This is a SEO version of RC_1965_04_N55. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »Washington, pidió que le excusaran, y, par tanta, la señora de Lincoln invitó a la señorita Clara Harris y al Comandante Henry Reed Rathborne, hija e hijastra del senador Ira Harris
El grupo presidencial llegó al Teatro cuando la función estaba ya empezada Al entrar el Presidente, los actores suspendieron la representación y la banda interpretó Saludo al Jefe Lincaln hizo una inclinación de cabeza al auditorio y se sentó en una mecedora en la parte pos– terior del palco.
y mientros contemplaba el espectáculo, un hombre joven se adelantó con el loco desig– nio de asesinarle John Wilkes Booth, de veintiséis años y miembro de la famosa familia de actores teatrales de este nombre, un romántico enamorado del Sur, con la mente desequilibrada y bajo la influencia del alcohol, había hecho sus preparotivos con gran cuidado Unas horos antes de que comenzara la función había estado en el Teatro perforondo un agujerito en la puer– ta del Palco Presidencial Ahora había vuelto, y como la guardia se había retirodo, nadie le cerró el paso. Durante unos instantes atisbó a través del agujero Un momento antes, Lincoln había tomado entre las suyas la mano de Mary, y ésta susurró "¿Que pensará la señorita Harris?" El Presidente se rió "No pensará absolutamente nada" Conservó asida la mano de Mary mien–
tras seguía con atención la comedia
Sigilosamente Booth entró en el palco con una pequeña pistola Derriger en la mano derecha y un puñal en la izquierda, apuntó con la pistola a la cabeza del Presidente y apretó el gatillo
Lincoln se derrumbó sobre su asiento El Comandante Rathborne se precipitó sobre el intruso Booth le hirió con su daga y saltó sobre la baranda del palco al escenario, situado unos tres metros debajo La espuela de su bota de montar se enganchó en la bandera que adorna– ba el palco, cayó, pero se levantó rápidamente y gritó Sic semper tyrannis" (Así mueren los tiranos), la frase que pronunció Bruto en el asesinato de César.
La sala se convirtió en un manicomio Un joven cirujano del ejército subió al Palco Presidencial Mary aferró su brazo ¡Oh, doctor! ¿Está muerto? El doctor Charles Leale, de véintitrés años, miró la herida de Lincoln y su rostro se oscureció La bala había entrado por la parte posterior de la cabeza del Presidente, atravesó él cerebro y se alojó detrás del ojo dere-cho No había esperanza
El Presidente, mOl talmente herido, fue alzado por los hombros y piernas 'i llevado a la casa más próxima, situada enfrente del Teatro, donde fue depositado sobre un lecho
Llegaron miembros del Gobierno y
altos jefes militares El Secretario de la Marina, que estaba presente', anotó en su diario El excepcional paciente yacía atravesado sobre la ca– ma, que no era suficientemente larga para él Había sido despojado de sus vestidas Sus lar– gos brazos, casualmente descubiertos, eran de un volumen qué apenas podían esperarse de 'su enjuta apariencia Su respiración, lenta y profunda, levantaba las cubiertas de la cama a cada inspiración Sus facciones estaban serenas y causaban una gran impresión.
Lincoln luchó contra la muerte toda aquella noche. A las 7.22 de la mañana todo había terminado.
44
This is a SEO version of RC_1965_04_N55. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »