This is a SEO version of RC_1965_05_N56. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »alquiló la casa que daba frente al Cuartel de Policía, supongo que era de don Federico Solórzano, donde pu– so una venta de harina El General Rivas estaba de– tenido en la policía, era er encargado de esa sección que pegaba al cuartel
El plan era así Leonidas COI reo con sus 150 hombres de la Momotombo entraría al cuartel que le abriría Félix Aguirre, el padre Matus tomaría la torre de la Iglesia, Toña Reyes vendría con sus hombles a colocarse en unas tapias que daban al costado sur del Palacio Nacional Aquíi también teníamos a Atiliano Torres que manejaba un cañoncito
En el campamento de Leonidas Correa estaba un ahijado de Zelaya, quien indudablemente era el espía oficial de Leonidas Yo traje con las armas a 20 mu– chachos leoneses, que recibió Juan de Dios Matus para alojados no se donde
Todo estaba dispuesto para las dos de la maña-na Fernando Larios era el encargado de manejar a los leoneses.
Es lo cierto que a la hora indicada el padre Matus estuvo en la torre de la Iglesia, Toña Reyes con Miguel Arias en las tapias del sur del Palacio, pero la clave del golpe era Jo llegada de Leonidas Quién sabe que imprudencia tuvo Leonidas con el ahijado de Zelaya, éste desapareció del Campamenlo y como a las cuatro de la mañana supimos que Leonidas había sido captu– rado y llevado a la Peni Nunca supe la forq¡a en que lo capturaron A Rivas le pusieron grillos, a Pedro lo capturaron en ra mañana y corno a ras 12 llegaron presos los granadinos que no sabían nada
Qué bravos se pusieron los conservadores de Gra– nada cuando averiguaron que la intentona era obra de Pedro Calderón
Salió a relucir de allí en adelante que Manuel se había cogido los soles que le habían mandado al Sal– vador Para un movimiento revolucionario, y decían después en Granada que mentar a Calderón era como mentar al Diablo
Las pistolas que yo había llevado y que no se pudieron distl ibuir, las deposité en casa de una tía mía, madre de ros Zerayitas, comerciantes de Managua Yo me quedé en Managua en1endiéndome con don Chico Castlo Hacía viajes con frecuencia a Co– rinto a dejar la correspondencia que iba para Iglesias Los leoneses que yo había llevado los tenía de re– serva Juan de Dios Matus Me encontré con don Chico un día y me dice "Venga acá" fuimos al Alma– cén de Chamarra y Díaz "Vea, me dice, "esos leone– neses que usted trajo son una brasa para mí y para Matus"
Este los tenía amontonados en un cuarto y que– rían irse o salir a cualquier parte "Vaya, continuó, "donde Matus y le dice que digo yo, que escoja entre los leoneses unos 4 ó 5 de los más resueltos y al jefe inmediato de ellos, un tal Aguilar, dele a entender de lo que se trata y es lo siguiente "Todos los jueves entre 10 y 11 de lo noche Zelaya va a visitar una que– rida Ocotaliana que está en tal parte Va sólo con un oficial"
En tal punto 2 muchachos detienen el coche, otros dos se entienden con el oficial y el cochero, yo me
las cirreglo con Zelaya para llevarlo en mi coche a una casa que le tengo preparada"
Pero don Chico, le Contestó "Usled no sabe que Zelaya es un toro, un atleta?
Pero yo soy más, me contestó Vea estas ga-llOS Y me extendió de veras unas manazas de pan– tera y me contó algunas historias de las correrías que con sus hermanos hicieron en Alajuela y San José
En la hora fijada por él yo estaba con 5 hombres apostados en un punto, y el coche de don Chico algo J,11ás distante
A mí, el cuerpo se me hacía carne de gallina Así estuvimos hasta las cuatro de la mañana Repar– tió don Chico una pIola a los hombres y me dijo que me entendiera con ellos y procurara despacharlos ese mismo día, -y nos despedimos-
El Almacén Chamarra y Díaz, era el punlo de cita de los conspiradores, porque todos los Díaz estaban en el movimiento a espaldas de don Salvador Chamarra Casi todas las conspiraciones que tienen muchos hilos, fracasan, pues uno que falle, comptomete a los demás
Don Chico Huete tejía demasiado fino, y ero algo teatral Para conversar con él, vestido de sotana, en un cuarto oscuro ponía una lámpara cuyo reflector le daba al interlocutor en la cara Yo lo que hacía cuando iba era voltear la lámpara para otro lado, que a él no le gustaba
Bien Una vez de regreso de Corinto me fuí a dormir al cuarto de Adolfo Díaz en una hamaca Antes de acostarme, Adolfo abrió el almacén por el l,ado de la calle y salimos con dos cervezas por la puer– ta del intel ior, por casualidad, porque no era esa la coslumbre, me desvestí y me acosté en la hamaca Serían los 12 cuando oímos un glan tropel de caballería, y que tocaban la puerta
Preguntó Adolfo quién era, y le dijeron la poli-cía
Adolfo, con muchó sangre fría, me dice Entra al Almacén y lo trancas por dentro
Recogió mis zapatos y ropa y se fue a abrir la
puerta Eran unos 40 de caballería Rodearon la casa y registraron el interior minuciosartlente Para el Almacén les dijo Adolfo no se podía porque Enrique se había llevado la llave
Cuando se fueron llega Adolfo adonde yo estabd y me llama, te andan buscando (El que me había denunciado era Andrés Murillo, Jefe Político de León) En la mañana, Adolfo y Enrique, fueron a rogar a los Dreyfus, dueños del Almacén contiguo, que per– mitieran ~brir un portón intermedio, botando unos far– dos pOI a que yo pudiera pasarme en esa casa Costó que consintieran
Me pasaron al Almacén de los Dreyfus al fin, y me encerraron en un cuarto Casi inmediatamente, hizo Jo policía un nuevo registro a la casa y Almacén Me contaron los Díaz que don Chico Castro llegó alarmado y pidió una botella de cognac y unos bollos de pan para mandarme, agregando A Amador hay que suprimirlo inmediatamente Sabe más de la cuenta, no aguanta 25 palos y nos lleva el diablo a todos Aquí traigo lo que le vamos a echar a la bo–
~ella
-70-
This is a SEO version of RC_1965_05_N56. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »