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CANTO A LA VERDAD

Agobiada mi sien con el pensar, Abrumado mi pecho del sufrir,

Contando de una en una mis desgracias Dejé por un momento de existir ...

Parecióme de pronto que me hallaba Del Pindo en la mansión. " Torno a vivir, Dije, y temblaba como tiembla el I'eo Junto al cadalso donde va a morir.

Mas de la lira que pulsaba Apolo Oigo el vibrar armónico y sutíl,

y al punto mis pesares olvidando, Siento el genio criador dentro de mí.

Aquella lira que al mortal fascina, Sonaba del Petrarca cosas mil,

De E'sprol1ceda, de Dumas, de Lord Byron, Dejándose en sus tonos percibir.

Que el cisne de la Grecia y de la Mantua Cada cual procuraba I'epetir; I\llOlo recorríó con ligereza

Los acordes qlle al mundo hizo venir.

y en todos encontré de que indignarme

y al punto mismo a l'ni pesar volví, ¡Todo fue Troya, dije, suspirando,

y como Troya todo fue mentir!

Aquí se enzalsa del Tirano adusto El genio destructor que jamás ví,

Allí se encomia la virtud fingida Del déspota más pérfido y más vil;

La hermosura aparente allí se alaba Por lograr un favor el más pueril;

y yo mismo ¡que horror! yo mismo siento Vibra,' la cuerda que en el al'dor febril Encendió en otro tiempo mis amores,

y cantos me inspiraba en que mentí; Temblaba, y de furor mi pecho lleno, Dominado de un loco frenesí,

Un grito exhalado cual del Ethna el tmeno Que del P;ndo la base hizo crugir,

Lanzóme sobre Apolo que extasiado Suelta la lira que rodó hasta mí, La huello, y la destl'Ozo y la aniquilo.

y el Pinclo dejo, y me elevé al Cénit; Entré al Empíreo, y ante el Trono Augusto Me postro reverente. Allí David.

Su arpa trinaba que inspiró los Salmos

y mil Cantares del cielo oí.

Entonces mi alma de ventura llena En torno viendo sin hallar el fin, La verdad esplendente contemplaba Tan solo digna de habitar allí.

El núrnen siento que del arpa santa Destila gota a gota sobre mí; En cántico de Isaías mi voz calita

y mi canto repite el Serafín•.

GRJ!;GORIO JUAREZ

A LA BELLEZA DE MI INCLINACION

Te quiero, si, como ninguno acaso Ha podido quel'er en este suelo, No se si sera amor; sé que me abraso,

y que nada mitiga mi desvelo.

Te quiero, si, porque el'es inocente; Porque eres pura cual la flor temprana Que abre su cáliz fresco a la mañana, Bella, fragante y refulgente.

Te quiero, si, por tus radiantes ojos, Que puro amor derraman sohre mi,

y quiel'o consumir todos sus rayos Estando sin cesar cerca de ti.

Te quiero, si, porque eres un modelo De perfección y de belleza rara, Pues que procedes del Empíreo Cielo: Escucha el canto de tu apasionado.

G. S

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