovando (15941. Ella es fa que dirige las voluntades del pais. En 1598, al advenimiento de Felipe IlI, ella es quien pi– de se ponga en estado de defensa el "Desa– guadero", que los piratas de la costa amena– zaban subir hasta el lago. Habiendo sido rechazada esta peticion, es todavía Granada que provoca una agitacion general de la pro– vincia (1600), con motivo de la ejecucion de las ordenanzas inhumanas de 1595, que pro– hihian el cultivo de la viña (2), del moral, del olivo, del1ino y la cría del ganado lanar. Esie movimienio popular no pudo ser apaci– guado sino por el establecimiento de un pre– sidio con guarnicion en San Cárlos (1602).

En. 1603, fué nombrado gobernador Alonso Lara de Córdova, que comenzó á lnandar varías expediciones en. la Tologalpa, con el objelo de edender poco á poco la par– te civilizada del país hasta la costa del Nor– te. Era el único modo de impedir el des.a– rrollo de los establecimienios de filibusteros á lo largo de dicha costa. Algunos misione'– ros :trataron de catequizar á los indí:genas no reducidos, entre los cuales los filibusteros en-

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