Page 88 - RC_1965_06_N57

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rios tanto en maieria civil, comercial o cri–

minal concernientes a citaciones, interroga– torios y cualquier acto de procedinúento o de instrucción. Los demás actos proceden– tes de acción personal, ya sea en :materia ci· vil, comercial o penal, siempre que hubieran recibido el auto de "pareatis" obtendrían también en cualquier Estado, igual fuerza que la de los tribunales locales de que ema– naran, sin que esto signifique que los Tribu– nales de Justicia pierdan su actual autono–

mía.

Algunos se preguntarían: ¿,Es posible que a esta altura de los acontecimientos po– lí±icos continentales sea tanto en el campo legal, corno en general, una política nicara– güense la de accionar de manera individual y buscar soluciones aislacionistas para pro– blemas esenciales, sin tener en cuenta el sig– no positivo de la acción en común de estos tiempos?

Evidentemente no es posible en nuestra época el aislamiento dentro de las fronteras patrias, como medio para el perfecciona– miento, que resulte en un provecho general para la nación y en una ventaja incalcula– ble para los demás.

Por otra parte el !'t0mbre es ~oci,?ble por naiuraleza. En el prImer peldano de la es– cala, consideremos que aunque el cenobita logre algunas veces su personalidad se verá ésta desunida y empobrecida sin el contacto con la de los demás. El aislamiento procla– mado en la alegoría de la caverna de que rios habla Plaión en "La República", ya no es posible.

No es pues exiraño que ya al nivel de Estados, Se iniente seriamenie remediar los problemas que nacen del roce de leyes cuan– do nuestros avances van más allá de las fron– ieras pairias.

Los pueblos de Centroamérica podría– mos decir, tienen una comunidad de desti– nos histórico-geográfica. No deberíamos mantenernos desunidos. Aislado, cualquier Estado, no sólo los centroamericanos, pere– cería, por la presión de las fuerzas coaliga– das, ya sean estas, materiales, espirituales o económicas. Contribuir a la grandeza y li– bertad de la patria grande, luchando por la uniformidad de sus leyes es deber sagrado y tarea colectiva de todos los centroamerica– nos que formamos una gran familia de pue– blos indisolublemente hermanados en tradi–

ciones, idioma, raza, religión, costumbres.

Aspirar al manteninúento de la justicia, la dignidad, la integridad, como miembro de una comunidad grande lliular de deberes y derechos, cuyo ejercicio garantizarían dispo– siciones generales comunes sería lo deseable

en orden al bien corrtún centroamericano.

Accionar individualmente buscando solucio– nes con fórmula propia a problemas legales

o de otra índole, esenciales sí, que vienen y

van I11.ás allá de n ues±ras fronteras, es siem-

pre un fervoroso anhelo pero no una reali– dad posible.

Cómo será más prudente accionar para lograr la unificación de la Legislación, d",n– iro o fuera de los :moldes ya establecidos?

Para el desarrollo de planes prelinúna– res podría quizás preventivamente crearse un Organo Consultivo de nivel internacio– nal, formado por representantes de cada país, al que se limitaría su competencia "ra–

fiane materiae".

Este Organo en su pri:rnera etapa formu– laría las bases para el desarrollo de la labor y prestaría asesoramiento en relación con las leyes de cada país a unificar, que tuvie– ran por objeto digamos, las grandes opera–

ciones de carácfer econémico y financiero, la

organización bancaria y monetaria, en gene– ral cuantas medidas afeciaran en grado tras– cendental a la economia de cada nación. Asimismo en su segunda etapa tendría competencia para atender las relaciones con la adquisición, regulación y pérdida de la nacionalidad y de los d;oberEjs y derechos de los centroameridl;lnos, l¡¡<s de ordenación po– lítica-jurídica de las 9rganizaciones del Esia– do, las de las basel'· dÍ'!l derecho mercanill, civil, social, pen¡¡<l y·procesal de cada país, e igualmente lal;l ,de las bases de la organiza– ción judicial. y acim;(nistr'ativa pública, como iambién las.dé la ordehación agraria, e in– dustrial, los 'plan",s nacionales de enseñanza y demás leyes, y acuerdos que no tengan ca– rácter de ley, P!'ro que pudiesen resultar ne– cesarios para realizar la verdadera unifor– midad de la ~gislación en Centroamérica.

Desde luego este Organo Consultivo no puede proceder improvisadamenie, su labor debe ser fruto de estudios exhaustivos ana– líticos y congruentes con las realidades cen– troamericanas. Comisiones de cada país de– berían en ca.da caso, formular proyectos, de– batirlos, delinear sus grandes orientaciones para. luego llevarlos al seno de comisiones de alto nivel Y. éstas preseniar al Organo Consultivo superior únicamenie 10 más con– venienie y más prácticamente realizable.

Para dirimir las controversias que sur– jan entre los Estados, desde luego, nueva– mente tendríamos una Corte de Justicia Cen– troamericana. Y también para ConoCer de los casos que ocurrieren entre los particula– res y uno cualquiera de los Gobiernés cen– troamericanos cuando procediere y Se hu– bieren agotado los recursos conforme a las leyes del Estado contra quien se recurriere.

Para finalizar, comprendo bien que este tema por demás susceptible y que la natu– raleza de su contenido político obliga a ser cautos y serenos en el enunciado de todos los juicios. No 9bstante no creo que la po– sición aislacionista sea la :más aceptable pa– ra ningún Estado Centroamericano y que uniformar progresivamente nuestra Legisla– ción es cooperar para el mejor entendimien– to de los países del Isimo.

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